jueves, 22 de noviembre de 2012

Ricardo Luque - Aprueba el Congreso de Nayarit el artículo 24 en materia religiosa



Aprueba el Congreso de Nayarit el artículo 24 en materia religiosa


 César Ricardo Luque Santana
 

 Se aprobó la “reforma” al artículo 24 constitucional en la Cámara de Diputados durante su segunda sesión del día. Ante iracundos ciudadanos principalmente evangélicos que gritaron consignas e improperios a los diputados locales, e irónicamente, en la sala Benito Juárez y ante una imagen gigante del benemérito de las Américas, quien tuvo el valor en su época de enfrentar los intereses monopólicos de la Iglesia católica y lograr la separación entre Iglesia-Estado para modernizar el país sacudiéndose el lastre de la mojigatería mediante la implantación del Estado laico, los diputados del PRI y Nueva Alianza que votaron en contra, más los del PAN que se abstuvieron, obedeciendo todos ellos más a “las consignas que les dan sus jefes políticos que a las lecciones que nos brinda la historia”, como dijo contundentemente el diputado Miguel Ángel Arce Montiel, el único orador que se atrevió a subir a tribuna para fijar su postura personal y de la fracción del PRD, cuyo discurso comparto con ustedes omitiendo el primer párrafo de formalidades.

   Los votos en contra de la “reforma” fueron de Lolita Porras y el mencionado diputado Arce por el PRD, además de los diputados Gerardo Palomino Meraz (PAN) y J. Santos Rentería de la Cruz (independiente). Por cierto, al concluir la sesión, los asistentes no dejaron de gritar consignas contra los diputados, encarando uno de ellos a Águeda Galicia a quien le soltó a bocajarro algo así como: “te acaban de traicionar a tus correligionarios con la reforma laboral y lo vuelven hacer traicionando a la patria con la reforma al 24”. La diputada sólo atinó a agachar la cabeza.

   A continuación el discurso del diputado Arce:

«La eventual reforma al artículo 24 significaría una afrenta contra el Estado laico y la democracia, y es resultado de una presión de la jerarquía católica que actúa como poder fáctico. Tanto en el procedimiento que se ha seguido en los espacios legislativos como en otros propiciados por los legisladores o realizados de manera independiente, los argumentos de los opositores a dicho cambio no han podido ser refutados; decantándose por la imposición con base en el mayoriteo de las fuerzas hegemónicas en el Congreso de la Unión (PAN y PRI) donde la mayoría de los legisladores de estos grupos obedecen más a las consignas de sus jefes políticos que a las enseñanzas de la historia de México, donde la relación orgánica entre política y religión ha sido perniciosa, siendo un logro inconmensurable del gran Benito Juárez lograr la separación entre Iglesia y Estado,  quien a tono con las naciones más progresistas del momento, impulsaron la modernización de sus naciones defendiendo y fortaleciendo la vida política y el pensamiento laico.

 
   Laico no significa antirreligioso como han querido hacer ver algunos reaccionarios, sino que es una separación de la religión de los aspectos civiles del gobierno y una forma de salvaguardar el pluralismo religioso, evitando que haya una religión de Estado o una institución religiosa con privilegios excepcionales en detrimento de otras iglesias y grupos religiosos que con razón exigen un trato igualitario conforme el Estado de derecho. Por cierto, el referido trato privilegiado en los hechos ya existe contraviniendo los principios de equidad y las normas que nos rigen.

    Los argumentos de que los pro reformistas de que con mayor libertad religiosa hay más libertad para las convicciones éticas es absolutamente falsa porque en México no hay persecución religiosa ni tampoco han podido demostrar lo qué entienden por “conciencia” más allá de las ambigüedades, ni tampoco han logrado definir qué se debe entender por “convicciones éticas”, ni quién determina cuándo se dan éstas, deslizando además un peligroso elemento de censura para el pensamiento divergente. No hay en modo alguno una ampliación de las libertades de pensamiento como falsamente se ha propalado porque en México la Constitución ya garantiza dichas libertades.

    Lo que existe en el fondo es el interés atávico de grupos retardatarios por inmiscuirse en temas como la educación pública; claro, sólo desde la perspectiva de la religión dominante. Asimismo, se presta para que el mencionado poder fáctico intervenga autoritariamente en otros asuntos nodales como la cuestión de la interrupción del embarazo de donde tratan de imponer a los demás una visión particular de la cuestión; entre otros muchos efectos nocivos que para la vida democrática de la república pueden reintroducir los elementos religiosos en la vida política, donde no sólo la historia de México y de otras latitudes nos ponen en guardia, sino acontecimientos recientes como las atrocidades cometidas por fanáticos religiosos en Nueva Jerusalén, Michoacán, y en otros estados del Oriente que son abiertamente teocráticos, donde las violaciones a los derechos humanos  y el daño a la democracia está más que comprobado.

    Por lo anteriormente dicho, la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución  Democrática se opone tajantemente a reformar el artículo 24 de la Constitución de la República.

Es cuanto

Diputado Miguel Ángel Arce Montiel

Coordinador de la fracción parlamentaria del PRD

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario