Roxana Kreimer en TepicCésar Ricardo Luque SantanaEl pasado 5 de marzo la filósofa argentina Roxana Kreimer (RK) dictó una magistral conferencia en el auditorio de la Biblioteca Magna de la Universidad Autónoma de Nayarit, con el tema relativo a las causas de la inseguridad pública según recientes estudios científicos al respecto. Dicha conferencia que preparó expresamente para su venida a Tepic, puede ser consultada íntegramente en su página de Internet la cual está disponible en
www.filosofiaparalavida.com.ar/ (se puede acceder directamente desde mi blog), entrando enseguida al apartado
Café filosófico y de ahí hay que ir a la parte final del mismo. Sin embargo, me permito recuperar algunos de sus puntos de vista añadiendo un brevísimo comentario personal a los mismos.
Antes de reseñar sucintamente los principales puntos de su charla, conviene decir que RK es una destacada filósofa latinoamericana que ha contribuido de manera notable a lo que se conoce como asesoría, consultoría o terapia filosófica, cuyo explicación también puede consultarse en la mencionada página en el apartado “
La filosofía como arte de vivir”, el cual constituye una introducción de lo qué es la terapia filosófica. Asimismo ella es una promotora muy dinámica y entusiasta de los cafés filosóficos. Desafortunadamente en esta ocasión (que espero no sea la última), no abordó con nosotros estas actividades filosóficas que están marcando un nuevo derrotero de la profesión filosófica acercando al mismo tiempo la filosofía a la gente que no tiene estudios filosóficos académicos. Pero para tener una mejor imagen del interesante perfil de RK y para no alargar este escrito, es menester consultar su sitio en Internet y eventualmente consultar sus libros (uno de ellos puede ser bajado en forma gratuita en su Web llamado “
La tiranía del automóvil”). Particularmente recomiendo los dos que yo conozco: “
Artes del buen vivir” y “
Las falacias de amor” (Ed. Paidós), ambos estupendos.
En esencia y con fundamento en los referidos estudios científicos y datos estadísticos del crimen en varios países -fuentes que ella cita puntualmente en su ponencia escrita en el sitio mencionado de Internet- el análisis crítico de RK se orienta a exponer las falacias del pensamiento conservador respecto a la delincuencia, saliendo al paso al reduccionismo y simplificación de este fenómeno mostrando su complejidad y los diversos factores que lo explican.
Un factor significativo que explica satisfactoriamente la cuestión de la inseguridad según los datos y estudios que RK toma como referencia, es la inequidad social, la cual advierte no se debe confundir con la pobreza, pues esta visión ha provocado que se etiquete de manera discriminatoria a determinados grupos sociales criminalizando con ello la pobreza, lo que significa que el hecho de ser pobre no indica automáticamente que sean delincuentes.
Ahora bien, de los distintos delitos que existen, ella se centra en el homicidio porque dice es el mejor documentado ya que la mayoría de los delitos no se denuncian, aunque habría que señalar por qué no se denuncia, lo cual se debe principalmente a la ineficiencia de las autoridades en la materia y a la impunidad que campea en el medio judicial.
El punto es que la inequidad o exclusión social tiende a traducirse en violencia, para lo cual correlaciona los datos sobre homicidios de diversos países con su condición de desarrollados o subdesarrollados, observándose que salvo excepciones que involucra otros factores explicativos, la inequidad social que podemos relacionar con falta de oportunidades de estudio y empleo, y en sí con las malas condiciones de vida en general o con la eliminación o reducción a su mínima expresión de la movilidad social, es el factor determinante.
En contrapartida a esta explicación y en aras de minimizarla, el conservadurismo neoliberal pretende “solucionar” los problemas de violencia criminal con políticas represivas de mano dura y endurecimiento del castigo, aunque éste se orienta invariablemente a los grupos sociales más vulnerables porque en esencia lo que se pretende es castigar los atentados a la propiedad privada. Es decir, la minoría social más favorecida trata de eximirse de su responsabilidad en lo relativo a la inseguridad aduciendo causas subjetivas de la delincuencia, razón por la cual proponen medidas ineficaces.
En dichos estudios se ha observado que el aumento o descenso del desempleo, las facilidades para adquirir armas, los valores o desvalores, etc., inciden de un modo u otro en una mayor o menor delincuencia. Sin embargo, dice que hay que considerar una estrategia integral, porque no se trata sólo de mejorar las condiciones de vida sin mejorar la impartición de justicia y la eficiencia policíaca. Lo que es un error –insiste- es enfatizar la seguridad penal sobre la seguridad social, pues ésta contribuye a reducir aquella, mientras que al revés es un fracaso seguro, es decir, no se puede frenar la delincuencia y en particular la violencia con medidas sólo policíacas o prioritariamente represivas. De hecho no sólo no hay solución por la vía de la mano dura (castigos más severos, bajar la edad para ser punible, entre otras), sino que resulta contraproducente porque al dejarse intactas las causas reales, el problema no se detiene ni se reduce, sino que se incrementa, además de que los centros penales no rehabilitan sino que son verdaderas universidades del crimen porque los delincuentes comunes se mezclan con la delincuencia organizada. E incluso el costo económico que se destina a este problema desde una perspectiva meramente policíaca resulta ser demasiado oneroso para las arcas públicas. En otras palabras, es irracional hacer gastos en seguridad pública sin compartirlos con la seguridad social.
Hace notar que en las sociedades democráticas en situación de subdesarrollo social -en contraste con sociedades tradicionales pobres-, se dé en forma alarmante la criminalidad, lo cual se explica según ella porque postulan una igualdad que no existe, lo que provoca resentimiento y desesperanza en amplios núcleos de la población, generando un caldo de cultivo para actividades criminales. En otras palabras, los vacíos que el Estado deja en la sociedad por su empecinamiento en favorecer desmedidamente a las elites económicas, son ocupados por la delincuencia.
Así entonces, el aducir factores falsos a la delincuencia tomando los efectos por las causas o recurriendo a falsas generalizaciones para endosarles una inclinación criminal per se a los pobres o exagerando factores como el genético, entre otros parecidos, impide atacar de manera correcta el problema para lo cual recomienda voltear a ver las experiencias exitosas no basadas en la mano dura.
Sólo me queda agregar que la debilidad de las instituciones que son rehenes de los intereses de las mafias, la impunidad ligada a la corrupción, la falta de educación y de formación en valores, así como la mala influencia de los medios masivos de comunicación, además del factor de exclusión social que propicia el actual modelo económico neoliberal que es el más importante, provocan entre todos los diversos problemas de inseguridad.
luque2009@gmail.com