El corporativismo sindical priista en época de elecciones
César Ricardo Luque Santana
Ha trascendido la presión que los
charros sindicales del SNTE ejercen sobre los maestros de educación básica del
Estado de Nayarit a quienes obligan a hacer proselitismo para Peña Nieto
visitando casa por casa para identificar a quienes van votar por él o por otros
candidatos. Un operador del cacique magisterial los reúne en la escuela y les
dice que el sindicato les pide ese apoyo y les enfatiza que es no es obligatorio
pero que tomaran nota de aquellos que los apoyen. Al buen entendedor pocas
palabras. Lo triste es que la mayoría de los profesores sucumben a esta presión
burda aunque aparente no serlo, pues saben que sus demandas o requerimientos de
más horas o cualquier otra prestación no prosperarán sin el consentimiento del
sindicato y que incluso se puede ver obstruida. La antidemocracia interna del
sindicato hace que los profesores estén vulnerables hacia este tipo de medidas
fascistas, tal como sucede con otras organizaciones paralelas como la FEUAN y
otras que hacen un uso discrecional de los recursos públicos que las
autoridades indebidamente ponen en manos de dirigentes corruptos.
Los sindicatos patronales como el SNTE y otros vinculados
orgánicamente al PRI -a veces en forma solapada porque formalmente se asumen
como plurales- no son realmente independientes ni tienen una vida interna
democrática, sino que constituyen verdaderas mafias cuya existencia e impunidad
se debe a la estrecha relación que mantienen
con los gobiernos en turno emanados del PRI o del PAN. Sin este apoyo de
arriba, estos dirigentes espurios, corruptos y represores, no podrían utilizar
los sindicatos como sus feudos puesto que sus condiciones de posibilidad serían
nulas. Al no tener un respaldo político ni económico de los gobernantes, este
tipo de dirigentes no podrían mantener el férreo control que tienen sobre los
trabajadores quienes de manera individual no pueden desafiarlos ya que
enfrentarlos a ellos es enfrentar al gobierno.
Los usos patrimonialistas y facciosos de los sindicatos y
otras organizaciones priistas (abiertos o disfrazados), solo pueden romperse
con la decisión de los maestros de hacer valer sus derechos constitucionales y
contractuales mediante la organización y la lucha, pero podrían potenciarse si
al mismo tiempo estos dirigentes corruptos no cuentan con apoyo de autoridades
que los solapen. En el primer caso, los maestros deben entender que es poco el
daño que les pueden hacer sus dirigentes, aunque la libertad siempre implica
pagar un precio, de ahí el miedo a la libertad de algunos porque ser libres
implicas asumir ciertos riesgos y costos; lo otro es la importancia de contar
con gobernantes de vocación democrática que sin irrespetar la autonomía
sindical (incluso tratándose de sindicatos corruptos), deben dejar que los
trabajadores por sí mismos se liberen de sus verdugos. La única ayuda válida es
dejar de solapar las actividades ilícitas de esos dirigentes y no permitirles
que todo aquello que sea facultad del Estado o las autoridades, lo manejen
dichos dirigentes. Se debe avanzar también legalmente en obligarlos a rendir
cuentas de las cuotas sindicales y en ceñirse a procedimientos democráticos de
elección de dirigentes. Estas últimas tareas deben correr a cargo de los
legisladores.
El descrédito de los maestros promovido desde arriba por las elites del poder para incentivar la
privatización de la educación, impedir que se construya un sindicato de
maestros realmente independiente que eventualmente se ligue a las luchas
populares y su empecinamiento por
imponer un “modelo” educativo al gusto de los grandes capitalistas donde las
personas no cuentan como tales sino meros “recursos” a los que hay que medir
por su rentabilidad, son parte de una estrategia integral que a la vez que
busca domesticar a los trabajadores para que acepten condiciones de trabajo
cada vez más adversas, les permite esparcir desde la educación a la población
una ideología proclive al capitalismo depredador donde la educación deja de ser
un derecho y un motor de ascenso social, para convertirse en una mercancía y en
una forma de ganar la lucha por la subjetividad inculcando una mentalidad de
servidumbre voluntaria a las personas de tal suerte que crean que los intereses
de sus victimarios son los mismos de ellos. Los problemas de las evaluaciones
al magisterio que han servido no para mejorar la docencia y elevar la calidad
educativa como se dice en el discurso, ha servido para denostarlos socialmente
sin reparar que las deficiencias de formación de los maestros son
responsabilidad del Estado. Esto significa que el gobierno escupe para arriba.
Las prácticas de heredar plazas de padres a hijos es también utilizado por los
propagandistas del gobierno para golpear a los maestros cuidándose de señalar a
los dirigentes corruptos que venden plazas. Estos dos últimos puntos han sido
abordados recientemente por un artículo de mi hermano el maestro Fausto Luque y
quiero traerlo a colación por la claridad con la que aborda estos espinosos
asuntos:
Respecto a la negativa de algunos profesores ala evaluación
universal (tanto de la disidencia magisterial como del oficialismo) Fausto
Luque nos dice lo siguiente: “… el rechazo de muchos maestros a [la] evaluación
[es] válido en ciertos aspectos, […] es necesario señalar asimismo que los
maestros no nos negamos a ser evaluados y de hecho todos los que somos
asalariados del Estado debemos rendir cuentas a los contribuyentes sobre
nuestro desempeño.” Más importante aún
es la reflexión que hace sobre la herencia y venta de plazas: “tampoco me
parece éticamente incorrecto transferir las plazas a nuestros descendientes
directos siempre y cuando tengan los perfiles idóneos y se cumpla una
normatividad institucional de manera que no se violen derechos de terceros. No
se trata en este punto de una herencia a la manera de un patrimonio físico como
un bien inmueble, sino de un trato preferencial entendido como una conquista
laboral sana que por cierto ocurre en otras instituciones públicas y que desde
luego debe ser regulada para evitar perjuicios. Lo que no se vale es que un
sujeto enquistado en el poder sindical [en este caso Liberato Montenegro Villa
y otros dirigentes corruptos], maneje a su antojo las plazas de los maestros
incurriendo en un tráfico inmoral e ilegal de las mismas.” El resto de su
análisis no tiene desperdicio: “lo que molesta a los maestros que honestamente
hacen su chamba, es que su sindicato, que debe ser un instrumento de lucha que
defienda sus intereses y los de la educación de los mexicanos porque ambos no
están reñidos entre sí, sea en la práctica una instancia que está secuestrada
por un grupo de bribones los cuales constantemente utilizan contra su voluntad
a los maestros en actividades políticas que solo benefician al cacique y a su
mafia. Admito desde luego que habrá profesores sin dignidad que no les molesta
actuar servilmente con el cacique para congraciarse con él buscando prebendas
en vez de ganarse ascensos de manera honesta e institucional a través de las
mejoras en su formación y desempeño profesional, mismas que deben abonar o
traducirse en resultados positivos en la calidad educativa.” Hasta aquí la larga
cita que pinta de cuerpo completo lo que significa esta mafia sindical.
Enseguida me permito concluir este escrito con la siguiente
reflexión donde en modo alguno deseo que se interprete que los colegas maestros
son en sí mismos unos cobardes o una borregada, si bien existen personas
indignas como se dijo en las últimas líneas del párrafo anterior que se bajan
los pantalones (o las faldas) para ser acometidos por sus victimarios. Es
verdad que muchos maestros y maestras se sienten obligados a realizar
actividades extra-académicas como hacer proselitismo para un partido político
para no verse perjudicarse en sus trabajos, pues legítimamente deben cuidar el
sustento de sus familias. A ellos les digo que solo un cambio verdadero en la
presidencia de la república pondrá fin a los cacicazgos sindicales y provocarán
las condiciones de una democratización de los mismos para que nunca más sean
humillados forzándolos a realizar actividades ajenas a su quehacer docente que
solo benefician a una camarilla de mafiosos. A estos maestros que con un temor
no infundado se pliegan a los caprichos y manoseos políticos de sus dirigentes
abusivos, les afirmo categóricamente con un presidente como Andrés Manuel López
Obrador este tipo de dirigentes facciosos y patrimonialistas no tendrán
oportunidad de seguir haciendo sus fechorías amedrentando a los maestros ni podrán
seguir medrando con los recursos de los trabajadores como si fueran suyos.
Ojalá los maestros de Nayarit y México lo entiendan y despierten de su letargo
aunque estén bajo presión de la mafia sindical que les obliga de un modo u otro
a hacer proselitismo para el PRI y Peña Nieto. Este control corporativo se
puede no obstante romper a la de ya porque
siempre hay espacios para obrar libremente, tanto en la consciencia propia
donde nadie puede penetrar, como con la gente más cercana y de confianza de los
maestros que son sus familiares y amigos íntimos, así como en las urnas donde
la secrecía del voto les da la oportunidad de cobrar agravios y restaurar su
dignidad ultrajada. Claro, si quieren ser libres.