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martes, 15 de marzo de 2011
Ricardo Luque - El reto de gobernar
El reto de gobernar
César Ricardo Luque Santana
Con el registro de precandidaturas ha empezado el proceso de los actores políticos para definir sus candidatos a los distintos puestos de elección popular para la renovación total de poderes en Nayarit este mes de julio, siendo el cargo para gobernador el que más atrae el interés de la ciudadanía. Sin embargo, previamente a esta etapa, los trabajos de posicionamientos de los entonces aspirantes han recorrido un largo trecho, mismo que está por definirse aunque en algunos casos no se concretan todavía los métodos para resolver quién será el candidato a gobernador (y a otros puestos). Luego vendrá la campaña electoral propiamente dicha que será muy breve, pues las reglas de elección fueron modificadas por el gobernador a través de sus incondicionales en el Congreso, no para beneficio de la ciudadanía ni de la democracia, sino presuntamente para darle ventaja al candidato de su partido el cual viene tratando de imponer.
Los contendientes reales son en esta ocasión el PRI en alianza con el PANAL y el Partido Verde, que busca conservar el poder, versus la alianza entre el PAN y el PRD que pretenden arrebatárselo. La otra alianza entre el Partido del Trabajo y Convergencia es esencialmente testimonial, tanto en relación a la gubernatura del estado de Nayarit como al resto de los cargos de elección popular, sin embargo, aunque obtengan porcentajes muy bajos, podrían causar algún impacto importante, beneficiando sin duda a la alianza encabezada por el PRI.
Hasta el momento, se ha observado al interior de las principales alianzas un tironeo hasta cierto punto normal, aunque resalta el conflicto en el PRI cuyas desavenencias han sido notorias. Como es sabido, la práctica de este partido cuyo mando es muy vertical, ha sido manejar sus conflictos intramuros o plegarse sin chistar al gobernador en turno emanado de su partido considerado como el jefe real de la organización. En otras ocasiones hemos visto al priismo acatar sin rubor las indicaciones y propuestas de Ney González aunque sean perjudiciales para la sociedad, aduciendo eufemísticamente como “disciplina” partidaria lo que es un claro acto de sumisión. En la alianza PAN-PRD por su parte, la pugna entre Martha Elena García y Guadalupe Acosta Naranjo ha sido más intensa que tensa, pues ambos han sido cuidadosos al referirse uno al otro, mientras que sus seguidores son los que han actuado con más pasión. El riesgo de ruptura entre ambos no parece ser una amenaza significativa pero deberán cuidar que el proceso para definir esta candidatura sea transparente y legal.
Creo que la alternancia en el poder es necesaria y urgente, pues la gestión de Ney González ha sido irresponsable y desastrosa, aunque se pretenda maquillar la realidad mediante una profusa propaganda. El endeudamiento excesivo en el que incurrió solapado por una mayoría de diputados pusilánimes, ha dañado el presupuesto por varios sexenios, situación de por sí delicada ya que las necesidades del estado son muchas y el recurso financiero será muy limitado. Este es en sí uno de los puntos más finos que nos permiten afirmar que el próximo gobierno será un verdadero reto, dando por descontado que las esperanzas de rehacer las cosas de manera auténtica sólo puede venir de la alianza PAN-PRD, la cual debe desembocar (sea quien sea su candidato) en una coalición de gobierno, pues la continuidad del PRI en el poder sólo agravaría las cosas. En este sentido no sólo se tendrá que hacer un gobierno austero sino se deberá tener una capacidad de gestión para atraer apoyos del gobierno federal y para estimular la inversión privada, lo que a su vez implica restaurar la seguridad pública actualmente inexistente porque tanto el crimen organizado como el ocasional han rebasado completamente a las autoridades. Sanear de veras las policías y el poder judicial en su conjunto es un deber imprescindible e impostergable, pues es aquí donde se nota más el Estado fallido, pero sin duda este problema va más allá de ello.
Desde luego que el problema de la inseguridad no es un hecho aislado sino que tiene muchas aristas que rebasan el ámbito de lo local. Pero la responsabilidad de las autoridades locales no las exime del problema, el cual tampoco se reduce a más policías y leyes más duras, sino que hay que ofrecer a la población, en particular a los jóvenes, alternativas de educación y empleo, entre otros rubros.
Ahora bien, tomando en cuenta las actividades de los foros de la “Alianza Paz y Trabajo” (PAN-PRD) y las primeras actividades de los precandidatos, queda claro que Guadalupe Acosta Naranjo es quien tiene más empaque para asumir el reto de gobernar. Su trayectoria política, su experiencia, sus buenas relaciones con muchos actores políticos de diversas expresiones y sus contactos con gobiernos panistas y perredistas, además de su carisma, capacidad negociadora y de toma de decisiones, lo convierten en la persona más idónea para gobernar Nayarit.
Hasta el momento, el único precandidato que ha planteado una agenda de trabajo y propuestas claras y viables para gobernar en las deplorables condiciones que los priistas van a dejar la administración pública, ha sido Guadalupe Acosta Naranjo, no sólo dentro de la Alianza PAN-PRD, sino en general. Esto último no sólo en el plano del discurso donde por cierto supera con creces a cualquiera de sus adversarios internos y externos, sino en los hechos como lo demuestra sus recientes gestiones para apoyar a los productores del campo nayaritas y a diversos ayuntamientos de diversos partidos políticos
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