Deterioro social in crescendo
César Ricardo Luque Santana
Cuando empiezo a escribir estas líneas por la noche del lunes 19 de abril, comienzo la semana con un mal sabor de boca, pues las malas noticias no dejan de sucederse una tras otra. La semana pasada, todos los días hubo balaceras y muertos en mi ciudad y en otros municipios del estado, cobrando algunas vidas de inocentes que tuvieron la mala suerte de estar en el lugar y el momento equivocado. A estas alturas, es más fácil “ganarte” un balazo sin comprar boleto que sacarte el Melate. Por cierto que estos muertos inocentes considerados por Felipe Calderón como pecata minuta o “daños colaterales”, estarían con vida de no ser por su torpe estrategia para enfrentar la criminalidad que envuelve al país desde hace muchos años, propiciado en gran medida por el modelo neoliberal que provoca una enorme pobreza dejando a muchas personas en la indefensión casi total -particularmente a los jóvenes que son excluidos del empleo y el estudio- generando con ello un caldo de cultivo para este deterioro acelerado del tejido social, de ahí que la pretendida solución a este problema limitado a la acción policíaca y el endurecimiento de las leyes, esté condenado al fracaso.
Por la mañana, antes de iniciar mis labores académicas habituales, le doy un vistazo rápido a las noticias mediante el Internet y no encuentro más que desolación y atrocidades. En el sitio de Antonio Tello (Nayarit en Línea), se muestran a dos adolescentes imbéciles torturando y dando muerte de manera cruel a un perro callejero. Los psicópatas y perversos muchachos tuvieron el descaro de publicar en Internet el video de sus macabras y repugnantes acciones como si fueran una hazaña. La verdad que con el primer párrafo y la foto de esa nota me horroricé a tal grado no quise saber nada del resto, aunque luego casualmente lo vi completo en la televisión. En La Jornada por su parte, me entero de que en una escuela primaria de Ciudad Juárez (la más violenta del mundo), se denunció que los niños en la hora del recreo juegan a los maleantes. Los chicos grandes extorsionan a los pequeños, juegan a hacer “levantones”, cobran protección, etc. Es decir, reproducen lo que ven en su entorno como si fueran acciones dignas de imitar. En El Universal me entero asimismo de que las base de datos del IFE, licencias y otras se venden descaradamente en Tepito al mejor postor, de manera que los criminales tienen acceso a información que debería ser confidencial. En Nayarit Altivo.com del periodista Oscar González Bonilla, leo el artículo “Ciudad sitiada” de la investigadora Lourdes Pacheco donde se refiere a los acontecimiento en la colonia san Juan con el sobrevuelo durante muchas horas de los helicópteros de la policía, mismos que generaron zozobra obligando a muchos a mantenerse encerrados en sus casas, así como la escalada de extorsión e intimidación vía telefónica a ciudadanos y comerciantes. Asimismo, he sabido de muchas otras historias espeluznantes contadas por familiares, amigos y conocidos que me dejan anonadado.
Mientras todas estas desgracias ocurren mostrándonos lo vulnerables que estamos y lo rápido que avanza la descomposición del tejido social; resalta al mismo tiempo el fracaso del Estado para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y lo erróneo de su estrategia para contener al crimen organizado y ocasional, creyendo que basta con el uso de la fuerza pública para ello, sin entender que el modelo económico neoliberal está gravitando seriamente en dicho deterioro social. Al respecto, Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado de Asturias, quien impartió recientemente la conferencia “El crecimiento basado en el conocimiento como necesidad del progreso económico y social: una visión política desde Europa”, en el Palacio de Minería de la UNAM, sostuvo que el debilitamiento del Estado (o Estado fallido) se debe a la ola de privatizaciones que al mismo tiempo que favorecen a los grandes empresarios para enriquecerlos excesivamente, empobrecen a los ciudadanos dejándolos en la indefensión, esto es, en una situación de alta vulnerabilidad.
En nuestra localidad por su parte, se quiere minimizar la violencia y la descomposición social mediante frases y ocurrencias. Desde decir que “los participantes en los hechos de sangre son de fuera”, o que “Nayarit está en paz y trabajando”, o que “no hay que hablar de la inseguridad porque se ahuyenta al turismo y a los inversionistas”, o que “no hay palabras para explicar lo maravilloso que es Nayarit”, o que “hay que ser de cómo sí”, o que “se trata sólo de coletazos del narco”; hasta proponer leyes fascistas para castigar los rumores sin reparar en que la opacidad y la desinformación del gobierno provocan la especulación; así como proponer un estado de sitio o toque de queda por tiempo indefinido sin ponerse a pensar en sus negativas consecuencias económicas y en el socavamiento injustificado de las libertades básicas. No cabe duda que nuestros políticos son de ideas cortas y lenguas largas, pues todo lo quieren solucionar a punta de saliva.
A pesar de todos estos casos de grave deterioro social, me reconfortó saber que un nutrido grupo de jóvenes -hombres y mujeres- salieron a las calles a protestar por la tortura y crimen del desafortunado perro, repudiando a los psicópatas que lo hicieron y exigiendo castigo para ellos, aunque por desgracia no existe una ley que proteja a los animales de los abusos de las personas. Sin embargo, pude atestiguar una reunión de protesta de varios centenares de estos jóvenes frente al Palacio de Gobierno, los cuales parecen dispuestos a organizarse para evitar que este tipo de abusos vuelvan a ocurrir. Para ello necesitarán mantenerse unidos, construir una organización independiente (ONG) y pugnar desde ella por una reglamentación que proteja a los animales, no sólo jurídicamente, sino también demandando espacios como refugios para animales abandonados, o sumándose con las autoridades sanitarias en campañas de esterilización para evitar la proliferación de perritos callejeros o gatos abandonados, los cuales se hayan expuestos a muchos peligros y sufrimiento en las congestionadas calles de Tepic donde suelen morir atropellados, padecer hambre, enfermedades, entre otros sufrimientos que se pueden y deben evitar, además de proponer otras medidas indispensables para su protección. Desde aquí mi reconocimiento a la iniciativa de estos jóvenes que al contrario de otros chicos enajenados y cautivados por la violencia o de otros insensibles y apáticos, muestran tener sentimientos nobles y deseos de participar para ser parte de la solución de los problemas de su comunidad.
luque2009@gmail.com
Este blog pretende ser una comunidad de aprendizaje sobre tópicos filosóficos y políticos, abiertos a cualquier persona que se interese por participar en los temas que aquí se exponen mediante comentarios críticos anotados al final del artículo del momento o enviándolos por email. Asimismo, todos mis escritos pueden ser reproducidos libremente en otros medios impresos o digitales conservando mi autoría.
sábado, 24 de abril de 2010
miércoles, 21 de abril de 2010
Luis Hernández Navarro - El NO a Enlace
El no a Enlace
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO
Cuando Felipe Calderón comenzó su discurso para dar el banderazo de salida a la prueba Enlace, preguntó a los niños de la escuela primaria Canadá si estaban listos para la prueba. “Nooo…”, respondieron los jóvenes. Lo mismo han dicho miles de maestros en todo el país.
Se ha presentado la prueba Enlace ante la opinión pública como un instrumento moderno para evaluar el sistema educativo nacional. No lo es. Por el contrario, se trata de una herramienta contraproducente para promover una educación de calidad.
El lunes 19 de abril comenzó su aplicación en educación básica. Se trata de una prueba del Sistema Educativo Nacional que se lleva a cabo en planteles públicos y privados del país. La palabra es el acrónimo de Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares.
Se aplicará a niñas y niños de tercero a sexto de primaria, así como a jóvenes de primero, segundo y tercero de secundaria. Se evaluarán las asignaturas de español, matemáticas e historia.
En educación media superior presentarán el examen los alumnos que cursan el último grado de bachillerato para evaluar conocimientos y habilidades básicas adquiridas a lo largo de la trayectoria escolar que les permitan usar apropiadamente la lengua y las matemáticas.
A partir de los resultados de la evaluación en las escuelas públicas se entregan estímulos económicos a maestros y directores de los planteles. El Programa de Estímulos a la Calidad Docente destina 900 millones de pesos a este fin.
La prueba responsabiliza exclusivamente a los maestros de los resultados educativos. “Los profesores cuyos estudiantes muestren bajo rendimiento en la prueba Enlace –dice el follero de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE)– deberán tomar cursos especialmente orientados.”
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no participará en la evaluación nacional. Que la máxima casa de estudios no tenga interés en que la prueba Enlace se aplique entre sus alumnos y sea la propia institución la que se evalúa a sí misma es un hecho que no puede pasar inadvertido.
Entre otros muchos, uno de los problemas que enfrentarán 2.5 millones de niños que cursan sexto de primaria al ser evaluados es que no cuentan con un libro completo de historia de México. El material que se utiliza en clases está lleno de graves errores e imperfecciones. Épocas como la Conquista y la Colonia fueron mutiladas de los contenidos.
Enlace es un examen de opción múltiple en el que el alumno debe escoger una entre cuatro respuestas posibles, rellenando un óvalo. Con frecuencia las preguntas formuladas son confusas, están mal planteadas o admiten varias posibles contestaciones. Sin embargo, si se llenan dos o mas óvalos la respuesta es calificada de incorrecta.
La prueba se aplicará cuando en las escuelas apenas se ha trabajado tres bimestres y aún faltan por impartir dos. Esto es, los niños y jóvenes no han estudiado todavía una parte significativa del programa. No obstante, el examen preguntará sobre contenidos de todo el ciclo escolar.
Entre los primeros efectos que ha provocado Enlace está destinar cada vez más tiempo de clases a adiestrar a los alumnos para que apliquen la prueba correctamente. Los profesores y los muchachos no se dedican a enseñar y a aprender los contenidos, sino a prepararse para el examen. Dedican horas en el aula a ensayar cómo llenar la hoja de respuesta. Cada semana se suspenden cursos. En escuelas del Distrito Federal se han realizado entre cinco y 10 ensayos. Lo mismo sucede en otras entidades.
La razón de ser de la escuela está siendo desvirtuada. Funcionarios educativos de todos los niveles y líderes sindicales corruptos afines a Elba Esther Gordillo prometen computadoras, dinero, viajes a quienes obtengan buenos resultados.
A pesar de ello, los resultados son muy pobres. En 2009, 67.2 por ciento de los alumnos de primaria quedaron en los niveles de insuficiente y elemental. La proporción de quienes estudian secundaria en estos niveles fue aún mayor: 81.2 por ciento.
Enlace es una prueba diseñada para no ser aprobada. Con frecuencia se incorporan preguntas que no están contenidas en los libros de texto. El lenguaje que se utiliza es ajeno a los estudiantes. Su estandarización ignora la diversidad geográfica, cultural y socioeconómica del país. Evalúa de igual manera a los diferentes.
Enlace no vincula la evaluación al aprendizaje ni a la construcción de conocimientos. Violenta el derecho de la niñez a ser evaluada en función de su desarrollo histórico-cultural y su lengua. Fomenta un espíritu competitivo, individualista y mercantil. Genera un ambiente de sanción social, administrativa y laboral hacia los maestros. Con el pretexto de la transparencia y la rendición de cuentas impone una cultura de aceptación de pruebas y sanciones desde organismos empresariales.
Enlace ignora el conocimiento general y los procesos para la formación integral del educando. Convierte el proceso educativo en informativo. En lugar de comprender se premia el memorizar. Hace a un lado los conocimientos previos de maestros y alumnos.
Cuando los alumnos de la escuela Canadá dijeron “Noo…” a Felipe Calderón tenían sus razones. Como mecanismo de evaluación del desempeño del sistema escolar la prueba Enlace es un fracaso. No es que se haya agotado, como dijo Elba Esther Gordillo. Es que nunca funcionó para estos fines. Su objetivo fue otro: golpear al gremio magisterial y cuestionar la educación pública. Por eso miles de maestros democráticos se resisten a aplicarla.
Fuente: La Jornada (20 de Abril de 2010)
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO
Cuando Felipe Calderón comenzó su discurso para dar el banderazo de salida a la prueba Enlace, preguntó a los niños de la escuela primaria Canadá si estaban listos para la prueba. “Nooo…”, respondieron los jóvenes. Lo mismo han dicho miles de maestros en todo el país.
Se ha presentado la prueba Enlace ante la opinión pública como un instrumento moderno para evaluar el sistema educativo nacional. No lo es. Por el contrario, se trata de una herramienta contraproducente para promover una educación de calidad.
El lunes 19 de abril comenzó su aplicación en educación básica. Se trata de una prueba del Sistema Educativo Nacional que se lleva a cabo en planteles públicos y privados del país. La palabra es el acrónimo de Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares.
Se aplicará a niñas y niños de tercero a sexto de primaria, así como a jóvenes de primero, segundo y tercero de secundaria. Se evaluarán las asignaturas de español, matemáticas e historia.
En educación media superior presentarán el examen los alumnos que cursan el último grado de bachillerato para evaluar conocimientos y habilidades básicas adquiridas a lo largo de la trayectoria escolar que les permitan usar apropiadamente la lengua y las matemáticas.
A partir de los resultados de la evaluación en las escuelas públicas se entregan estímulos económicos a maestros y directores de los planteles. El Programa de Estímulos a la Calidad Docente destina 900 millones de pesos a este fin.
La prueba responsabiliza exclusivamente a los maestros de los resultados educativos. “Los profesores cuyos estudiantes muestren bajo rendimiento en la prueba Enlace –dice el follero de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE)– deberán tomar cursos especialmente orientados.”
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no participará en la evaluación nacional. Que la máxima casa de estudios no tenga interés en que la prueba Enlace se aplique entre sus alumnos y sea la propia institución la que se evalúa a sí misma es un hecho que no puede pasar inadvertido.
Entre otros muchos, uno de los problemas que enfrentarán 2.5 millones de niños que cursan sexto de primaria al ser evaluados es que no cuentan con un libro completo de historia de México. El material que se utiliza en clases está lleno de graves errores e imperfecciones. Épocas como la Conquista y la Colonia fueron mutiladas de los contenidos.
Enlace es un examen de opción múltiple en el que el alumno debe escoger una entre cuatro respuestas posibles, rellenando un óvalo. Con frecuencia las preguntas formuladas son confusas, están mal planteadas o admiten varias posibles contestaciones. Sin embargo, si se llenan dos o mas óvalos la respuesta es calificada de incorrecta.
La prueba se aplicará cuando en las escuelas apenas se ha trabajado tres bimestres y aún faltan por impartir dos. Esto es, los niños y jóvenes no han estudiado todavía una parte significativa del programa. No obstante, el examen preguntará sobre contenidos de todo el ciclo escolar.
Entre los primeros efectos que ha provocado Enlace está destinar cada vez más tiempo de clases a adiestrar a los alumnos para que apliquen la prueba correctamente. Los profesores y los muchachos no se dedican a enseñar y a aprender los contenidos, sino a prepararse para el examen. Dedican horas en el aula a ensayar cómo llenar la hoja de respuesta. Cada semana se suspenden cursos. En escuelas del Distrito Federal se han realizado entre cinco y 10 ensayos. Lo mismo sucede en otras entidades.
La razón de ser de la escuela está siendo desvirtuada. Funcionarios educativos de todos los niveles y líderes sindicales corruptos afines a Elba Esther Gordillo prometen computadoras, dinero, viajes a quienes obtengan buenos resultados.
A pesar de ello, los resultados son muy pobres. En 2009, 67.2 por ciento de los alumnos de primaria quedaron en los niveles de insuficiente y elemental. La proporción de quienes estudian secundaria en estos niveles fue aún mayor: 81.2 por ciento.
Enlace es una prueba diseñada para no ser aprobada. Con frecuencia se incorporan preguntas que no están contenidas en los libros de texto. El lenguaje que se utiliza es ajeno a los estudiantes. Su estandarización ignora la diversidad geográfica, cultural y socioeconómica del país. Evalúa de igual manera a los diferentes.
Enlace no vincula la evaluación al aprendizaje ni a la construcción de conocimientos. Violenta el derecho de la niñez a ser evaluada en función de su desarrollo histórico-cultural y su lengua. Fomenta un espíritu competitivo, individualista y mercantil. Genera un ambiente de sanción social, administrativa y laboral hacia los maestros. Con el pretexto de la transparencia y la rendición de cuentas impone una cultura de aceptación de pruebas y sanciones desde organismos empresariales.
Enlace ignora el conocimiento general y los procesos para la formación integral del educando. Convierte el proceso educativo en informativo. En lugar de comprender se premia el memorizar. Hace a un lado los conocimientos previos de maestros y alumnos.
Cuando los alumnos de la escuela Canadá dijeron “Noo…” a Felipe Calderón tenían sus razones. Como mecanismo de evaluación del desempeño del sistema escolar la prueba Enlace es un fracaso. No es que se haya agotado, como dijo Elba Esther Gordillo. Es que nunca funcionó para estos fines. Su objetivo fue otro: golpear al gremio magisterial y cuestionar la educación pública. Por eso miles de maestros democráticos se resisten a aplicarla.
Fuente: La Jornada (20 de Abril de 2010)
domingo, 18 de abril de 2010
Ricardo Luque - Opinar con conocimiento de causa
Opinar con conocimiento de causa
César Ricardo Luque Santana
Este artículo es en cierto modo una continuación de otro que escribí recientemente acerca de la necesidad de contar con asideros para el conocimiento, el cual resumo en unas cuantas líneas. Lo que afirmo ahí es que para llamar conocimiento a algo, a reserva de someterlo al escrutinio público, es necesario que primero nos informemos de manera suficiente abrevando en fuentes confiables, ponderando luego mediante el análisis las versiones consultadas para lograr posteriormente construir un juicio plausible de un problema determinado. Decía además que la perspectiva ideológica puede ser un obstáculo epistemológico si nos aferramos a que nuestras creencias estén por encima de los hechos, pues se estaría adoptando una postura prejuiciosa donde la realidad “tendrían” ajustarse a nuestras creencias mas no al revés; pero al mismo tiempo, decía que la subjetividad es inevitable porque actúa como filtro para procesar la información recibida. En este punto, sin ánimo de ser prescriptivo, la solución para conciliar los hechos con nuestras convicciones es actuar con honestidad intelectual, con rigor lógico y apego a los hechos.
En la antigüedad, Platón distinguía entre la opinión (doxa) y el conocimiento (episteme). Decía que el primero era un saber superficial y el segundo era fundamentado racionalmente. Matizaba diciendo que ocasionalmente la doxa podría acertar, pero no era una garantía de certidumbre. Incluso Platón señalaba que todo conocimiento es creencia, pero no toda creencia es conocimiento, lo cual es compatible hasta cierto punto con la idea de Karl Popper del conocimiento como conjeturas, complementando y corrigiendo sin embargo a Platón quien creía que se podría arribar a una certidumbre absoluta, aspecto que rechazaría Popper con su teoría falsacionista del conocimiento, la cual consiste en considerar que todo conocimiento que pretenda ser científico debe ser susceptible de ser falso. En otras palabras, según esta perspectiva, si bien por definición un conocimiento científico es verdadero, no lo es en términos absolutos, de ahí que todo saber que se erige como una verdad infranqueable como ocurrió con el marxismo vulgar, es ideológico en sentido peyorativo y por ende carece de poder analítico.
Michel Foucault hablaba a su vez del concepto de “parresía” en la antigua Grecia, concepto que él traduce como “franqueza”, donde la garantía de verdad de un discurso tenía mucho que ver con la calidad moral de la persona que emitía un juicio. En este caso, si bien cualquiera puede decir la verdad, el tener una conducta vertical, congruente, hace más confiable los dichos de alguien. Desde luego que en la actualidad este criterio por sí mismo no es suficiente pues se corre el riesgo de caer en el principio de autoridad, el cual es una falacia.
Estoy consciente de que respecto a la honorabilidad de un intelectual que uno tome como referente confiable puede haber ocasionalmente dudas sobre él por parte de otros o incluso se puede aducir un relativismo donde la diferencia entre intelectuales se reduzca a la palabra de uno contra otro, lo que invalidaría este criterio de honorabilidad dejándolo todo a un choque de inteligencias para argumentar, de manera que tan válido sería apoyarse en Jorge Castañeda que en Eduardo Galeano, por poner un ejemplo. Mi posición es que sin desdeñar que el primero sujeto pudiera tener de algún modo buenas razones ante un problema determinado y que el segundo pudiera estar equivocado, no se trata de que la supuesta decencia de uno sea suficiente para darle la razón en sí mismo, aunque percibamos que esté equivocado; o por el contrario, que la también supuesta indecencia del otro sea per se un obstáculo infranqueable para regatearle que esté en lo correcto, pues como ya se mencionó, la actitud moral personal del intelectual es sólo un criterio a considerar, pero no el único, pues hay que analizar los argumentos con base en el contexto, los antecedentes, las omisiones, la lógica, los datos reales, etc.
Sin embargo en cuanto a la calidad moral del intelectual, me parece pertinente traer a colación a Juan Jacobo Rousseau quien en una parte del Contrato Social, se refería a unos aduladores del Rey de Francia Luis XIII, diciendo que eran unos mercenarios que adulaban al Rey diciéndole no la verdad sino lo que él quería oír, afirmando que la verdad suele poner al intelectual del lado del pueblo, pero que éste no da becas, ni chambas, ni pensiones, lo cual explica la precaria existencia de intelectuales independientes. En este sentido, los intelectuales ligados al poder, si bien pueden ser muy inteligentes y eruditos, suelen ponderar las canonjías que el poder les brinda, lo que provocaría un sesgo en sus análisis y los llevaría a muchos de ellos a actuar como intelectuales orgánicos del poder. No significa –hay que insistir- en que haya que descalificarlos de antemano, pero si desconfiar de sus intenciones. Desde el otro lado, un intelectual independiente y progresista no por ese sólo hecho tiene siempre la razón, pero el no tener compromisos con el poder lo pone –creo yo- en mejores condiciones de alcanzar la verdad.
Finalmente, es necesario que los intereses que uno defienda sean auténticamente universales, que se orienten al beneficio o interés común, pues es muy fácil reclamar democracia y libertad para todos, pero que en la práctica éstos sean patrimonio de una minoría. Es decir, deben existir condiciones que permitan que estos valores no estén secuestrados por unos cuantos. Conciliar dichos valores con la realidad, significa que de hecho y de derecho nadie tenga más poder sobre los demás, pues no se puede conciliar los afanes de lucro que por definición son privados y egoístas, con este tipo de valores cuya naturaleza es general y generosa. En este sentido, no me parece que sea compatible aceptar el dominio de unos sobre otros, con la verdad o la razón, pues como decía Jürgen Habermas, el conocimiento siempre está ligado al interés, esto es, que no hay un saber desinteresado, pero hay de intereses a intereses, pues no es lo mismo tener interés por perpetuar el dominio de una minoría sobre la mayoría, que el interés por la emancipación de todos.
César Ricardo Luque Santana
Este artículo es en cierto modo una continuación de otro que escribí recientemente acerca de la necesidad de contar con asideros para el conocimiento, el cual resumo en unas cuantas líneas. Lo que afirmo ahí es que para llamar conocimiento a algo, a reserva de someterlo al escrutinio público, es necesario que primero nos informemos de manera suficiente abrevando en fuentes confiables, ponderando luego mediante el análisis las versiones consultadas para lograr posteriormente construir un juicio plausible de un problema determinado. Decía además que la perspectiva ideológica puede ser un obstáculo epistemológico si nos aferramos a que nuestras creencias estén por encima de los hechos, pues se estaría adoptando una postura prejuiciosa donde la realidad “tendrían” ajustarse a nuestras creencias mas no al revés; pero al mismo tiempo, decía que la subjetividad es inevitable porque actúa como filtro para procesar la información recibida. En este punto, sin ánimo de ser prescriptivo, la solución para conciliar los hechos con nuestras convicciones es actuar con honestidad intelectual, con rigor lógico y apego a los hechos.
En la antigüedad, Platón distinguía entre la opinión (doxa) y el conocimiento (episteme). Decía que el primero era un saber superficial y el segundo era fundamentado racionalmente. Matizaba diciendo que ocasionalmente la doxa podría acertar, pero no era una garantía de certidumbre. Incluso Platón señalaba que todo conocimiento es creencia, pero no toda creencia es conocimiento, lo cual es compatible hasta cierto punto con la idea de Karl Popper del conocimiento como conjeturas, complementando y corrigiendo sin embargo a Platón quien creía que se podría arribar a una certidumbre absoluta, aspecto que rechazaría Popper con su teoría falsacionista del conocimiento, la cual consiste en considerar que todo conocimiento que pretenda ser científico debe ser susceptible de ser falso. En otras palabras, según esta perspectiva, si bien por definición un conocimiento científico es verdadero, no lo es en términos absolutos, de ahí que todo saber que se erige como una verdad infranqueable como ocurrió con el marxismo vulgar, es ideológico en sentido peyorativo y por ende carece de poder analítico.
Michel Foucault hablaba a su vez del concepto de “parresía” en la antigua Grecia, concepto que él traduce como “franqueza”, donde la garantía de verdad de un discurso tenía mucho que ver con la calidad moral de la persona que emitía un juicio. En este caso, si bien cualquiera puede decir la verdad, el tener una conducta vertical, congruente, hace más confiable los dichos de alguien. Desde luego que en la actualidad este criterio por sí mismo no es suficiente pues se corre el riesgo de caer en el principio de autoridad, el cual es una falacia.
Estoy consciente de que respecto a la honorabilidad de un intelectual que uno tome como referente confiable puede haber ocasionalmente dudas sobre él por parte de otros o incluso se puede aducir un relativismo donde la diferencia entre intelectuales se reduzca a la palabra de uno contra otro, lo que invalidaría este criterio de honorabilidad dejándolo todo a un choque de inteligencias para argumentar, de manera que tan válido sería apoyarse en Jorge Castañeda que en Eduardo Galeano, por poner un ejemplo. Mi posición es que sin desdeñar que el primero sujeto pudiera tener de algún modo buenas razones ante un problema determinado y que el segundo pudiera estar equivocado, no se trata de que la supuesta decencia de uno sea suficiente para darle la razón en sí mismo, aunque percibamos que esté equivocado; o por el contrario, que la también supuesta indecencia del otro sea per se un obstáculo infranqueable para regatearle que esté en lo correcto, pues como ya se mencionó, la actitud moral personal del intelectual es sólo un criterio a considerar, pero no el único, pues hay que analizar los argumentos con base en el contexto, los antecedentes, las omisiones, la lógica, los datos reales, etc.
Sin embargo en cuanto a la calidad moral del intelectual, me parece pertinente traer a colación a Juan Jacobo Rousseau quien en una parte del Contrato Social, se refería a unos aduladores del Rey de Francia Luis XIII, diciendo que eran unos mercenarios que adulaban al Rey diciéndole no la verdad sino lo que él quería oír, afirmando que la verdad suele poner al intelectual del lado del pueblo, pero que éste no da becas, ni chambas, ni pensiones, lo cual explica la precaria existencia de intelectuales independientes. En este sentido, los intelectuales ligados al poder, si bien pueden ser muy inteligentes y eruditos, suelen ponderar las canonjías que el poder les brinda, lo que provocaría un sesgo en sus análisis y los llevaría a muchos de ellos a actuar como intelectuales orgánicos del poder. No significa –hay que insistir- en que haya que descalificarlos de antemano, pero si desconfiar de sus intenciones. Desde el otro lado, un intelectual independiente y progresista no por ese sólo hecho tiene siempre la razón, pero el no tener compromisos con el poder lo pone –creo yo- en mejores condiciones de alcanzar la verdad.
Finalmente, es necesario que los intereses que uno defienda sean auténticamente universales, que se orienten al beneficio o interés común, pues es muy fácil reclamar democracia y libertad para todos, pero que en la práctica éstos sean patrimonio de una minoría. Es decir, deben existir condiciones que permitan que estos valores no estén secuestrados por unos cuantos. Conciliar dichos valores con la realidad, significa que de hecho y de derecho nadie tenga más poder sobre los demás, pues no se puede conciliar los afanes de lucro que por definición son privados y egoístas, con este tipo de valores cuya naturaleza es general y generosa. En este sentido, no me parece que sea compatible aceptar el dominio de unos sobre otros, con la verdad o la razón, pues como decía Jürgen Habermas, el conocimiento siempre está ligado al interés, esto es, que no hay un saber desinteresado, pero hay de intereses a intereses, pues no es lo mismo tener interés por perpetuar el dominio de una minoría sobre la mayoría, que el interés por la emancipación de todos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)