Asociación delictuosa
César Ricardo Luque Santana
“Es preferible molestar con la verdad que complacer con la mentira”
Ana Guevara
Mientras la crisis económica empeora cada día manifestándose en mayor desempleo e inflación que da lugar a su vez a mayor pobreza, los consejeros del IFE trataron de obtener un aumento de sueldo escandaloso, mismo que no tuvieron empacho en conseguir los magistrados del Supremo Tribunal de Justicia (que de por sí son los que más ganan en el país), mientras que los diputados que en ese renglón -en lo que a altos salarios se refiere-, no sufren ni se abochornan, discuten si se debe de poner un límite o tope al salario máximo de los servidores públicos con la intención por parte de la izquierda al menos, de que ninguno de ellos, ya sea que se trate de representantes electos o funcionarios designados, pueda ganar más que el presidente de la república.
Los consejeros ¿ciudadanos? Del IFE dieron marcha atrás a su desmedida petición de homologar sus salarios con los mencionados magistrados que reciben poco más de 300 mil pesos al mes, en virtud del rechazo público del que fueron objeto, pero ello no obstó para que los magistrados si tuvieran un “pequeño” aumento a su de por si excesivo salario. Los primeros dijeron que se retractaban porque eran sensibles a la crisis económica que estaba pasando el país, aunque si tuvieran de veras esa conciencia no hubieran hecho el ridículo que hicieron, mientras los segundos no hicieron ruido al respecto.
En este contexto, el comunicador Ciro Gómez Leyva, de plano derrapó cuando quiso poner como ejemplo de amor a la patria al secretario de gobernación que según su ¿inocente? opinión, dejó de ganar un dineral en su despacho de abogados por incorporarse al gobierno. Tal vez dejó de ganar un 90% de lo que percibía en el sector privado dijo pasmado el gran Ciro, cuando todos sabemos que este tipo de personajes no dejan de percibir ganancias por una ausencia temporal en sus negocios, además de que los privilegios que se obtienen en ese tipo de cargos en el gobierno les permiten ventajas ilimitadas para lucrar.
Pero mientras periodistas alcahuetes como el mencionado destilan la baba queriendo salpicar a los incautos, en contraste, Denisse Dresser (DD) -que acababa de enviar una ejemplar carta abierta al ingeniero Carlos Slim donde lo pone en su lugar-, acudió al foro “México ante la crisis” donde dijo lo que muchos ya sabemos -principalmente los aludidos por ella- que en México gobiernan los poderes fácticos y que ello es el principal obstáculo para salir de la crisis por la corrupción que involucra esta anomalía institucional.
Resulta importante retomar algunos planteamientos de esta investigadora caracterizada por su inteligencia, valentía e independencia (según mi percepción) cuya implacable crítica no hace concesiones a nadie, para aventurar un par de ideas adicionales y complementarias a su postura.
Para empezar hay que señalar que DD cuestiona el actual modelo capitalista neoliberal pero no al capitalismo en sí, y habla incluso de un buen capitalismo (que también llama capitalismo democrático) que promueve la equidad social, en contraste con un mal capitalismo que provoca un abismo social cada vez mayor. A este último, en el caso mexicano, lo llama “capitalismo de cuates o de cómplices” refiriéndose al maridaje pernicioso entre los altos empresarios y los gobernantes, quienes se asumen como gerentes de éstos en vez de representar a la sociedad velando por su bienestar como es su obligación constitucional. En este sentido, el Estado claudica de su responsabilidad esencial y se aboca a proteger y acrecentar los privilegios de una minoría oligárquica rapaz que veta, obstruye y/o sabotea todas las reformas que atentan contra sus insanos intereses.
DD califica a la oligarquía mexicana como capitalismo rentista que vive a costillas de los consumidores con el beneplácito del Estado que los protege en sus ganancias desmedidas. En este punto pregunta ¿quién gobierna en México?: “¿La SEP o Elba Esther Gordillo?, PEMEX o Carlos Romero Deschamps?, ¿El Senado o Ricardo Salinas Pliego cuando logra controlar los vericuetos del proceso legislativo?,” etc. Con ello señala lo que decíamos al principio de que los poderes fácticos de todo tipo son los que mandan, quedando los espacios institucionales sólo para formalizar decisiones tomadas fuera de sus ámbitos.
En este sentido, se genera una estructura basada en redes de poder informales que actúan en forma coludida entre sí, con el agravante de que el Estado se vuelve rehén de intereses espurios a la nación. Sólo así se entiende dice la investigadora los privilegios de los que gozan los principales grupos corporativos (empresariales, sindicales y políticos), como el que les devuelvan impuestos, de que nos los infraccionen, de que no avancen leyes que les perjudican en sus negocios, de que los dirigentes sindicales corruptos sean intocables, etc. Remata que donde las elites económicas son fuertes, la gobernabilidad democrática es débil.
En este contexto de prácticas abusivas de empresarios que viven de medrar de los consumidores no sólo con la ausencia de regulación por parte del Estado sino con su protección, no puede haber una auténtica competencia. Es necesario por tanto que se rompa esta sumisión del Estado a los grupos de poder económico instaurando un nuevo tipo de relación entre Estado, sociedad y mercado. De no romper con este esquema de mafias, se seguirá abonando para el deterioro de las instituciones y su falta de credibilidad y continuará incrementándose la pobreza con todas las consecuencias que ello provoca.
Creo en lo particular que la aguda crítica de DD revela que no existe la institucionalidad ni el Estado de derecho o que éste actúa facciosa y patrimonialistamente. En este sentido, considero también que para la clase política, el gobernar para la sociedad pasa a segundo término pues su prioridad es enriquecerse a la sombra del Estado. Por ejemplo, la modificación de la tenencia ejidal emprendida por Salinas de Gortari en su momento, no tenía como propósito desarrollar las fuerzas productivas para generar una riqueza socialmente compartida, ni mucho menos para buscar una autosuficiencia alimentaria, sino que les interesaba despojar a los campesinos de sus tierras para reestablecer las haciendas y para apropiarse de los lugares con mayor potencial turístico que luego valdría millones de dólares. Así, cada medida económica, social, de seguridad, de educación etc., que el Estado mexicano toma, tiene como objetivo central beneficiar a los más ricos (incluidos ellos mismos por supuesto) en detrimento de la mayoría de la población, aunque desde luego las disfrazan haciéndolas pasar como benéficas para toda la sociedad.
Las consecuencias de esta forma de “gobernar” donde el Estado no asume con ética la responsabilidad de ejercer la autoridad para la sociedad protegiéndola de minorías voraces, ya las estamos viendo y padeciendo. Siguiendo con en el ejemplo anterior, provocaron el abandono del campo, que éste se volviera improductivo e incosteable para los productores de escasos recursos (que por esa razón no tienen acceso a créditos), que por ende se emigre a las ciudades o a los Estados Unidos, que la gente se empobrezca gradual e inevitablemente, que se deteriore el tejido social con los altos grados de inseguridad que hoy se viven, etc. En este sentido, el interés público se trastoca en interés privado con lo cual el Estado traiciona su esencia de proteger a la sociedad haciéndola viable.
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