PRD: autocrítica y unidad
César Ricardo Luque Santana
La estrepitosa derrota electoral del PRD debe llevar a sus dirigentes y militantes a realizar un profundo análisis de ésta que no devenga desde luego en una reyerta interna, pero que tampoco se quede en una autocomplacencia igualmente dañina, sino que se oriente a una autocrítica que permita aprender lecciones de los errores propios y de las marrullerías de los adversarios que sean útiles de cara a la elección presidencial del próximo año, pero que permitan asimismo mantener la unidad partidista lograda en este proceso, tomado en cuenta que a pesar del saldo negativo para su causa del proceso electoral, se obtuvo un piso de 50 mil votos nada despreciable, toda vez que se trata de electores leales al partido del sol azteca que fueron capaces de resistir la compra del voto de los priistas e hicieron oídos sordos a los llamados panistas al voto útil.
La probidad de estos electores debe ser el aliciente del PRD no sólo para reconocer los errores propios y los aciertos ajenos (incluidos los obtenidos por malas artes) de sus contrincantes, asumiendo responsabilidades sobre los primeros, sino que también se debe hacer un esfuerzo para evitar fracturas internas a corto plazo que afecten los compromisos electorales en puerta para 2012. Estas fracturas que podrían revivir el divisionismo que tanto daño ha hecho al PRD, se pueden dar por el jaloneo relacionado con las “pluris” de diputados y regidores, más que por razones ideológicas o de discrepancias de táctica o estrategia política.
Esto último viene a cuento porque ha corrido el rumor de no respetar la posición plurinominal del dirigente perredista y luchador social Miguel Ángel Arce Montiel, una de las figuras más relevantes y con mayor autoridad moral en las filas perredistas. Arce es uno de los principales activos del PRD que cuenta con mucho oficio político siendo prácticamente un dirigente histórico del mismo, además de ser luchador social con una larga trayectoria. Arce Montiel ha construido a lo largo de su vida como luchador social un prestigio sólido por su rectitud, congruencia y capacidad política, y sería lamentable que quienes deciden formal y/o factualmente en el PRD el destino de estas posiciones plurinominales, no reconozcan su valía. Es predecible que el escamoteo de esta posición a Miguel Ángel Arce Montiel llevaría inevitable al temido divisionismo toda vez que Arce pertenece a una importante corriente política dentro del PRD.
Mi apoyo a Miguel Ángel Arce obedece no sólo a mi amistad con él, sino a que en las condiciones actuales de adversidad política con una fracción parlamentaria francamente disminuida, el PRD necesita una figura con su experiencia y compromiso en la cámara de diputados para representar dignamente no sólo al partido sino a los intereses populares. Habría que recordar que Miguel Ángel fue durante el gobierno de don Tino Ávila Arce (1999-2002), el único regidor del PRD en un cabildo dominado por una mayoría panista e hizo un papel muy destacado en ese órgano colegiado gracias a su oficio político, su sentido de responsabilidad y su prudencia. En estas condiciones de precariedad, la calidad política de los diputados del PRD debería ser una prioridad indiscutible pues si bien es cierto que no podrán superar el mayoriteo de la fracción priista que aparte de contar con mayoría absoluta suelen reducirse al papel de levantadedos, si se les puede vencer con razones en el debate en tribuna. Pero además, será necesario atender con eficacia otras funciones como aplicarse en la vigilancia de los usos de los dineros públicos por parte del ejecutivo para denunciar los excesos y anomalías que se cometan, además de realizar una fuerte gestión social aprovechando la investidura de diputado. Miguel Ángel Arce tiene sin duda el perfil idóneo para cumplir satisfactoriamente estas tres funciones.
En cuanto al análisis del fracaso electoral en sí mismo, se espera que se aclaren los puntos que impidieron la alianza con el PAN y se ofrezca una interpretación significativa de los resultados electorales. En el primer caso, las versiones desde el PRD donde se afirma que el PAN no sólo rompió unilateralmente la alianza formal sino que posteriormente se negó también a una alianza de facto porque creyeron que ganarían por sí mismos, debe ser sustentada para salir al paso a especulaciones que tienden a minar la credibilidad no sólo a Naranjo sino del mismo PRD. Del segundo aspecto, se debe valorar el por qué del comportamiento del voto a los candidatos del PRD de manera que se señalen las deficiencias y errores propios, al mismo tiempo que se determine los mecanismos truculentos mediante los cuales el PRI prostituye los votos para torcer la voluntad popular, sin dejar de reconocer desde luego que también hay una base electoral priista leal y disciplinada que no puede ser minimizada.
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