Calidad o competitividad educativa
César Ricardo Luque Santana
En mi artículo anterior, decía basado en una observación del investigador educativo Orlando Pulido, que la “calidad educativa” entendida como excelencia debería de ser algo fuera de toda discusión, pues nadie se opone a que la educación sea de calidad o a que las funciones administrativas de una institución u organización se hagan con calidad, es decir, en la mejor forma posible (con eficacia y eficiencia). Pero se señalaba asimismo que la calidad o excelencia, remitía y se reducía al éxito, y que lo que es exitoso, no es necesariamente justo o verdadero, e incluso a veces ni siquiera es racional.
En cambio, la “competitividad”, si bien ligada indiscutiblemente al éxito como en la noción de “calidad”, no es necesariamente su equivalente, pues por ejemplo, muchos productos chinos que circulan en el mercado, son baratijas de mala calidad aunque muy exitosos comercialmente hablando. Ahora bien, se señalaba que la noción de “competencia” tiene al menos tres acepciones, a saber: uno, como eficacia (y eficiencia); dos, como capacidad; y tres, como lucha, siendo ésta última la predominante, donde se presupone que unos pocos ganan a expensas de otros muchos que pierden. En este sentido, si alguien quiere triunfar en los negocios o en un proyecto cualquiera, necesita no sólo una ventaja competitiva fundada en un conocimiento superior o más desarrollado, sino también requiere audacia y ausencia de escrúpulos.
El origen de la confusión entre “calidad” y “competencia” educativa, se originó cuando los grupos conservadores promotores del neoliberalismo, dentro de sus diversos alegatos y acciones que han llevado a un gradual desmantelamiento del Estado benefactor, cuestionaban la educación pública con el argumento de que su masificación era inversamente proporcional a su calidad, poniendo bajo sospecha la preparación de los profesionistas, esencialmente de las universidades públicas, sosteniendo que su formación no estaba orientada al mundo del trabajo, sino que era demasiado teórica o abstracta, y que además, enseñaban algunos saberes “inútiles”, entre otros cuestionamientos típicos de dicha ideología conservadora.
En efecto, la retirada del Estado de su participación en la economía, implicó abandonar la creación de empleos dejando ésta responsabilidad en los particulares, los cuales desde luego no estaban y no están dispuestos a ofrecer las ventajas de estabilidad y prestaciones sociales que solían brindar las instituciones y empresas públicas. Esto explica porque matrículas de carreras profesionales -otrora “taquilleras”- como agricultura y otras, se desplomaron estrepitosamente, pues el Estado como su empleador habitual dejó de hacerlo. Los “empleadores” particulares por su parte, fueron ganando terreno en la confección curricular de las distintas carreras profesionales, y asimismo, impulsaron la creación de carreras técnicas.
En consecuencia, dado que la educación dio un giro para servir predominantemente a los intereses del mercado, se exigió una educación que formara a individuos que tuvieran la capacidad de adaptarse constantemente a los vertiginosos cambios de las tecnologías que sustentan la economía neoliberal, que fueran profesionalmente más competentes siendo capaces de mantener vigentes sus conocimientos mediante un autoaprendizaje continuo, uniformando de paso los saberes con parámetros o estándares internacionales al contentillo de los grandes empresarios.
De esta manera, la competitividad educativa como sinónimo de excelencia y ésta a su vez de éxito, ha reducido la educación a destrezas técnicas orientando el conocimiento en el marco de la razón instrumental, en detrimento de la formación humanística y cívica, no tanto porque éstas se eviten o se limiten a su mínima expresión, sino porque las asignaturas de ese tipo que se mantienen en los currículos, se les da un sesgo que busca justificar ideológicamente el (des)orden social existente controlando con ello la subjetividad de quienes forman parte del mundo educativo, de tal forma que estamos ante un tipo de educación que explícita e implícitamente, inculca en los individuos del medio educativo de todos los niveles, la aceptación y adaptación al estado de cosas existentes, fomentando el egoísmo y neutralizando el pensamiento crítico como mecanismos de reforzamiento del capitalismo salvaje.
Este blog pretende ser una comunidad de aprendizaje sobre tópicos filosóficos y políticos, abiertos a cualquier persona que se interese por participar en los temas que aquí se exponen mediante comentarios críticos anotados al final del artículo del momento o enviándolos por email. Asimismo, todos mis escritos pueden ser reproducidos libremente en otros medios impresos o digitales conservando mi autoría.
domingo, 20 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
Del darwinismo educativo al darwinismo social y viceversa
Del darwinismo educativo al darwinismo social y viceversa
“Pienso, luego existo”
Descartes
César Ricardo Luque Santana
En mi artículo anterior, donde hacía referencia a los aspectos negativos de la política de calidad educativa, me centré en el modelo por competencias y en la meritocracia académica como el anzuelo que ha permitido entusiasmar a algunos profesores que se han vuelto incondicionales de dicho modelo, y dejé un espacio muy breve para analizar las consecuencias sociales de esta política educativa, asunto que trataré enseguida, pues como afirmaba en mi colaboración anterior, muchos educadores y educandos extienden su vivencia del ámbito educativo al ámbito social, asumiendo acríticamente la perspectiva ideológica neoliberal que sustenta al modelo por competencias educativas.
En cuanto a la meritocracia académica, dije que si bien es correcto estimular a los profesores que hacen bien su trabajo, su instrumentación es inadecuada, insuficiente y contradictoria, además de que induce a una diversidad de prácticas simuladoras. Pero en lo social, el modelo por competencias promueve entre los docentes y estudiantes la aceptación fatalista de una sociedad altamente excluyente, al mismo tiempo que los incita a adaptarse a sus reglas si quieren insertarse exitosamente en ella. Así, desde la escuela, se perfila una concepción de la educación como una mercancía y no como un derecho, lo cual es acorde con una educación diseñada conforme a los criterios del mercado, razón por la cual, existe la tentación de relegar o suprimir una formación ciudadana de índole crítica.
A continuación abordaré someramente los aspectos sociales, económicos y políticos en que se sustenta la mal llamada educación de calidad, tratando de esclarecer algunos puntos que nos permitan centrar un debate al respecto. Para ello, me apoyaré en dos textos que pueden bajarse del Internet: uno de ello es de Renán Vega, titulado “‘Las competencias educativas’ y el darwinismo pedagógico”, y el otro es de Orlando Pulido, “La cuestión de la calidad de la educación”. Este último escrito es un tanto extenso pero muy aleccionador respecto al contexto que impulsa y da sentido a la política de calidad educativa.
La cuestión de las competencias educativas se origina como muchos saben en el ámbito laboral, y sus preceptos como los de flexibilidad, polifuncionalidad y otros, son trasladados de ahí al ámbito educativo. Lo mismo ocurre con su lenguaje, criterios, pautas, etc., que se vuelven moneda corriente en las instituciones educativas. En este sentido, los cambios educativos vienen acicalados por los cambios en el contexto histórico-social. En efecto, desde los inicios de los 70, el capitalismo entra en un proceso de cambios vertiginosos -particularmente de tipo tecnológico- lo que significaba que el antiguo sistema u organización productiva en que éste se sustentaba, se viera rebasado por la nueva dinámica económica y tecnológica. Este hecho exige la construcción de nuevos parámetros para satisfacer las necesidades de un mercado globalizado y provoca una serie de desplazamientos de diversa naturaleza, entre ellos una revalorización del saber, principalmente del conocimiento científico y tecnológico, que ahora más que nunca está al servicio del poder como decía Francis Bacon, por lo cual, su relevancia es de índole estratégica.
Y como la educación no es ajena a las condiciones sociales sino que es expresión de ellas, los cambios o reformas para adecuarse al nuevo contexto dominado por el mercado globalizado no se hicieron esperar. En este orden de cosas, no es extraño que los organismos que impulsaron los cambios en los modelos educativos vinieran de afuera de las instituciones educativas, como el Banco Mundial y otros organismos semejantes, quienes determinan la política económica de muchas naciones con gobiernos neoliberales.
Sin embargo, es importante subrayar la diferencia entre “competencias” y “calidad”, pues aunque se manejan como sinónimos, la necesidad de una educación de calidad debería estar fuera de toda duda, pues como dice Orlando Pulido (OP), nadie se propone lo contrario. En otro momento explicaré por qué la noción de calidad se empató con la de competencia, pero por ahora basta con señalar que el término “competencia” tiene tres acepciones como bien señala Renán Vega (RV): una, como aptitud para hacer exitosamente o con excelencia algo; dos, cuando se dice que una determinada situación le compete a uno o no, lo que significa que se tiene autoridad, facultades o conocimientos para resolver un determinado problema o se carece de éstos; y tres, en el sentido de lucha como en las competencias deportivas, donde unos pocos ganan y la mayoría pierde. Si bien las tres acepciones están relacionadas entre sí, predomina el último significado, lo que implica una especie de selección “natural”. Esta situación desplaza la lucha de clases –por ejemplo- a la lucha entre “competentes” e “incompetentes”, “aptos” e “ineptos”. En este sentido, las competencias que se centran en el éxito particular mas no en la verdad y la justicia, exaltan el dominio de destrezas, habilidades o técnicas que permiten a las personas ser funcionales o rentables a los intereses del mercado y por ende ser incluidos en él, a la vez que se atajan las utopías de igualdad y soslayan los lazos de solidaridad.
Por ello, la propuesta de “aprender a aprender” tiene el sentido de tener la capacidad de adaptarse a los constantes cambios en el conocimiento o perecer como profesionista. Es decir, no se trata en modo alguno de inculcar una autonomía en los individuos más allá de razón instrumental, porque se necesita sólo que sepan resolver problemas técnicos mas no pensar por su cuenta problemas sociales. De este modo, se inculca a los profesores y estudiantes un individualismo exacerbado anulando con ello la crítica social, en otras palabras, se siembra en las mentes de las personas que si están mal económica y socialmente es por su culpa y no por el sistema, pues no han hecho lo suficiente para estar incluidos en él y gozar de sus ventajas, cuando en realidad el sistema está diseñado para que unos pocos triunfen (por lo que la meritocracia es veleidosa). Con base en esto, se induce a que se vea al capitalismo y las desigualdades que éste provoca como algo “natural” -condición que han sostenido sus epígonos todo el tiempo- pero que ahora endosan directamente a las personas. En otras palabras, se vive en un esquema de “sálvese quien pueda”, o como dicen irónicamente algunos profesores europeos, que el modelo por competencias educativas se resume en “todos para el mercado y cada uno para sí mismo”
En este contexto de egocentrismo, no es casual la proliferación de libros, cursos, conferencias y demás menjurjes de superación personal, de desarrollo humano, de programación neurolingüística y desde luego de rollos esotéricos y hasta brujería. El pragmatismo, el cinismo, la mentira y la delincuencia de todo tipo, son también componentes de este darwinismo social. Los factores sociales en boga determinan un tipo de educación que reproduzca a su vez al sistema.
De este modo se entiende que en todas las instituciones educativas públicas de todos sus niveles, exista un diseño organizacional que funciona con una lógica de empresa privada, donde los estudiantes son “clientes” (pues la educación no es ahora un derecho sino una mercancía); los rectores operan como gerentes; la administración vive enajenada en todas sus instancias con las políticas de calidad estableciendo en todas partes procedimientos para el “aseguramiento” de la misma; se crean instancias externas y desde luego privadas que son las encargadas de dar “certificaciones” y “acreditaciones” de acuerdo a parámetros estandarizados elaborados desde arriba que hacen abstracción de las diferencias sociales, económicas e ideológicas de las personas; se reduce el conocimiento a lo técnico (la famosa “sociedad del conocimiento”); y se orientan los fines de la educación a la satisfacción del mercado, en detrimento de una formación humanística y crítica, renunciando asimismo a un desarrollo propio.
El tema resulta realmente muy extenso para tratarlo exhaustivamente en este espacio, por lo que a reserva de darle continuidad en futuras colaboraciones, los remito a los investigadores que venido refiriendo y sólo recojo para finalizar el planteamiento de OP de que no está a discusión que la educación deba ser de calidad, sino la cuestión del derecho a la educación, donde la calidad es parte de ese derecho. En este sentido, es importante tratar de analizar lo que hay detrás del modelo por competencias hurgando es sus supuestos y en las condiciones que lo generan -y que lo reducen a los intereses del capitalismo salvaje- para tener conciencia de sus nefastas consecuencias. Queda pendiente desde luego determinar por qué la noción de calidad educativa se desvirtúa a competencia en el sentido más egoísta o sórdido, entre otros muchos temas existentes alrededor del modelo por competencias y su relación con la sociedad, donde se hace más contrastante el abismo entre el progreso científico y tecnológico con la injusticia social.
“Pienso, luego existo”
Descartes
César Ricardo Luque Santana
En mi artículo anterior, donde hacía referencia a los aspectos negativos de la política de calidad educativa, me centré en el modelo por competencias y en la meritocracia académica como el anzuelo que ha permitido entusiasmar a algunos profesores que se han vuelto incondicionales de dicho modelo, y dejé un espacio muy breve para analizar las consecuencias sociales de esta política educativa, asunto que trataré enseguida, pues como afirmaba en mi colaboración anterior, muchos educadores y educandos extienden su vivencia del ámbito educativo al ámbito social, asumiendo acríticamente la perspectiva ideológica neoliberal que sustenta al modelo por competencias educativas.
En cuanto a la meritocracia académica, dije que si bien es correcto estimular a los profesores que hacen bien su trabajo, su instrumentación es inadecuada, insuficiente y contradictoria, además de que induce a una diversidad de prácticas simuladoras. Pero en lo social, el modelo por competencias promueve entre los docentes y estudiantes la aceptación fatalista de una sociedad altamente excluyente, al mismo tiempo que los incita a adaptarse a sus reglas si quieren insertarse exitosamente en ella. Así, desde la escuela, se perfila una concepción de la educación como una mercancía y no como un derecho, lo cual es acorde con una educación diseñada conforme a los criterios del mercado, razón por la cual, existe la tentación de relegar o suprimir una formación ciudadana de índole crítica.
A continuación abordaré someramente los aspectos sociales, económicos y políticos en que se sustenta la mal llamada educación de calidad, tratando de esclarecer algunos puntos que nos permitan centrar un debate al respecto. Para ello, me apoyaré en dos textos que pueden bajarse del Internet: uno de ello es de Renán Vega, titulado “‘Las competencias educativas’ y el darwinismo pedagógico”, y el otro es de Orlando Pulido, “La cuestión de la calidad de la educación”. Este último escrito es un tanto extenso pero muy aleccionador respecto al contexto que impulsa y da sentido a la política de calidad educativa.
La cuestión de las competencias educativas se origina como muchos saben en el ámbito laboral, y sus preceptos como los de flexibilidad, polifuncionalidad y otros, son trasladados de ahí al ámbito educativo. Lo mismo ocurre con su lenguaje, criterios, pautas, etc., que se vuelven moneda corriente en las instituciones educativas. En este sentido, los cambios educativos vienen acicalados por los cambios en el contexto histórico-social. En efecto, desde los inicios de los 70, el capitalismo entra en un proceso de cambios vertiginosos -particularmente de tipo tecnológico- lo que significaba que el antiguo sistema u organización productiva en que éste se sustentaba, se viera rebasado por la nueva dinámica económica y tecnológica. Este hecho exige la construcción de nuevos parámetros para satisfacer las necesidades de un mercado globalizado y provoca una serie de desplazamientos de diversa naturaleza, entre ellos una revalorización del saber, principalmente del conocimiento científico y tecnológico, que ahora más que nunca está al servicio del poder como decía Francis Bacon, por lo cual, su relevancia es de índole estratégica.
Y como la educación no es ajena a las condiciones sociales sino que es expresión de ellas, los cambios o reformas para adecuarse al nuevo contexto dominado por el mercado globalizado no se hicieron esperar. En este orden de cosas, no es extraño que los organismos que impulsaron los cambios en los modelos educativos vinieran de afuera de las instituciones educativas, como el Banco Mundial y otros organismos semejantes, quienes determinan la política económica de muchas naciones con gobiernos neoliberales.
Sin embargo, es importante subrayar la diferencia entre “competencias” y “calidad”, pues aunque se manejan como sinónimos, la necesidad de una educación de calidad debería estar fuera de toda duda, pues como dice Orlando Pulido (OP), nadie se propone lo contrario. En otro momento explicaré por qué la noción de calidad se empató con la de competencia, pero por ahora basta con señalar que el término “competencia” tiene tres acepciones como bien señala Renán Vega (RV): una, como aptitud para hacer exitosamente o con excelencia algo; dos, cuando se dice que una determinada situación le compete a uno o no, lo que significa que se tiene autoridad, facultades o conocimientos para resolver un determinado problema o se carece de éstos; y tres, en el sentido de lucha como en las competencias deportivas, donde unos pocos ganan y la mayoría pierde. Si bien las tres acepciones están relacionadas entre sí, predomina el último significado, lo que implica una especie de selección “natural”. Esta situación desplaza la lucha de clases –por ejemplo- a la lucha entre “competentes” e “incompetentes”, “aptos” e “ineptos”. En este sentido, las competencias que se centran en el éxito particular mas no en la verdad y la justicia, exaltan el dominio de destrezas, habilidades o técnicas que permiten a las personas ser funcionales o rentables a los intereses del mercado y por ende ser incluidos en él, a la vez que se atajan las utopías de igualdad y soslayan los lazos de solidaridad.
Por ello, la propuesta de “aprender a aprender” tiene el sentido de tener la capacidad de adaptarse a los constantes cambios en el conocimiento o perecer como profesionista. Es decir, no se trata en modo alguno de inculcar una autonomía en los individuos más allá de razón instrumental, porque se necesita sólo que sepan resolver problemas técnicos mas no pensar por su cuenta problemas sociales. De este modo, se inculca a los profesores y estudiantes un individualismo exacerbado anulando con ello la crítica social, en otras palabras, se siembra en las mentes de las personas que si están mal económica y socialmente es por su culpa y no por el sistema, pues no han hecho lo suficiente para estar incluidos en él y gozar de sus ventajas, cuando en realidad el sistema está diseñado para que unos pocos triunfen (por lo que la meritocracia es veleidosa). Con base en esto, se induce a que se vea al capitalismo y las desigualdades que éste provoca como algo “natural” -condición que han sostenido sus epígonos todo el tiempo- pero que ahora endosan directamente a las personas. En otras palabras, se vive en un esquema de “sálvese quien pueda”, o como dicen irónicamente algunos profesores europeos, que el modelo por competencias educativas se resume en “todos para el mercado y cada uno para sí mismo”
En este contexto de egocentrismo, no es casual la proliferación de libros, cursos, conferencias y demás menjurjes de superación personal, de desarrollo humano, de programación neurolingüística y desde luego de rollos esotéricos y hasta brujería. El pragmatismo, el cinismo, la mentira y la delincuencia de todo tipo, son también componentes de este darwinismo social. Los factores sociales en boga determinan un tipo de educación que reproduzca a su vez al sistema.
De este modo se entiende que en todas las instituciones educativas públicas de todos sus niveles, exista un diseño organizacional que funciona con una lógica de empresa privada, donde los estudiantes son “clientes” (pues la educación no es ahora un derecho sino una mercancía); los rectores operan como gerentes; la administración vive enajenada en todas sus instancias con las políticas de calidad estableciendo en todas partes procedimientos para el “aseguramiento” de la misma; se crean instancias externas y desde luego privadas que son las encargadas de dar “certificaciones” y “acreditaciones” de acuerdo a parámetros estandarizados elaborados desde arriba que hacen abstracción de las diferencias sociales, económicas e ideológicas de las personas; se reduce el conocimiento a lo técnico (la famosa “sociedad del conocimiento”); y se orientan los fines de la educación a la satisfacción del mercado, en detrimento de una formación humanística y crítica, renunciando asimismo a un desarrollo propio.
El tema resulta realmente muy extenso para tratarlo exhaustivamente en este espacio, por lo que a reserva de darle continuidad en futuras colaboraciones, los remito a los investigadores que venido refiriendo y sólo recojo para finalizar el planteamiento de OP de que no está a discusión que la educación deba ser de calidad, sino la cuestión del derecho a la educación, donde la calidad es parte de ese derecho. En este sentido, es importante tratar de analizar lo que hay detrás del modelo por competencias hurgando es sus supuestos y en las condiciones que lo generan -y que lo reducen a los intereses del capitalismo salvaje- para tener conciencia de sus nefastas consecuencias. Queda pendiente desde luego determinar por qué la noción de calidad educativa se desvirtúa a competencia en el sentido más egoísta o sórdido, entre otros muchos temas existentes alrededor del modelo por competencias y su relación con la sociedad, donde se hace más contrastante el abismo entre el progreso científico y tecnológico con la injusticia social.
domingo, 6 de diciembre de 2009
Aspectos negativos de la política de calidad educativa
Aspectos negativos de la política de calidad educativa
César Ricardo Luque Santana
Esta reflexión surge de pláticas de café entre amigos educadores de niveles educativos medio superior y superior acerca de la política de calidad en la educación, también conocida como competencias educativas, la cual está en boga en todos niveles educativos desde el básico hasta el universitario, donde los criterios, reglas, capacitaciones, actividades colegiadas, etc., son esencialmente las mismas, es decir, la propuesta de organizar el trabajo académico más o menos tiene las mismas características e intenciones. Sin embargo, es necesario tratar de ver más allá del modelo en sí, tanto en el interior mismo del trabajo docente, por ejemplo en la formación de profesores, las pautas de calificación de su desempeño, la primacía de la forma sobre los contenidos, entre otras cuestiones que resultan de una estandarización del trabajo docente; hasta las consecuencias ideológicas de la mentalidad que en este proceso el profesor se va formando y que se proyecta luego –generalmente en forma inconscientemente- a la manera de ver la sociedad y sus problemas.
De entrada, es obligado reconocer que los mismos conceptos de calidad y competitividad proceden del ámbito empresarial y que por ende se mueven en esa lógica. ¿Qué es la calidad?, ¿qué son las competencias?, ¿qué hay detrás de estos conceptos?, ¿qué connotaciones ideológicas encierran? “Calidad” es en primera instancia lo contrario de “cantidad”, implica lo que es mejor, lo excelente, lo que reporta un éxito, etc.; “competencia” por su parte significa “capacidad”, de manera que alguien “competente” es alguien es capaz de hacer algo bien o en forma exitosa, es decir, denota lo mismo que la noción anterior. En ambos casos implica contar con parámetros o indicadores que permiten determinar de un producto o actividad, su “calidad” o “competitividad”. Esto lleva necesariamente a estandarizaciones y ambos conceptos están ligados también a la noción de éxito o superación personal o grupal (pero siempre particular o egoísta), lo que a su vez induce a algunas connotaciones que más adelante retomaré. Por ahora sólo quiero recomendar los análisis que el colombiano Guillermo Bustamante Zamudio ha realizado al tema de las competencias. Al respecto se puede localizar en Internet el artículo “Competencias en el campo educativo y del lenguaje” de dicho autor. También es recomendable conseguir los trabajos de un grupo de pedagogos colombianos sobre esta problemática (entre ellos Guillermo Bustamante) con el título de “El concepto de competencia. Una mirada interdisciplinar”, editado por la Sociedad Colombiana de Pedagogía y Alejandría Libros.
De momento, quiero señalar que algunos de los profesores con los que platicado se muestran entusiasmados con el modelo por competencias educativas en virtud de la meritocracia en que aparentemente se sustenta, aunque a veces se quejan del desgaste por tanta actividad paralela al trabajo de aula como las constantes reuniones de trabajo “colegiado”, las capacitaciones, etc. Por cierto, en esto último asoma una problemática de sobre-explotación laboral que considero hace mella al trabajo docente, paradójicamente a sus propósitos de un desempeño eficiente con resultados de “calidad” o “competentes”, pues en teoría, dichas actividades “complementarias” tienen la función de reforzar y mejorar la actividad docente y a partir de ello incidir en mejores resultados. Por poner en perspectiva esta situación de sobrecarga laboral, existe la tendencia -al menos en la UAN- a no reconocer la preparación de clases como parte de la carga académica, lo que significa que la preparación de clases y la revisión de tareas de los alumnos es un trabajo gratuito, y por consiguiente implica un aumento de la carga de trabajo real y por ende de desgaste.
Ahora bien, la meritocracia que impulsa este modelo significa que el esfuerzo de superación personal y la eficiencia en el desempeño académico podrá ser retribuida con mayores ingresos o percepciones, lo cual en sí mismo es correcto, pero en la práctica puede dar lugar a una práctica simuladora que se conoce como el “puntismo”, además de que se cae en la ilusión de que la “superación” personal del docente se traduce automáticamente en una mejora real del proceso educativo y por ende de sus resultados, lo cual está desmentido por la realidad, de ahí también que se hable irónicamente de la universidad de papel, es decir, la universidad que está bien en estadísticas, indicadores e informes, pero éstos suelen ser ajenos a la realidad. Esta simulación no se reduce a obtener títulos de posgrados (que en sí mismos no implican que un profesor pueda ser mejor docente), sino se hace extensiva a publicaciones, congresos, etc., que como dice Mario Bunge en su definición de “industria académica” (véase su Diccionario de Filosofía, Ed. Océano), que los resultados de sus investigaciones sólo son útiles a su autor. Desde luego que como toda generalización hay que tomarla con reservas porque también hay académicos serios que si hacen las cosas con responsabilidad. Asimismo, tampoco se está en contra de que los académicos superen sus grados académicos y tengan espacios de interlocución y debate, los cuales son necesarios para el desarrollo de la educación.
Otro problema de la meritocracia académica, aparte de que establece parámetros que sólo una minoría puede cumplir (a veces porque no se generan condiciones reales para que la mayoría de los profesores pueda superarse académicamente), persiste el hecho de que en sí mismo este tipo de medidas no garantiza que la superación de los maestros se traduzca automáticamente en una mejora de la educación, como se puede comprobar con la carrera magisterial, donde a pesar de que hay más maestros en esa categoría, la calidad educativa según las mediciones de la OCDE sigue en los últimos lugares internacionales; y tampoco evita los manejos discrecionales de influyentismo que se usan para beneficiar a los incondicionales del poder. En otras palabras, en abstracto, suena bien que se estimule con mejores remuneraciones a la gente que se supera, pero además de los defectos señalados, las reglas y criterios son impuestos desde afuera, además de que excluyen a profesores que hacen bien su trabajo pero que no cuentan con posgrado y que a veces sólo por esa circunstancia no acceden a los estímulos económicos que en todo caso se deberían de ofrecer por los resultados de su trabajo, los cuales se pueden medir mediante valoraciones que los estudiantes hacen de su desempeño y algunos productos que podrían avalar la calidad de su trabajo, entre otras medidas. Sin embargo, mientras persistan problemas como los que se han venido mencionando como el exceso de carga de trabajo (incluido el trabajo gratuito ya señalado, entre otros), es en cierto punto lógico que la meritocracia sea muy limitada en más de un sentido y que los resultados reales no sean tan halagüeños como los papeles oficiales lo indican.
Las consultas y la participación colegiada de los profesores tampoco es lo democrática que aparenta ser, porque la agenda de discusión, los parámetros, la normativa, etc., está diseñada y decidida desde afuera, desde los escritorios. No han surgido desde las bases mismas, de manera que dicha participación sólo tiene el propósito de “legitimar” una política educativa impuesta.
Para concluir, cuando no se tiene conciencia de todas estas situaciones porque se hace abstracción de las limitaciones o contradicciones prácticas que encierra y de las motivaciones ideológicas que subyacen, es de esperar que se apoye ingenuamente un modelo educativo en su construcción al interior del ámbito educativo sin reparar precisamente en sus fallas, así como al exterior en los valores e ideas que promueve en la sociedad donde la apuesta de la competencia implica una lucha sórdida para encumbrase individualmente socavando cualquier lazo de solidaridad y reduciendo la cooperación a la suma de egoísmos.
La educación no es ajena a la política y a la ideología, y sin reducirse a un epifenómeno, refleja los intereses de la clase dominante, de ahí que el modelo educativo por competencias responda a los intereses de los grandes empresarios, los cuales por definición son intereses particulares y muchas veces contrarios a los intereses de la sociedad. En este sentido, las competencias educativas están inscrita dentro de la política neoliberal por lo que su aceptación implica asumir los valores del individualismo más exacerbado, al mismo tiempo que se inculca en la subjetividad de educadores y educandos, que las personas prominentes en la política y la economía se han encumbrado por sus méritos, lo cual es relativamente cierto, pero la constante en estos casos es que generalmente se trata de gente inescrupulosa porque evidentemente sus logros en estos terrenos son diferentes de los que se supone se obtienen en el medio académico a través del conocimiento. En este sentido, la colaboración acrítica con este modelo reproduce una identificación adulterada que justifica la injusticia y la exclusión social.
César Ricardo Luque Santana
Esta reflexión surge de pláticas de café entre amigos educadores de niveles educativos medio superior y superior acerca de la política de calidad en la educación, también conocida como competencias educativas, la cual está en boga en todos niveles educativos desde el básico hasta el universitario, donde los criterios, reglas, capacitaciones, actividades colegiadas, etc., son esencialmente las mismas, es decir, la propuesta de organizar el trabajo académico más o menos tiene las mismas características e intenciones. Sin embargo, es necesario tratar de ver más allá del modelo en sí, tanto en el interior mismo del trabajo docente, por ejemplo en la formación de profesores, las pautas de calificación de su desempeño, la primacía de la forma sobre los contenidos, entre otras cuestiones que resultan de una estandarización del trabajo docente; hasta las consecuencias ideológicas de la mentalidad que en este proceso el profesor se va formando y que se proyecta luego –generalmente en forma inconscientemente- a la manera de ver la sociedad y sus problemas.
De entrada, es obligado reconocer que los mismos conceptos de calidad y competitividad proceden del ámbito empresarial y que por ende se mueven en esa lógica. ¿Qué es la calidad?, ¿qué son las competencias?, ¿qué hay detrás de estos conceptos?, ¿qué connotaciones ideológicas encierran? “Calidad” es en primera instancia lo contrario de “cantidad”, implica lo que es mejor, lo excelente, lo que reporta un éxito, etc.; “competencia” por su parte significa “capacidad”, de manera que alguien “competente” es alguien es capaz de hacer algo bien o en forma exitosa, es decir, denota lo mismo que la noción anterior. En ambos casos implica contar con parámetros o indicadores que permiten determinar de un producto o actividad, su “calidad” o “competitividad”. Esto lleva necesariamente a estandarizaciones y ambos conceptos están ligados también a la noción de éxito o superación personal o grupal (pero siempre particular o egoísta), lo que a su vez induce a algunas connotaciones que más adelante retomaré. Por ahora sólo quiero recomendar los análisis que el colombiano Guillermo Bustamante Zamudio ha realizado al tema de las competencias. Al respecto se puede localizar en Internet el artículo “Competencias en el campo educativo y del lenguaje” de dicho autor. También es recomendable conseguir los trabajos de un grupo de pedagogos colombianos sobre esta problemática (entre ellos Guillermo Bustamante) con el título de “El concepto de competencia. Una mirada interdisciplinar”, editado por la Sociedad Colombiana de Pedagogía y Alejandría Libros.
De momento, quiero señalar que algunos de los profesores con los que platicado se muestran entusiasmados con el modelo por competencias educativas en virtud de la meritocracia en que aparentemente se sustenta, aunque a veces se quejan del desgaste por tanta actividad paralela al trabajo de aula como las constantes reuniones de trabajo “colegiado”, las capacitaciones, etc. Por cierto, en esto último asoma una problemática de sobre-explotación laboral que considero hace mella al trabajo docente, paradójicamente a sus propósitos de un desempeño eficiente con resultados de “calidad” o “competentes”, pues en teoría, dichas actividades “complementarias” tienen la función de reforzar y mejorar la actividad docente y a partir de ello incidir en mejores resultados. Por poner en perspectiva esta situación de sobrecarga laboral, existe la tendencia -al menos en la UAN- a no reconocer la preparación de clases como parte de la carga académica, lo que significa que la preparación de clases y la revisión de tareas de los alumnos es un trabajo gratuito, y por consiguiente implica un aumento de la carga de trabajo real y por ende de desgaste.
Ahora bien, la meritocracia que impulsa este modelo significa que el esfuerzo de superación personal y la eficiencia en el desempeño académico podrá ser retribuida con mayores ingresos o percepciones, lo cual en sí mismo es correcto, pero en la práctica puede dar lugar a una práctica simuladora que se conoce como el “puntismo”, además de que se cae en la ilusión de que la “superación” personal del docente se traduce automáticamente en una mejora real del proceso educativo y por ende de sus resultados, lo cual está desmentido por la realidad, de ahí también que se hable irónicamente de la universidad de papel, es decir, la universidad que está bien en estadísticas, indicadores e informes, pero éstos suelen ser ajenos a la realidad. Esta simulación no se reduce a obtener títulos de posgrados (que en sí mismos no implican que un profesor pueda ser mejor docente), sino se hace extensiva a publicaciones, congresos, etc., que como dice Mario Bunge en su definición de “industria académica” (véase su Diccionario de Filosofía, Ed. Océano), que los resultados de sus investigaciones sólo son útiles a su autor. Desde luego que como toda generalización hay que tomarla con reservas porque también hay académicos serios que si hacen las cosas con responsabilidad. Asimismo, tampoco se está en contra de que los académicos superen sus grados académicos y tengan espacios de interlocución y debate, los cuales son necesarios para el desarrollo de la educación.
Otro problema de la meritocracia académica, aparte de que establece parámetros que sólo una minoría puede cumplir (a veces porque no se generan condiciones reales para que la mayoría de los profesores pueda superarse académicamente), persiste el hecho de que en sí mismo este tipo de medidas no garantiza que la superación de los maestros se traduzca automáticamente en una mejora de la educación, como se puede comprobar con la carrera magisterial, donde a pesar de que hay más maestros en esa categoría, la calidad educativa según las mediciones de la OCDE sigue en los últimos lugares internacionales; y tampoco evita los manejos discrecionales de influyentismo que se usan para beneficiar a los incondicionales del poder. En otras palabras, en abstracto, suena bien que se estimule con mejores remuneraciones a la gente que se supera, pero además de los defectos señalados, las reglas y criterios son impuestos desde afuera, además de que excluyen a profesores que hacen bien su trabajo pero que no cuentan con posgrado y que a veces sólo por esa circunstancia no acceden a los estímulos económicos que en todo caso se deberían de ofrecer por los resultados de su trabajo, los cuales se pueden medir mediante valoraciones que los estudiantes hacen de su desempeño y algunos productos que podrían avalar la calidad de su trabajo, entre otras medidas. Sin embargo, mientras persistan problemas como los que se han venido mencionando como el exceso de carga de trabajo (incluido el trabajo gratuito ya señalado, entre otros), es en cierto punto lógico que la meritocracia sea muy limitada en más de un sentido y que los resultados reales no sean tan halagüeños como los papeles oficiales lo indican.
Las consultas y la participación colegiada de los profesores tampoco es lo democrática que aparenta ser, porque la agenda de discusión, los parámetros, la normativa, etc., está diseñada y decidida desde afuera, desde los escritorios. No han surgido desde las bases mismas, de manera que dicha participación sólo tiene el propósito de “legitimar” una política educativa impuesta.
Para concluir, cuando no se tiene conciencia de todas estas situaciones porque se hace abstracción de las limitaciones o contradicciones prácticas que encierra y de las motivaciones ideológicas que subyacen, es de esperar que se apoye ingenuamente un modelo educativo en su construcción al interior del ámbito educativo sin reparar precisamente en sus fallas, así como al exterior en los valores e ideas que promueve en la sociedad donde la apuesta de la competencia implica una lucha sórdida para encumbrase individualmente socavando cualquier lazo de solidaridad y reduciendo la cooperación a la suma de egoísmos.
La educación no es ajena a la política y a la ideología, y sin reducirse a un epifenómeno, refleja los intereses de la clase dominante, de ahí que el modelo educativo por competencias responda a los intereses de los grandes empresarios, los cuales por definición son intereses particulares y muchas veces contrarios a los intereses de la sociedad. En este sentido, las competencias educativas están inscrita dentro de la política neoliberal por lo que su aceptación implica asumir los valores del individualismo más exacerbado, al mismo tiempo que se inculca en la subjetividad de educadores y educandos, que las personas prominentes en la política y la economía se han encumbrado por sus méritos, lo cual es relativamente cierto, pero la constante en estos casos es que generalmente se trata de gente inescrupulosa porque evidentemente sus logros en estos terrenos son diferentes de los que se supone se obtienen en el medio académico a través del conocimiento. En este sentido, la colaboración acrítica con este modelo reproduce una identificación adulterada que justifica la injusticia y la exclusión social.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Adolfo Pérez Esquivel - Golpistas.com
Golpistas.com
La seguridad, insegura
por Adolfo Pérez Esquivel*
Una y otra vez vuelven los personajes de turno; la diva del teléfono “Su”, reclama represión y pregona la pena de muerte para aquellos que supuestamente atentan contra la seguridad.
El mediático y divertido señor Tinelli y la señora de los almuerzos Mirtha Legrand tienen medios audiovisuales a su disposición y suman su reclamo y convocan a una reunión por la “seguridad”; están cansados y temerosos de que los pobres corten rutas, avenidas, y generen el caos ciudadano; están hartos de piqueteros que reclaman trabajo y seguridad para sus familias y la comunidad.
Los medios de incomunicación, comunican los desastres y anuncian el “Apocalipsis Now”; el Grupo Clarín y la Nación fogonean la campaña de desestabilizar al gobierno. La Pitonisa clama toda clase de calamidades y envía cartas a las embajadas, anunciando que la única garante institucional de la Nación es ella y nadie más.
Pretenden ignorar que el único garante de la democracia es el Pueblo. Josué de Castro, medico brasileño que fuera director de la FAO, en su obra La Geografía del Hambre dice: “Los pobres no duermen porque tienen hambre, y los ricos no duermen porque tienen miedo a los que tienen hambre”.
¿Cómo podemos trabajar y lograr que todos duerman sin sobresaltos y que, aquellos que más tienen, aprendan a compartir el Pan y la Libertad, con los que menos tienen?
Pero no, los personajes ricos y famosos televisivos reclaman “seguridad y mano dura contra los pobres”. Recuerdo a uno de mis profesores de filosofía, Galíndez, quien decía que: “en el teatro griego los actores usaban máscaras y al terminar la función debían sacársela y volver a ser personas”. Hay personajes que continúan actuando y no quieren sacarse la máscara por miedo a ser personas. El profesor nos enseñaba que: “es más difícil ser señor que doctor”.
Saquen sus conclusiones los personajes; es una buena lección. Hay que preguntarles porqué callaron cuando la Sociedad Rural y la Federación Agraria pararon el país durante 4 meses para desestabilizar y condicionar al gobierno y guardaron silencio frente a la voracidad económica del llamado “campo sojero y otras yerbas”; son quienes destruyen los montes y expulsan a los campesinos e indígenas; quienes durante el paro tiraron miles de litros de leche y alimentos de los camiones con acoplados en las rutas, mientras mas de 10 millones de compatriotas están en la pobreza. No pueden ignorar que los terratenientes y sus aliados imponen los monocultivos, la desertificación y contaminación, y todito esto lo hacen con total impunidad.
Pregunto: ¿Quién se hace responsable de las pérdidas sufridas por los afectados por el paro del campo? Deben saber que muchos sectores sociales trabajan y luchan contra la inseguridad; pero la visión y comprensión es distinta a la de los ricos y famosos...
¿Le preguntaron a un chico que vive en la calle, hambreado, castigado y marginado por una sociedad injusta, cuál es su seguridad? ¿Recorrieron alguna villa o asentamiento y preguntaron a los pobladores cuál es su seguridad? ¿Pensaron en los pueblos originarios a quienes los “empresarios del campo” les quitan las tierras, y los obligan a emigrar a la periferia de las grandes ciudades y formar piquetes para reclamar sus derechos?
Quienes acamparon 33 horas en la Avenida 9 de Julio no estaban ahí por gusto con sus bebes y niños; soportando frío, calor, presiones y la indiferencia social. Reclaman trabajo, no mendicidad; tuvieron el coraje de denunciar el clientelismo político de los municipios y a los punteros políticos y la falta de respuesta oficial.
El mismo reclamo se extiende en el país, como sucede en la Quiaca, cuando en enero cuatrocientos pobladores, la mayoría mujeres, se declararon en huelga de hambre con su hambre, para reclamar trabajo y condiciones de vida para sus familias.
La gente busca resolver sus problemas, y cuando no son escuchados por los responsables de los gobiernos provinciales y el gobierno nacional, se movilizan para lograr sus objetivos a través de acciones de resistencia no violentas.
En Tucumán hay “barrios privados”; sería bueno que los recorran aquellos que comen todos los días y tienen que hacer dieta para no engordar y se “sacrifican en el gimnasio”.
Comprobarán que han proliferado los “barrios privados”. Privados de luz, de agua, de asfalto, de escuela, de salud, de trabajo y de seguridad. Más privados imposible.
¿Se olvidaron del saqueo del 2001 y 2002, que sufrió el pueblo cuando sacaron todo el capital del país y dejaron a muchos con una mano adelante y otra atrás, y los ahorristas en el corralito vieron esfumarse sus ahorros?
Necesitamos hacer un esfuerzo todos los sectores sociales, culturales, políticos y religiosos para recomponer el cuerpo social y no para destruir. Hay que aprender de los trabajadores de las fábricas recuperadas y de los campesinos, pequeños productores rurales; son ejemplos de resistencia social y tienen propuestas concretas.
Se está desatando una campaña con ánimo golpista; vemos una exacerbación permanente para desestabilizar al gobierno y provocar la violencia desde lo verbal a lo social y estructural. Critican hasta los 180 pesos por niños. Cualquier cosa que hace el gobierno está mal, pero no proponen nada mejor.
Los medios de comunicación manipulan la información y aumentan las tensiones y conflictos; reclaman “libertad de prensa", confundiéndola con "libertad de empresa”, gritan y vociferan contra la Ley de Medios Audiovisuales. Callaron durante 25 años la ley impuesta por la dictadura militar, con la cual estaban conformes porque les garantizaba el monopolio de los medios y control de la información del país.
Estamos frente a un “aquelarre político y social” que pocas veces vivió el país, cargado de fuerte virulencia contra el gobierno. Es preocupante y peligroso. Soy crítico del gobierno y lo manifiesto públicamente; hay acciones políticas contradictorias que no comparto por su incoherencia entre el decir y el hacer; pero hay que encontrar alternativas sociales, culturales, económicas y políticas.
Hace tiempo que se siente un fuerte olor podrido en el ambiente, cargado de palabras devaluadas y violentas, que van más allá de ser oposición política; se siente mal olor al estilo hondureño que pone en riesgo la democracia.
Al gobierno hay que sostenerlo, más allá de si estamos o no de acuerdo con su política, personalmente no lo estoy, y reclamarle y exigirle que corrija los errores políticos que atentan contra el pueblo; reclamarle transparencia y ética en el ejercicio de su función y gobernabilidad.
Los que disponen de medios de comunicación tienen la responsabilidad de actuar con sabiduría y prudencia y no utilizarlo con actitudes golpistas.com. El otro camino es la complicidad para provocar la ingobernabilidad y enfrentamiento entre argentinos.
A los pregoneros que pretenden imponer la represión y la pena de muerte hay que decirles que son caminos del autoritarismo y regímenes dictatoriales que ha sufrido el país y el continente. No hemos luchado y sufrido para retroceder. El costo fue altísimo y las heridas aún duelen
Es necesario recomponer el cuerpo social y encontrar caminos superadores hacia un nuevo “Contrato Social” con nuestro pueblo y defender los espacios de libertad.
Les decimos a los golpistas.com. “Nunca más”.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz. Argentino, arquitecto y escritor.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article162999.html#article162999
La seguridad, insegura
por Adolfo Pérez Esquivel*
Una y otra vez vuelven los personajes de turno; la diva del teléfono “Su”, reclama represión y pregona la pena de muerte para aquellos que supuestamente atentan contra la seguridad.
El mediático y divertido señor Tinelli y la señora de los almuerzos Mirtha Legrand tienen medios audiovisuales a su disposición y suman su reclamo y convocan a una reunión por la “seguridad”; están cansados y temerosos de que los pobres corten rutas, avenidas, y generen el caos ciudadano; están hartos de piqueteros que reclaman trabajo y seguridad para sus familias y la comunidad.
Los medios de incomunicación, comunican los desastres y anuncian el “Apocalipsis Now”; el Grupo Clarín y la Nación fogonean la campaña de desestabilizar al gobierno. La Pitonisa clama toda clase de calamidades y envía cartas a las embajadas, anunciando que la única garante institucional de la Nación es ella y nadie más.
Pretenden ignorar que el único garante de la democracia es el Pueblo. Josué de Castro, medico brasileño que fuera director de la FAO, en su obra La Geografía del Hambre dice: “Los pobres no duermen porque tienen hambre, y los ricos no duermen porque tienen miedo a los que tienen hambre”.
¿Cómo podemos trabajar y lograr que todos duerman sin sobresaltos y que, aquellos que más tienen, aprendan a compartir el Pan y la Libertad, con los que menos tienen?
Pero no, los personajes ricos y famosos televisivos reclaman “seguridad y mano dura contra los pobres”. Recuerdo a uno de mis profesores de filosofía, Galíndez, quien decía que: “en el teatro griego los actores usaban máscaras y al terminar la función debían sacársela y volver a ser personas”. Hay personajes que continúan actuando y no quieren sacarse la máscara por miedo a ser personas. El profesor nos enseñaba que: “es más difícil ser señor que doctor”.
Saquen sus conclusiones los personajes; es una buena lección. Hay que preguntarles porqué callaron cuando la Sociedad Rural y la Federación Agraria pararon el país durante 4 meses para desestabilizar y condicionar al gobierno y guardaron silencio frente a la voracidad económica del llamado “campo sojero y otras yerbas”; son quienes destruyen los montes y expulsan a los campesinos e indígenas; quienes durante el paro tiraron miles de litros de leche y alimentos de los camiones con acoplados en las rutas, mientras mas de 10 millones de compatriotas están en la pobreza. No pueden ignorar que los terratenientes y sus aliados imponen los monocultivos, la desertificación y contaminación, y todito esto lo hacen con total impunidad.
Pregunto: ¿Quién se hace responsable de las pérdidas sufridas por los afectados por el paro del campo? Deben saber que muchos sectores sociales trabajan y luchan contra la inseguridad; pero la visión y comprensión es distinta a la de los ricos y famosos...
¿Le preguntaron a un chico que vive en la calle, hambreado, castigado y marginado por una sociedad injusta, cuál es su seguridad? ¿Recorrieron alguna villa o asentamiento y preguntaron a los pobladores cuál es su seguridad? ¿Pensaron en los pueblos originarios a quienes los “empresarios del campo” les quitan las tierras, y los obligan a emigrar a la periferia de las grandes ciudades y formar piquetes para reclamar sus derechos?
Quienes acamparon 33 horas en la Avenida 9 de Julio no estaban ahí por gusto con sus bebes y niños; soportando frío, calor, presiones y la indiferencia social. Reclaman trabajo, no mendicidad; tuvieron el coraje de denunciar el clientelismo político de los municipios y a los punteros políticos y la falta de respuesta oficial.
El mismo reclamo se extiende en el país, como sucede en la Quiaca, cuando en enero cuatrocientos pobladores, la mayoría mujeres, se declararon en huelga de hambre con su hambre, para reclamar trabajo y condiciones de vida para sus familias.
La gente busca resolver sus problemas, y cuando no son escuchados por los responsables de los gobiernos provinciales y el gobierno nacional, se movilizan para lograr sus objetivos a través de acciones de resistencia no violentas.
En Tucumán hay “barrios privados”; sería bueno que los recorran aquellos que comen todos los días y tienen que hacer dieta para no engordar y se “sacrifican en el gimnasio”.
Comprobarán que han proliferado los “barrios privados”. Privados de luz, de agua, de asfalto, de escuela, de salud, de trabajo y de seguridad. Más privados imposible.
¿Se olvidaron del saqueo del 2001 y 2002, que sufrió el pueblo cuando sacaron todo el capital del país y dejaron a muchos con una mano adelante y otra atrás, y los ahorristas en el corralito vieron esfumarse sus ahorros?
Necesitamos hacer un esfuerzo todos los sectores sociales, culturales, políticos y religiosos para recomponer el cuerpo social y no para destruir. Hay que aprender de los trabajadores de las fábricas recuperadas y de los campesinos, pequeños productores rurales; son ejemplos de resistencia social y tienen propuestas concretas.
Se está desatando una campaña con ánimo golpista; vemos una exacerbación permanente para desestabilizar al gobierno y provocar la violencia desde lo verbal a lo social y estructural. Critican hasta los 180 pesos por niños. Cualquier cosa que hace el gobierno está mal, pero no proponen nada mejor.
Los medios de comunicación manipulan la información y aumentan las tensiones y conflictos; reclaman “libertad de prensa", confundiéndola con "libertad de empresa”, gritan y vociferan contra la Ley de Medios Audiovisuales. Callaron durante 25 años la ley impuesta por la dictadura militar, con la cual estaban conformes porque les garantizaba el monopolio de los medios y control de la información del país.
Estamos frente a un “aquelarre político y social” que pocas veces vivió el país, cargado de fuerte virulencia contra el gobierno. Es preocupante y peligroso. Soy crítico del gobierno y lo manifiesto públicamente; hay acciones políticas contradictorias que no comparto por su incoherencia entre el decir y el hacer; pero hay que encontrar alternativas sociales, culturales, económicas y políticas.
Hace tiempo que se siente un fuerte olor podrido en el ambiente, cargado de palabras devaluadas y violentas, que van más allá de ser oposición política; se siente mal olor al estilo hondureño que pone en riesgo la democracia.
Al gobierno hay que sostenerlo, más allá de si estamos o no de acuerdo con su política, personalmente no lo estoy, y reclamarle y exigirle que corrija los errores políticos que atentan contra el pueblo; reclamarle transparencia y ética en el ejercicio de su función y gobernabilidad.
Los que disponen de medios de comunicación tienen la responsabilidad de actuar con sabiduría y prudencia y no utilizarlo con actitudes golpistas.com. El otro camino es la complicidad para provocar la ingobernabilidad y enfrentamiento entre argentinos.
A los pregoneros que pretenden imponer la represión y la pena de muerte hay que decirles que son caminos del autoritarismo y regímenes dictatoriales que ha sufrido el país y el continente. No hemos luchado y sufrido para retroceder. El costo fue altísimo y las heridas aún duelen
Es necesario recomponer el cuerpo social y encontrar caminos superadores hacia un nuevo “Contrato Social” con nuestro pueblo y defender los espacios de libertad.
Les decimos a los golpistas.com. “Nunca más”.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz. Argentino, arquitecto y escritor.
Fuente: http://www.voltairenet.org/article162999.html#article162999
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Día Internacional de la Filosofía
El día internacional de la filosofía
César Ricardo Luque Santana
La UNESCO, con sede en París, decretó cada tercer jueves noviembre como el “Día Internacional de la Filosofía” en homenaje a Sócrates, un filósofo emblemático para la comunidad filosófica del mundo y para el pensamiento crítico, comenzando las celebraciones el 21 de noviembre de 2002. Aunque no encontré el decreto en mención, en la fuente de una publicación de la UNESCO llamada Newsletter de abril de 2003, se aborda la importancia de la filosofía a través de un dossier dedicado a ella. Ahí se establece como justificación de la determinación de establecer el Día Mundial de la Filosofía lo siguiente: que el pensamiento filosófico contribuye a la transformación social a partir de la promoción de valores universales de justicia, libertad y dignidad; hablan de una filosofía no especulativa ni prescriptiva, sino crítica, que cuestiona el significado de la vida en su contexto internacional; que es necesario rescatar la tradición filosófica y contribuir a su popularización en la cultura; que la globalización sólo podrá ser justa si prevalecen los derechos humanos de todos en cualquier lugar del mundo, entre otras consideraciones.
La licenciatura en filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), ha celebrado en tres ocasiones este suceso, esta vez, durante los días 12 y 13 de noviembre en nuestras instalaciones del edificio de Ciencias Sociales y Humanidades en el aula magna. Por cierto, constantemente nos referimos a este tipo de actividades como “eventos”, lo cual, a decir de Álex Grijelmo en su libro “Defensa apasionada del idioma español”, es incorrecto porque “evento” o “eventual” implica improvisación, falta de planeación, lo cual no es el caso, puesto que las actividades académicas realizadas fueron debidamente planeadas y organizadas. Si no mal recuerdo lo que dice este autor en la mencionada obra, esta palabra proviene de una clonación del inglés, de la palabra “event”, que también se interpreta como sinónimo de “suceso” o “acontecimiento”. El problema es que esta palabra se ha instalado en los usos cotidianos del lenguaje tanto coloquial como académico, de manera que a los congresos, foros, encuentros, fiestas, etc., se les dice invariablemente “eventos”.
Estas actividades fueron iniciativa de un grupo de estudiantes a las cuales se sumaron un conjunto de profesores para formar una comisión organizadora, la cual realizó 4 ó 5 reuniones para darle forma a la propuesta, la cual desembocó en un programa de actividades muy interesante y cuya ejecución resultó muy satisfactoria. Las actividades que se plantearon fueron: una Mesa de discusión llamada “El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión social” con tres tópicos: la función social de la filosofía, cómo es percibida ésta por la sociedad y la cuestión del campo de trabajo del egresado de la carrera de filosofía. Esta actividad refleja una preocupación manifestada sobre todo por los alumnos de nuevo ingreso que tienen dudas en su vocación y reciben presiones de sus familiares y amigos sobre el desempeño laboral del licenciado en filosofía. Otra actividad complementaria de ésta, fue un Panel para analizar “Las relaciones entre la filosofía y las ciencias sociales”, que también trataba de mostrar -principalmente a este tipo de estudiantes de filosofía- las diversas posibilidades de vinculación desde la filosofía a las ciencias sociales como la política, la educación, la psicología o la comunicación, a través de sus muchos vasos comunicantes. Para este panel se contó con la participación entusiasta e inteligente de un grupo de profesores de dichas licenciaturas, a saber: el Mtro. Pedro Orozco (Ciencia Política), el Lic. Carlos Bernal (Psicología), la Mtra. Karla Martínez (Educación) y el Mtro. Antonio Bonifaz (Comunicación y Medios).
Otra actividad que también resultó muy estimulante, fue el “Coloquio de presentación de trabajos de investigación de tesis de filosofía“ que contó con la participación de la Lic. Alejandra Cruz Flores, la primera titulada de nuestra carrera (con mención honorífica), con la problemática entre “Interculturalidad y globalización”; Antonieta López Bimbela con la propuesta de una “Ontología poética de Gastón Bachelard” y Elena Castillo Pacheco con una problematización acerca del pensamiento filosófico precolombino e indígena con la ponencia “Filosofía intercultural: análisis a la propuesta de Raúl Forcet Betancourt”. Las tres pertenecen a la primera “generación” de filosofía de la UAN.
También tuvimos un par de estupendas conferencias, una con la Lic. Ana Bedolla Giles de la Federación Mexicana de Filosofía para Niños con el tema: “La filosofía para niños: una oportunidad de repensar la educación”, la cual resultó muy interesante porque se mostró los alcances y las dificultades de este programa para aprender a pensar, el cual es recomendado por la UNESCO, y que según ella, ya se lleva en todas las primarias públicas del Estado de México; mientras que el cierre de nuestras jornadas la realizamos en el auditorio de la Biblioteca Magna con la conferencia de Dr. Miguel Agustín Romero Morett, investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Guadalajara con el tema de “Filosofía, diálogo y sociedad”, donde expuso la importancia del pensamiento crítico en la construcción democrática de un proyecto de nación.
Es importante a través de este medio agradecer a diversas personas e instituciones que nos apoyaron para realizar las distintas actividades de filosofía, entre ellas, la investigadora Lourdes Pacheco que nos apoyó para traer a Romero Morett; a Magali Altamirano del Café Cultural Dalí quien nos proporcionó la publicidad en carteles y un programa de mano impreso, además de obsequiarnos el café; y desde luego, a diversas instancias y funcionarios de la propia universidad que nos apoyaron de diversos modos.
Próximamente haremos pública una memoria (al menos en formato digital), donde se recogen las ponencias desarrolladas en las diversas actividades de estas jornadas para compartirlas con todos.
César Ricardo Luque Santana
La UNESCO, con sede en París, decretó cada tercer jueves noviembre como el “Día Internacional de la Filosofía” en homenaje a Sócrates, un filósofo emblemático para la comunidad filosófica del mundo y para el pensamiento crítico, comenzando las celebraciones el 21 de noviembre de 2002. Aunque no encontré el decreto en mención, en la fuente de una publicación de la UNESCO llamada Newsletter de abril de 2003, se aborda la importancia de la filosofía a través de un dossier dedicado a ella. Ahí se establece como justificación de la determinación de establecer el Día Mundial de la Filosofía lo siguiente: que el pensamiento filosófico contribuye a la transformación social a partir de la promoción de valores universales de justicia, libertad y dignidad; hablan de una filosofía no especulativa ni prescriptiva, sino crítica, que cuestiona el significado de la vida en su contexto internacional; que es necesario rescatar la tradición filosófica y contribuir a su popularización en la cultura; que la globalización sólo podrá ser justa si prevalecen los derechos humanos de todos en cualquier lugar del mundo, entre otras consideraciones.
La licenciatura en filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), ha celebrado en tres ocasiones este suceso, esta vez, durante los días 12 y 13 de noviembre en nuestras instalaciones del edificio de Ciencias Sociales y Humanidades en el aula magna. Por cierto, constantemente nos referimos a este tipo de actividades como “eventos”, lo cual, a decir de Álex Grijelmo en su libro “Defensa apasionada del idioma español”, es incorrecto porque “evento” o “eventual” implica improvisación, falta de planeación, lo cual no es el caso, puesto que las actividades académicas realizadas fueron debidamente planeadas y organizadas. Si no mal recuerdo lo que dice este autor en la mencionada obra, esta palabra proviene de una clonación del inglés, de la palabra “event”, que también se interpreta como sinónimo de “suceso” o “acontecimiento”. El problema es que esta palabra se ha instalado en los usos cotidianos del lenguaje tanto coloquial como académico, de manera que a los congresos, foros, encuentros, fiestas, etc., se les dice invariablemente “eventos”.
Estas actividades fueron iniciativa de un grupo de estudiantes a las cuales se sumaron un conjunto de profesores para formar una comisión organizadora, la cual realizó 4 ó 5 reuniones para darle forma a la propuesta, la cual desembocó en un programa de actividades muy interesante y cuya ejecución resultó muy satisfactoria. Las actividades que se plantearon fueron: una Mesa de discusión llamada “El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión social” con tres tópicos: la función social de la filosofía, cómo es percibida ésta por la sociedad y la cuestión del campo de trabajo del egresado de la carrera de filosofía. Esta actividad refleja una preocupación manifestada sobre todo por los alumnos de nuevo ingreso que tienen dudas en su vocación y reciben presiones de sus familiares y amigos sobre el desempeño laboral del licenciado en filosofía. Otra actividad complementaria de ésta, fue un Panel para analizar “Las relaciones entre la filosofía y las ciencias sociales”, que también trataba de mostrar -principalmente a este tipo de estudiantes de filosofía- las diversas posibilidades de vinculación desde la filosofía a las ciencias sociales como la política, la educación, la psicología o la comunicación, a través de sus muchos vasos comunicantes. Para este panel se contó con la participación entusiasta e inteligente de un grupo de profesores de dichas licenciaturas, a saber: el Mtro. Pedro Orozco (Ciencia Política), el Lic. Carlos Bernal (Psicología), la Mtra. Karla Martínez (Educación) y el Mtro. Antonio Bonifaz (Comunicación y Medios).
Otra actividad que también resultó muy estimulante, fue el “Coloquio de presentación de trabajos de investigación de tesis de filosofía“ que contó con la participación de la Lic. Alejandra Cruz Flores, la primera titulada de nuestra carrera (con mención honorífica), con la problemática entre “Interculturalidad y globalización”; Antonieta López Bimbela con la propuesta de una “Ontología poética de Gastón Bachelard” y Elena Castillo Pacheco con una problematización acerca del pensamiento filosófico precolombino e indígena con la ponencia “Filosofía intercultural: análisis a la propuesta de Raúl Forcet Betancourt”. Las tres pertenecen a la primera “generación” de filosofía de la UAN.
También tuvimos un par de estupendas conferencias, una con la Lic. Ana Bedolla Giles de la Federación Mexicana de Filosofía para Niños con el tema: “La filosofía para niños: una oportunidad de repensar la educación”, la cual resultó muy interesante porque se mostró los alcances y las dificultades de este programa para aprender a pensar, el cual es recomendado por la UNESCO, y que según ella, ya se lleva en todas las primarias públicas del Estado de México; mientras que el cierre de nuestras jornadas la realizamos en el auditorio de la Biblioteca Magna con la conferencia de Dr. Miguel Agustín Romero Morett, investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Guadalajara con el tema de “Filosofía, diálogo y sociedad”, donde expuso la importancia del pensamiento crítico en la construcción democrática de un proyecto de nación.
Es importante a través de este medio agradecer a diversas personas e instituciones que nos apoyaron para realizar las distintas actividades de filosofía, entre ellas, la investigadora Lourdes Pacheco que nos apoyó para traer a Romero Morett; a Magali Altamirano del Café Cultural Dalí quien nos proporcionó la publicidad en carteles y un programa de mano impreso, además de obsequiarnos el café; y desde luego, a diversas instancias y funcionarios de la propia universidad que nos apoyaron de diversos modos.
Próximamente haremos pública una memoria (al menos en formato digital), donde se recogen las ponencias desarrolladas en las diversas actividades de estas jornadas para compartirlas con todos.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Las relaciones entre la filosofìa y las ciencias sociales
Las relaciones entre la filosofía y las ciencias sociales
César Ricardo Luque Santana
Una de las inquietudes de los estudiantes de filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) para incorporar a la celebración del Día Internacional de la Filosofía de este año fue acerca de la relación entre la filosofía y las ciencias sociales, lo que dio lugar no sólo a un panel al respecto sino que constituyó el título de las jornadas dedicada a dicha celebración.
Para este panel se invitó a participar a un profesor por cada una de las carreras del área de ciencia sociales y humanidades de la UAN, a los cuales se les pidió que presentaran una ponencia sobre las diversas relaciones entre la filosofía y cada una de las carreras que conforman la mencionada área, a saber: política, educación, psicología y ciencias de la comunicación, además de filosofía desde luego. Algunas de las cuestiones a analizar se refieren entre otras cosas a escudriñar la importancia de la formación filosófica en cada carrera profesional de las arriba mencionadas y, análogamente, valorar la necesidad que tiene la filosofía de abrevar de los conocimientos científicos en general y de las ciencias sociales en particular, comentando asimismo cuáles han sido las relaciones históricas entre ambas, además de otros temas afines.
Desde la perspectiva de la carrera de filosofía, me parece importante empezar por interpretar las motivaciones que han llevado a un grupo de estudiantes a interesarse por estos tópicos: ¿qué hay de fondo en esta propuesta o en esta necesidad de reflexión? Por lo que a mí concierne, me parece evidente que no se plantea esta temática desde el plano de la Filosofía de la Ciencia o de la Filosofía de las Ciencias Sociales, sino que obedece a motivaciones más prácticas y externas, lo cual no es casual con la otra mesa propuesta también por los alumnos acerca de “El ser y quehacer de la filosofía desde una dimensión social”. En otras palabras me parece que las inquietudes de ambas actividades de discusión tienen que ver con sus dudas acerca de la carrera de filosofía como profesión y con el hecho de que muchos estudiantes querían originalmente estar en otras carreras del área de ciencias sociales y humanidades, pero que por circunstancias diversas tuvieron que refugiarse en la licenciatura en filosofía, tal vez algunos se sintieron resignados a su suerte y otros aspirando todavía la posibilidad de un cambio de carrera aunque saben que tienen pocas probabilidades para ello.
Ya en la mesa anterior, discurrí sobre el tema de “La utilidad de la filosofía”, sobre su percepción social negativa desde la antigüedad hasta nuestros días y dije algunas cosas sobre el campo de trabajo del filósofo de acuerdo con lo señalado en el perfil de egreso de nuestra licenciatura, diferenciándolo de la problemática del mercado laboral del filósofo al que también aludí someramente. Ahora intentaré señalar las relaciones que a mi juicio existen entre la filosofía y las ciencias sociales. En primer lugar, diré que la ciencia y la filosofía han sido siempre aliados históricos y hoy se necesitan más que nunca, aunque es importante mencionar que dichas relaciones entre ellas no han estado exentas de tensiones. En la antigüedad, ambas estaban imbricadas estrechamente. En la era moderna hasta buena parte del siglo XIX, se consideraba a la ciencia orgánicamente ligada a la filosofía de manera que no es por azar que muchos títulos de obras y sociedades científicas de esa época usaran la denominación de “filosófica”. Ciertamente, las ciencias fácticas empezando por la física, se constituyeron como un saber científico cuantitativo autónomo y relativamente independiente de la filosofía desde el siglo XVI, pero su separación de ella en términos reales y conceptuales ocurrió a finales del siglo XIX afianzándose posteriormente a principios del siglo XX. Durante la Edad Media la filosofía se volvió sierva de la teología de manera que la ciencia resultó eclipsada por la religión, dando lugar a una larga etapa de oscurantismo. A inicios del siglo XX, el positivismo lógico trató de supeditar en vano la filosofía a las ciencias naturales, mientras que una vertiente del marxismo interpretó instrumentalmente a la filosofía como “una arma de la revolución”.
En la actualidad, la filosofía es importante en las ciencias sociales no sólo porque muchas de ellas surgen precisamente de la filosofía, sino porque muchas de las teorías de éstas disciplinas han sido elaboradas por filósofos o pensadores con una gran formación filosófica. Sin embargo, hay otros puntos de contacto que provienen de disciplinas filosóficas como la Ética y la Epistemología donde esta última ha cobrado una enorme importancia en la formación científica dentro de las ciencias sociales (y también de las ciencias naturales), precisamente porque se trata de una metateoría que ayuda a esclarecer la validez de sus propios conocimientos permitiendo analizar problemas acerca de la elaboración y función de las teorías, el problema entre lo objetivo y lo subjetivo (la relación sujeto-objeto) en la construcción de la verdad científica, las problemáticas metodológicas, la cuestión del lenguaje científico y sus procesos de formalización concomitantes, entre otros tópicos similares.
En la Ciencia Política, la relación con la filosofía es muy estrecha pues la ésta implica, en gran medida, una toma de posición política. La insistencia de las teorías filosóficas de la política en los valores, las teorías de la justicia, el poder y otras, son muestras de esta relación. Con la Psicología, la filosofía mantiene también nexos milenarios, pues las primeras teorías psicológicas fueron de corte filosófico (especulativas), mientras que determinadas concepciones filosóficas estás subyacentes en las actuales teorías psicológicas y educativas. La Filosofía de la Mente es actualmente una disciplina filosófica relativamente nueva que se alimenta de las ciencias neurológicas y psicológicas para estudiar problemas como el de la inteligencia artificial, entre otros. Los vínculos con las Ciencias de la Educación también son milenarios y estrechos pues los filósofos de todas las épocas se han preocupado hondamente por los problemas educativos de manera diversa, además de que el filósofo que ejerce la docencia necesita de una formación pedagógica y didáctica. Actualmente existe una disciplina filosófica llamada Filosofía de la Educación, del mismo modo que existe la Filosofía Política y una Filosofía de la Psicología, que actúan como metateorías de cada una de ellas. En cuanto a las Ciencias de la Comunicación también existe aunque de manera más marginal e incipiente una Filosofía de la Comunicación; no obstante que el tema de la comunicación siempre ha sido importante para la filosofía como lo demuestran los estudios tempranos de los sofistas, de Platón, de Aristóteles y de los romanos sobre la retórica, y el desarrollo posterior de una Teoría de la Argumentación con una base lógica, así como la misma Filosofía del Lenguaje. Los estudios de Semiótica también son de enorme interés tanto para las Ciencias de la Comunicación como para la Filosofía por la cuestión simbólica y, asimismo, hay importantes teorías de la comunicación elaboradas por filósofos. La importancia creciente en nuestra sociedad de los medios de comunicación electrónicos, constituye para la filosofía, a la vez de un recurso para ampliar su radio de acción, un objeto de investigación en sí mismo. Del mismo modo, los filósofos están obligados a ser buenos comunicadores mediante la escritura y la expresión verbal, siendo habilidades o competencias que deben distinguirlos.
Pienso que bastaría analizar en detalle la relación entre la filosofía y alguna de las ciencias sociales aquí mencionadas para identificar todos sus vínculos y puntos de contacto, y para confirmar que no se puede hacer ciencia sin la filosofía ni filosofía sin la ciencia, pues “la ciencia sin la filosofía sería ciega y la filosofía sin la ciencia sería vacía”. En este sentido y retomando lo que creo fueron algunas de las motivaciones originales que dieron lugar a este panel, los alumnos podrán darse cuenta de que a través de la filosofía podrían retomar o reencauzar sus inquietudes originales en alguna de las ciencias sociales de su interés, aunque requerirán, desde luego, una formación adicional en ellas. Sin embargo, sólo podrán mejorar sus expectativas de acercamiento a alguna ciencia social o natural en particular, si primero se preocupan por conquistar o adquirir una sólida formación filosófica.
cesar_luque40@hotmail.com
Noviembre de 2009
César Ricardo Luque Santana
Una de las inquietudes de los estudiantes de filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) para incorporar a la celebración del Día Internacional de la Filosofía de este año fue acerca de la relación entre la filosofía y las ciencias sociales, lo que dio lugar no sólo a un panel al respecto sino que constituyó el título de las jornadas dedicada a dicha celebración.
Para este panel se invitó a participar a un profesor por cada una de las carreras del área de ciencia sociales y humanidades de la UAN, a los cuales se les pidió que presentaran una ponencia sobre las diversas relaciones entre la filosofía y cada una de las carreras que conforman la mencionada área, a saber: política, educación, psicología y ciencias de la comunicación, además de filosofía desde luego. Algunas de las cuestiones a analizar se refieren entre otras cosas a escudriñar la importancia de la formación filosófica en cada carrera profesional de las arriba mencionadas y, análogamente, valorar la necesidad que tiene la filosofía de abrevar de los conocimientos científicos en general y de las ciencias sociales en particular, comentando asimismo cuáles han sido las relaciones históricas entre ambas, además de otros temas afines.
Desde la perspectiva de la carrera de filosofía, me parece importante empezar por interpretar las motivaciones que han llevado a un grupo de estudiantes a interesarse por estos tópicos: ¿qué hay de fondo en esta propuesta o en esta necesidad de reflexión? Por lo que a mí concierne, me parece evidente que no se plantea esta temática desde el plano de la Filosofía de la Ciencia o de la Filosofía de las Ciencias Sociales, sino que obedece a motivaciones más prácticas y externas, lo cual no es casual con la otra mesa propuesta también por los alumnos acerca de “El ser y quehacer de la filosofía desde una dimensión social”. En otras palabras me parece que las inquietudes de ambas actividades de discusión tienen que ver con sus dudas acerca de la carrera de filosofía como profesión y con el hecho de que muchos estudiantes querían originalmente estar en otras carreras del área de ciencias sociales y humanidades, pero que por circunstancias diversas tuvieron que refugiarse en la licenciatura en filosofía, tal vez algunos se sintieron resignados a su suerte y otros aspirando todavía la posibilidad de un cambio de carrera aunque saben que tienen pocas probabilidades para ello.
Ya en la mesa anterior, discurrí sobre el tema de “La utilidad de la filosofía”, sobre su percepción social negativa desde la antigüedad hasta nuestros días y dije algunas cosas sobre el campo de trabajo del filósofo de acuerdo con lo señalado en el perfil de egreso de nuestra licenciatura, diferenciándolo de la problemática del mercado laboral del filósofo al que también aludí someramente. Ahora intentaré señalar las relaciones que a mi juicio existen entre la filosofía y las ciencias sociales. En primer lugar, diré que la ciencia y la filosofía han sido siempre aliados históricos y hoy se necesitan más que nunca, aunque es importante mencionar que dichas relaciones entre ellas no han estado exentas de tensiones. En la antigüedad, ambas estaban imbricadas estrechamente. En la era moderna hasta buena parte del siglo XIX, se consideraba a la ciencia orgánicamente ligada a la filosofía de manera que no es por azar que muchos títulos de obras y sociedades científicas de esa época usaran la denominación de “filosófica”. Ciertamente, las ciencias fácticas empezando por la física, se constituyeron como un saber científico cuantitativo autónomo y relativamente independiente de la filosofía desde el siglo XVI, pero su separación de ella en términos reales y conceptuales ocurrió a finales del siglo XIX afianzándose posteriormente a principios del siglo XX. Durante la Edad Media la filosofía se volvió sierva de la teología de manera que la ciencia resultó eclipsada por la religión, dando lugar a una larga etapa de oscurantismo. A inicios del siglo XX, el positivismo lógico trató de supeditar en vano la filosofía a las ciencias naturales, mientras que una vertiente del marxismo interpretó instrumentalmente a la filosofía como “una arma de la revolución”.
En la actualidad, la filosofía es importante en las ciencias sociales no sólo porque muchas de ellas surgen precisamente de la filosofía, sino porque muchas de las teorías de éstas disciplinas han sido elaboradas por filósofos o pensadores con una gran formación filosófica. Sin embargo, hay otros puntos de contacto que provienen de disciplinas filosóficas como la Ética y la Epistemología donde esta última ha cobrado una enorme importancia en la formación científica dentro de las ciencias sociales (y también de las ciencias naturales), precisamente porque se trata de una metateoría que ayuda a esclarecer la validez de sus propios conocimientos permitiendo analizar problemas acerca de la elaboración y función de las teorías, el problema entre lo objetivo y lo subjetivo (la relación sujeto-objeto) en la construcción de la verdad científica, las problemáticas metodológicas, la cuestión del lenguaje científico y sus procesos de formalización concomitantes, entre otros tópicos similares.
En la Ciencia Política, la relación con la filosofía es muy estrecha pues la ésta implica, en gran medida, una toma de posición política. La insistencia de las teorías filosóficas de la política en los valores, las teorías de la justicia, el poder y otras, son muestras de esta relación. Con la Psicología, la filosofía mantiene también nexos milenarios, pues las primeras teorías psicológicas fueron de corte filosófico (especulativas), mientras que determinadas concepciones filosóficas estás subyacentes en las actuales teorías psicológicas y educativas. La Filosofía de la Mente es actualmente una disciplina filosófica relativamente nueva que se alimenta de las ciencias neurológicas y psicológicas para estudiar problemas como el de la inteligencia artificial, entre otros. Los vínculos con las Ciencias de la Educación también son milenarios y estrechos pues los filósofos de todas las épocas se han preocupado hondamente por los problemas educativos de manera diversa, además de que el filósofo que ejerce la docencia necesita de una formación pedagógica y didáctica. Actualmente existe una disciplina filosófica llamada Filosofía de la Educación, del mismo modo que existe la Filosofía Política y una Filosofía de la Psicología, que actúan como metateorías de cada una de ellas. En cuanto a las Ciencias de la Comunicación también existe aunque de manera más marginal e incipiente una Filosofía de la Comunicación; no obstante que el tema de la comunicación siempre ha sido importante para la filosofía como lo demuestran los estudios tempranos de los sofistas, de Platón, de Aristóteles y de los romanos sobre la retórica, y el desarrollo posterior de una Teoría de la Argumentación con una base lógica, así como la misma Filosofía del Lenguaje. Los estudios de Semiótica también son de enorme interés tanto para las Ciencias de la Comunicación como para la Filosofía por la cuestión simbólica y, asimismo, hay importantes teorías de la comunicación elaboradas por filósofos. La importancia creciente en nuestra sociedad de los medios de comunicación electrónicos, constituye para la filosofía, a la vez de un recurso para ampliar su radio de acción, un objeto de investigación en sí mismo. Del mismo modo, los filósofos están obligados a ser buenos comunicadores mediante la escritura y la expresión verbal, siendo habilidades o competencias que deben distinguirlos.
Pienso que bastaría analizar en detalle la relación entre la filosofía y alguna de las ciencias sociales aquí mencionadas para identificar todos sus vínculos y puntos de contacto, y para confirmar que no se puede hacer ciencia sin la filosofía ni filosofía sin la ciencia, pues “la ciencia sin la filosofía sería ciega y la filosofía sin la ciencia sería vacía”. En este sentido y retomando lo que creo fueron algunas de las motivaciones originales que dieron lugar a este panel, los alumnos podrán darse cuenta de que a través de la filosofía podrían retomar o reencauzar sus inquietudes originales en alguna de las ciencias sociales de su interés, aunque requerirán, desde luego, una formación adicional en ellas. Sin embargo, sólo podrán mejorar sus expectativas de acercamiento a alguna ciencia social o natural en particular, si primero se preocupan por conquistar o adquirir una sólida formación filosófica.
cesar_luque40@hotmail.com
Noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
La utilidad de la filosofía
La utilidad de la filosofía
César Ricardo Luque Santana
En esta mesa de trabajo se pretende abordar El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión social, la cual fue propuesta por los estudiantes de la carrera de filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) para analizar un asunto que es recurrente en esta licenciatura, particularmente por aquellos estudiantes de recién ingreso aunque no exclusivamente por ellos, en el cual se manifiesta la preocupación que se tiene acerca de las posibilidades de ocupación laboral del licenciado en filosofía. Esta cuestión se percibe como delicada por varias razones, entre ellas porque seguramente tienen la presión externa de familiares y amigos que no entienden qué hace un filósofo profesional o de qué va a vivir, lo cual va de la mano de una noción de la filosofía muy vaga y prejuiciosa. En este sentido se está ante una percepción social de la filosofía más o menos negativa en términos de su inserción al mundo del trabajo, lo que lleva implícito como he dicho, una noción limitada de qué es la filosofía y de la función social que cumple. Con base en estas premisas quiero ofrecer una reflexión al respecto que ofrezca perspectivas válidas a las dudas que en este caso se tienen.
Para comenzar, podría decir que este tipo de suposiciones negativas o escépticas sobre la filosofía como profesión o actividad no son nuevas sino que datan desde la antigüedad misma, sobre todo desde el momento en que la filosofía empieza a ser distinguida como una actividad intelectual específica. Hecho que a mi juicio sucede claramente con Platón, pues creo que tanto él como Sócrates intentaron que la filosofía se distinguiera de la sofistica, siendo los sofistas sus adversarios intelectuales, a pesar de lo cual algunas personas percibían a Sócrates como sofista. En Platón, la filosofía, pese a su característica eminentemente intelectual, es concebida como un saber al servicio de la vida o lo que él y Sócrates entendían por ello, esto es, vivir con probidad y justicia siendo leales a la verdad y la razón, aunque al parecer, muchos de sus coetáneos no lo vieron de ese modo. No sólo los sofistas caracterizados por un fuerte pragmatismo, sino también los epicúreos, los estoicos y otros para quienes los platónicos había convertido la filosofía en una actividad especulativa desvinculada de la vida, lo cual se desprende no sólo porque la metafísica platónica se orientó hacia posiciones idealistas, sino por la importancia que ambos concedían al conocimiento y con ello a la vida intelectual. Desde otro punto de vista, la filosofía puede despertar un sentimiento de respeto en algunas personas, quienes no obstante ello, coinciden en negarle una aplicación práctica, pero de algún modo saben que el pensamiento filosófico tiende a ser profundo y que proporciona a quien la cultiva una riqueza espiritual. Para otros, simplemente la filosofía es algo exótico que sólo saben que significa “amor a la sabiduría”, según reza su significado etimológico.
La imagen del filósofo como alguien que vive en las nubes o alejado de los asuntos cotidianos es sin embargo todavía más antigua, pues ya está contenida en la famosa anécdota de Tales de Mileto -el padre de la filosofía (siglo VI a. C.)- quien cayó a un pozo por ir mirando las estrellas, lo que le ganó la burla de una sirvienta de Tracia quien exclamó divertida que cómo quería saber cosas de las estrellas si ni siquiera veía dónde ponía sus pies, lo que sugiere que los filósofos no tienen los pies sobre tierra sino que viven absortos o ensimismados en su elucubraciones. Por cierto, los primeros filósofos que buscaban el arjé o sustancia primordial del universo se les conocen como cosmólogos. Tales era además de filósofo un gran astrónomo que predijo con éxito un eclipse de Sol y realizó brillantemente otras muchas actividades. Entre ellas, demostró ser un hábil comerciante que utilizando sus conocimientos de meteorología predijo exitosamente una buena cosecha de aceitunas, así compró con anticipación toda la producción y la vendió luego con una buena ganancia; lo que indica que un filósofo puede emplear su conocimiento para hacer dinero si es ése su propósito. Hegel, uno de los más grandes filósofos de la era moderna, dijo sobre aquella anécdota que quienes se burlan de los filósofos porque caen a un pozo, no se dan cuenta que ellos no pueden caer en él porque ya están adentro.
En cuanto a la condena de la filosofía por su inutilidad aparente, me permito traer a colación la discusión entre Sócrates y el sofista menor Callicles en un pasaje del Diálogo platónico "Gorgias o de la retórica" donde éste le dice a Sócrates que la filosofía no es para la gente seria y madura sino una actitud romántica de juventud que sólo debe ser vista como una etapa para cultivar el espíritu porque, según su concepción de la filosofía, resulta una actividad inútil para la vida práctica; es decir, que es -diríamos con el lenguaje actual- una actividad no rentable. Insiste en que la filosofía es interesante y noble pero sólo es aceptable admitir hasta una determinada etapa de la vida pues si se persiste en cultivarla más tiempo se actúa infantilmente. Textualmente Callicles dice lo siguiente: “¿Qué estimación, Sócrates, puede merecer un arte que reduce a la nulidad a los que a él se dedican con las mejores cualidades, que los pone en estado de no poder defenderse a sí mismos, de no poder salvar de los mayores peligros, ni a su persona, ni la de ningún otro;” Enseguida lo conmina a que abandone las “vanas sutilezas” de su filosofar, las cuales se perciben –según él- como “extravagancias y puerilidades” y que sólo conducen “a la miseria” económica. Sócrates rechaza desde luego las observaciones y recomendaciones del sofista y expresa que la filosofía tiene por objeto formar verdaderos seres humanos cuyo comportamiento se guíe por la razón y los valores morales y le señala que la búsqueda del éxito personal anclado en la consecución de bienes materiales no guarda relación con la filosofía.
Más en general, José Ortega y Gasset en su libro “Origen y epílogo de la filosofía”, ilustra reproches parecidos a los primeros filósofos que se hicieron más frontales cuando la filosofía se tornó una actividad intelectual más visible en la era de Pericles, dando lugar a un inevitable conflicto con los no-filósofos dada la naturaleza crítica de la filosofía que cuestionaba las creencias populares, lo cual, a su vez, según su interpretación, llevó a concebir la denominación de “filosofía” como un disfraz para presentar su actividad reflexiva como relativamente inocua ya que los filósofos no se mostraban ante los demás como sabios que tenían la última palabra, sino solamente como buscadores permanentes de la verdad. En efecto, el filósofo es alguien que desea saber, lo que significa que no posee un saber acabado (sólo permitido a los dioses), pues, según el eros platónico, sólo se desea lo que no se tiene y lo que se juzga valioso en sí mismo.
Durante el helenismo, la filosofía se volcó decididamente como un saber al servicio de la vida, en el sentido de ofrecerles a las personas la posibilidad de construir un proyecto de vida personal que los llevara a alcanzar la felicidad espiritual sin la exigencia intelectual de rigor de pensamiento de los platónicos. Más tarde, en la época moderna, los filósofos viven de los mecenazgos de los reyes y laborando como cortesanos sin que esta palabra tenga aquí un sentido peyorativo, pues era común que fueran llamados a las cortes como consejeros del rey o la reina. Luego, los filósofos se incrustaron en las universidades que ya existían desde la alta Edad Media, lo que les dio también una alternativa de empleo que a veces, los que no procedían de familias adineradas, tenían que alternar con otra actividad remunerativa. Ahora bien, en la medida en que la filosofía se refugió en las universidades y se desarrolló a altos niveles de especialización, reforzó esta percepción que ya le achacaban a Sócrates y Platón de ser una ocupación intelectual alejada de los problemas reales (de la vida cotidiana), cuando en realidad las preguntas sobre el hombre y su lugar en el mundo revelan el carácter mundano de la filosofía. En todo caso, la objeción a los platónicos debería ser sólo porque concebían a la filosofía en términos intelectualmente elitistas.
En este sentido, la filosofía no se agota en sus aspectos académicos sino que en lo personal está al servicio de la vida y en lo social cumple una función crítica, indispensable tanto para el pensamiento científico como para la vida democrática de la sociedad. Sin embargo, hasta aquí pienso que la defensa de la filosofía, la demostración de que, en efecto, no está en función de una utilidad en sentido egoísta o estrecho, sino que cumple un papel significativo como aliada de la ciencia y en la promoción de un mundo mejor mediante el pensamiento crítico, no es suficiente para contestar a la inquietud respecto a de qué van vivir como profesionales de filosofía. Esto indica que es necesario saber a qué atenerse al respecto, esto es, saber si se puede vivir no sólo “para” sino también “de” la filosofía. Particularmente, en un contexto como el actual que, al acotar la educación a criterios mercantilistas, parecería que la filosofía es superflua, que sus espacios de desarrollo laboral son muy limitados, o que está reducida al ámbito académico, principalmente en el bachillerato. Esta situación indicaría además que no tiene posibilidades de un ejercicio liberal económicamente hablando, pues el empleo de un licenciado en filosofía, desde esta óptica, dependería invariablemente de alguna institución educativa pública o privada que actúa como su empleador.
Sin embargo, habría que señalar, en principio, que la problemática actual de encontrar empleo no es privativa de la carrera de filosofía sino que actualmente todas las demás carreras pasan por dicha dificultad en estos momentos de crisis económica estructural del capitalismo, donde el modelo económico prevaleciente (el neoliberalismo) está muy ceñido a la generación de riqueza material en beneficio de una minoría de grandes empresarios. De manera que las “mejores” opciones profesionales en términos lucrativos estarían orientadas en general a carreras muy vinculadas a las tecnologías en muy altos niveles de especialización. En otras palabras, estamos ante un esquema económico-social que en sí mismo es altamente excluyente.
No obstante ello la filosofía, presenta un abanico de oportunidades o tiene un campo de trabajo más o menos amplio. Lo que no significa lo mismo que hablar de “mercado de trabajo” pues éste se refiere a un espacio de inserción laboral un tanto variable y volátil. En cambio, hablar de “campo de trabajo” nos ofrece un panorama más concreto y alentador porque, por ejemplo, podemos constatar que se han abierto más oportunidades al ejercicio profesional de la filosofía. En primer lugar, el espacio más o menos tradicional que tiene los egresados de filosofía es la docencia filosófica en el bachillerato, porque, con la reciente reforma al bachillerato en todas sus modalidades, se logró hace unos cuantos meses, mediante una lucha de la comunidad de filosofía de todo el país encabezada por el Observatorio Mexicano de Filosofía, que se consideren las unidades de aprendizaje filosóficas de Introducción a la Filosofía, Ética, Lógica y Estética como obligatorias en todas las modalidades del bachillerato. Esto significa que deben incorporarse a los planes de estudios respectivos, y enseguida, en congruencia con las políticas de calidad educativa que tanto pregonan, se debe permitir que esas plazas sean ocupadas por egresados de filosofía, pues, como hemos visto durante décadas, habitualmente estas asignaturas han estado en manos de improvisados y diletantes con resultados generalmente negativos. Desafortunadamente, el presupuesto para el año 2010 en materia educativa presenta un recorte a la educación del 6.7 % que afectará de manera sustantiva precisamente al bachillerato.
Otras opciones que nos señala el perfil de egreso de nuestra carrera están en las instituciones de cultura públicas o privadas y también en los medios de comunicación impresos y electrónicos donde los filósofos pueden desempeñar adecuadamente diversas tareas. Asimismo, se contempla la posibilidad de trabajo en instituciones políticas como analista político en instancia de gobierno o partidos políticos. Además de estas actividades, el campo de trabajo de los egresados de filosofía se ha ensanchado en los últimos veinte o veinticinco años, durante los cuales han ido emergiendo otras opciones que incluso permiten un ejercicio liberal de la profesión, tanto individual como colectivo, como es el programa de Filosofía para Niños que puede permitir a una agrupación de colegas, organizados para ello, ofrecer este servicio al público el cual se puede implementar de diversas maneras. También ha surgido otra actividad conocida como Consultoría Filosófica que es una terapia filosófica parecida (mas no igual) a la psicológica; además de otras actividades como algunas experiencias de filósofos en empresas privadas, donde, si bien se cuenta con escasa información al respecto, se sabe de casos donde los empresarios se han interesado en los servicios de los filósofos para la innovación en negocios, ocuparse del tiempo libre de los trabajadores mediante programas culturales, realizar tareas en recursos humanos e incluso para funciones de índole ideológica.
Se puede apreciar desde este abanico de actividades profesionales, del campo de trabajo que puede desarrollar un filósofo, que existen opciones pero que su concreción depende de diversos factores como la cuestión del interés personal de cada uno, la capacidad de organización como gremio y una preparación extra y ad hoc para incursionar con éxito en determinadas actividades. En este sentido, el campo de posibilidades mediante actividades como las aquí señaladas, son sólo una muestra de que no tenemos las limitaciones que una falsa percepción de la carrera se nos ha endosado.
Pienso, por último, que es importante asumir que podemos y debemos abonar a nuestra causa haciendo más visible a la sociedad las actividades filosóficas de las que somos capaces, para lo cual la construcción de una asociación cultural de filosofía propia sería una buena plataforma para ese propósito, además de la necesidad de en lo personal, incorporarse a otras organizaciones académicas de filosofía en el ámbito nacional para crecer intelectual y profesionalmente.
Nota: ponencia presentada en la mesa “El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión” el día 12 de noviembre, en las jornadas de filosofía que organizó la licenciatura en filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit en el marco de los festejos del Día Internacional de la Filosofía.
cesar_luque40@hotmail.com
Noviembre de 2009
César Ricardo Luque Santana
En esta mesa de trabajo se pretende abordar El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión social, la cual fue propuesta por los estudiantes de la carrera de filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) para analizar un asunto que es recurrente en esta licenciatura, particularmente por aquellos estudiantes de recién ingreso aunque no exclusivamente por ellos, en el cual se manifiesta la preocupación que se tiene acerca de las posibilidades de ocupación laboral del licenciado en filosofía. Esta cuestión se percibe como delicada por varias razones, entre ellas porque seguramente tienen la presión externa de familiares y amigos que no entienden qué hace un filósofo profesional o de qué va a vivir, lo cual va de la mano de una noción de la filosofía muy vaga y prejuiciosa. En este sentido se está ante una percepción social de la filosofía más o menos negativa en términos de su inserción al mundo del trabajo, lo que lleva implícito como he dicho, una noción limitada de qué es la filosofía y de la función social que cumple. Con base en estas premisas quiero ofrecer una reflexión al respecto que ofrezca perspectivas válidas a las dudas que en este caso se tienen.
Para comenzar, podría decir que este tipo de suposiciones negativas o escépticas sobre la filosofía como profesión o actividad no son nuevas sino que datan desde la antigüedad misma, sobre todo desde el momento en que la filosofía empieza a ser distinguida como una actividad intelectual específica. Hecho que a mi juicio sucede claramente con Platón, pues creo que tanto él como Sócrates intentaron que la filosofía se distinguiera de la sofistica, siendo los sofistas sus adversarios intelectuales, a pesar de lo cual algunas personas percibían a Sócrates como sofista. En Platón, la filosofía, pese a su característica eminentemente intelectual, es concebida como un saber al servicio de la vida o lo que él y Sócrates entendían por ello, esto es, vivir con probidad y justicia siendo leales a la verdad y la razón, aunque al parecer, muchos de sus coetáneos no lo vieron de ese modo. No sólo los sofistas caracterizados por un fuerte pragmatismo, sino también los epicúreos, los estoicos y otros para quienes los platónicos había convertido la filosofía en una actividad especulativa desvinculada de la vida, lo cual se desprende no sólo porque la metafísica platónica se orientó hacia posiciones idealistas, sino por la importancia que ambos concedían al conocimiento y con ello a la vida intelectual. Desde otro punto de vista, la filosofía puede despertar un sentimiento de respeto en algunas personas, quienes no obstante ello, coinciden en negarle una aplicación práctica, pero de algún modo saben que el pensamiento filosófico tiende a ser profundo y que proporciona a quien la cultiva una riqueza espiritual. Para otros, simplemente la filosofía es algo exótico que sólo saben que significa “amor a la sabiduría”, según reza su significado etimológico.
La imagen del filósofo como alguien que vive en las nubes o alejado de los asuntos cotidianos es sin embargo todavía más antigua, pues ya está contenida en la famosa anécdota de Tales de Mileto -el padre de la filosofía (siglo VI a. C.)- quien cayó a un pozo por ir mirando las estrellas, lo que le ganó la burla de una sirvienta de Tracia quien exclamó divertida que cómo quería saber cosas de las estrellas si ni siquiera veía dónde ponía sus pies, lo que sugiere que los filósofos no tienen los pies sobre tierra sino que viven absortos o ensimismados en su elucubraciones. Por cierto, los primeros filósofos que buscaban el arjé o sustancia primordial del universo se les conocen como cosmólogos. Tales era además de filósofo un gran astrónomo que predijo con éxito un eclipse de Sol y realizó brillantemente otras muchas actividades. Entre ellas, demostró ser un hábil comerciante que utilizando sus conocimientos de meteorología predijo exitosamente una buena cosecha de aceitunas, así compró con anticipación toda la producción y la vendió luego con una buena ganancia; lo que indica que un filósofo puede emplear su conocimiento para hacer dinero si es ése su propósito. Hegel, uno de los más grandes filósofos de la era moderna, dijo sobre aquella anécdota que quienes se burlan de los filósofos porque caen a un pozo, no se dan cuenta que ellos no pueden caer en él porque ya están adentro.
En cuanto a la condena de la filosofía por su inutilidad aparente, me permito traer a colación la discusión entre Sócrates y el sofista menor Callicles en un pasaje del Diálogo platónico "Gorgias o de la retórica" donde éste le dice a Sócrates que la filosofía no es para la gente seria y madura sino una actitud romántica de juventud que sólo debe ser vista como una etapa para cultivar el espíritu porque, según su concepción de la filosofía, resulta una actividad inútil para la vida práctica; es decir, que es -diríamos con el lenguaje actual- una actividad no rentable. Insiste en que la filosofía es interesante y noble pero sólo es aceptable admitir hasta una determinada etapa de la vida pues si se persiste en cultivarla más tiempo se actúa infantilmente. Textualmente Callicles dice lo siguiente: “¿Qué estimación, Sócrates, puede merecer un arte que reduce a la nulidad a los que a él se dedican con las mejores cualidades, que los pone en estado de no poder defenderse a sí mismos, de no poder salvar de los mayores peligros, ni a su persona, ni la de ningún otro;” Enseguida lo conmina a que abandone las “vanas sutilezas” de su filosofar, las cuales se perciben –según él- como “extravagancias y puerilidades” y que sólo conducen “a la miseria” económica. Sócrates rechaza desde luego las observaciones y recomendaciones del sofista y expresa que la filosofía tiene por objeto formar verdaderos seres humanos cuyo comportamiento se guíe por la razón y los valores morales y le señala que la búsqueda del éxito personal anclado en la consecución de bienes materiales no guarda relación con la filosofía.
Más en general, José Ortega y Gasset en su libro “Origen y epílogo de la filosofía”, ilustra reproches parecidos a los primeros filósofos que se hicieron más frontales cuando la filosofía se tornó una actividad intelectual más visible en la era de Pericles, dando lugar a un inevitable conflicto con los no-filósofos dada la naturaleza crítica de la filosofía que cuestionaba las creencias populares, lo cual, a su vez, según su interpretación, llevó a concebir la denominación de “filosofía” como un disfraz para presentar su actividad reflexiva como relativamente inocua ya que los filósofos no se mostraban ante los demás como sabios que tenían la última palabra, sino solamente como buscadores permanentes de la verdad. En efecto, el filósofo es alguien que desea saber, lo que significa que no posee un saber acabado (sólo permitido a los dioses), pues, según el eros platónico, sólo se desea lo que no se tiene y lo que se juzga valioso en sí mismo.
Durante el helenismo, la filosofía se volcó decididamente como un saber al servicio de la vida, en el sentido de ofrecerles a las personas la posibilidad de construir un proyecto de vida personal que los llevara a alcanzar la felicidad espiritual sin la exigencia intelectual de rigor de pensamiento de los platónicos. Más tarde, en la época moderna, los filósofos viven de los mecenazgos de los reyes y laborando como cortesanos sin que esta palabra tenga aquí un sentido peyorativo, pues era común que fueran llamados a las cortes como consejeros del rey o la reina. Luego, los filósofos se incrustaron en las universidades que ya existían desde la alta Edad Media, lo que les dio también una alternativa de empleo que a veces, los que no procedían de familias adineradas, tenían que alternar con otra actividad remunerativa. Ahora bien, en la medida en que la filosofía se refugió en las universidades y se desarrolló a altos niveles de especialización, reforzó esta percepción que ya le achacaban a Sócrates y Platón de ser una ocupación intelectual alejada de los problemas reales (de la vida cotidiana), cuando en realidad las preguntas sobre el hombre y su lugar en el mundo revelan el carácter mundano de la filosofía. En todo caso, la objeción a los platónicos debería ser sólo porque concebían a la filosofía en términos intelectualmente elitistas.
En este sentido, la filosofía no se agota en sus aspectos académicos sino que en lo personal está al servicio de la vida y en lo social cumple una función crítica, indispensable tanto para el pensamiento científico como para la vida democrática de la sociedad. Sin embargo, hasta aquí pienso que la defensa de la filosofía, la demostración de que, en efecto, no está en función de una utilidad en sentido egoísta o estrecho, sino que cumple un papel significativo como aliada de la ciencia y en la promoción de un mundo mejor mediante el pensamiento crítico, no es suficiente para contestar a la inquietud respecto a de qué van vivir como profesionales de filosofía. Esto indica que es necesario saber a qué atenerse al respecto, esto es, saber si se puede vivir no sólo “para” sino también “de” la filosofía. Particularmente, en un contexto como el actual que, al acotar la educación a criterios mercantilistas, parecería que la filosofía es superflua, que sus espacios de desarrollo laboral son muy limitados, o que está reducida al ámbito académico, principalmente en el bachillerato. Esta situación indicaría además que no tiene posibilidades de un ejercicio liberal económicamente hablando, pues el empleo de un licenciado en filosofía, desde esta óptica, dependería invariablemente de alguna institución educativa pública o privada que actúa como su empleador.
Sin embargo, habría que señalar, en principio, que la problemática actual de encontrar empleo no es privativa de la carrera de filosofía sino que actualmente todas las demás carreras pasan por dicha dificultad en estos momentos de crisis económica estructural del capitalismo, donde el modelo económico prevaleciente (el neoliberalismo) está muy ceñido a la generación de riqueza material en beneficio de una minoría de grandes empresarios. De manera que las “mejores” opciones profesionales en términos lucrativos estarían orientadas en general a carreras muy vinculadas a las tecnologías en muy altos niveles de especialización. En otras palabras, estamos ante un esquema económico-social que en sí mismo es altamente excluyente.
No obstante ello la filosofía, presenta un abanico de oportunidades o tiene un campo de trabajo más o menos amplio. Lo que no significa lo mismo que hablar de “mercado de trabajo” pues éste se refiere a un espacio de inserción laboral un tanto variable y volátil. En cambio, hablar de “campo de trabajo” nos ofrece un panorama más concreto y alentador porque, por ejemplo, podemos constatar que se han abierto más oportunidades al ejercicio profesional de la filosofía. En primer lugar, el espacio más o menos tradicional que tiene los egresados de filosofía es la docencia filosófica en el bachillerato, porque, con la reciente reforma al bachillerato en todas sus modalidades, se logró hace unos cuantos meses, mediante una lucha de la comunidad de filosofía de todo el país encabezada por el Observatorio Mexicano de Filosofía, que se consideren las unidades de aprendizaje filosóficas de Introducción a la Filosofía, Ética, Lógica y Estética como obligatorias en todas las modalidades del bachillerato. Esto significa que deben incorporarse a los planes de estudios respectivos, y enseguida, en congruencia con las políticas de calidad educativa que tanto pregonan, se debe permitir que esas plazas sean ocupadas por egresados de filosofía, pues, como hemos visto durante décadas, habitualmente estas asignaturas han estado en manos de improvisados y diletantes con resultados generalmente negativos. Desafortunadamente, el presupuesto para el año 2010 en materia educativa presenta un recorte a la educación del 6.7 % que afectará de manera sustantiva precisamente al bachillerato.
Otras opciones que nos señala el perfil de egreso de nuestra carrera están en las instituciones de cultura públicas o privadas y también en los medios de comunicación impresos y electrónicos donde los filósofos pueden desempeñar adecuadamente diversas tareas. Asimismo, se contempla la posibilidad de trabajo en instituciones políticas como analista político en instancia de gobierno o partidos políticos. Además de estas actividades, el campo de trabajo de los egresados de filosofía se ha ensanchado en los últimos veinte o veinticinco años, durante los cuales han ido emergiendo otras opciones que incluso permiten un ejercicio liberal de la profesión, tanto individual como colectivo, como es el programa de Filosofía para Niños que puede permitir a una agrupación de colegas, organizados para ello, ofrecer este servicio al público el cual se puede implementar de diversas maneras. También ha surgido otra actividad conocida como Consultoría Filosófica que es una terapia filosófica parecida (mas no igual) a la psicológica; además de otras actividades como algunas experiencias de filósofos en empresas privadas, donde, si bien se cuenta con escasa información al respecto, se sabe de casos donde los empresarios se han interesado en los servicios de los filósofos para la innovación en negocios, ocuparse del tiempo libre de los trabajadores mediante programas culturales, realizar tareas en recursos humanos e incluso para funciones de índole ideológica.
Se puede apreciar desde este abanico de actividades profesionales, del campo de trabajo que puede desarrollar un filósofo, que existen opciones pero que su concreción depende de diversos factores como la cuestión del interés personal de cada uno, la capacidad de organización como gremio y una preparación extra y ad hoc para incursionar con éxito en determinadas actividades. En este sentido, el campo de posibilidades mediante actividades como las aquí señaladas, son sólo una muestra de que no tenemos las limitaciones que una falsa percepción de la carrera se nos ha endosado.
Pienso, por último, que es importante asumir que podemos y debemos abonar a nuestra causa haciendo más visible a la sociedad las actividades filosóficas de las que somos capaces, para lo cual la construcción de una asociación cultural de filosofía propia sería una buena plataforma para ese propósito, además de la necesidad de en lo personal, incorporarse a otras organizaciones académicas de filosofía en el ámbito nacional para crecer intelectual y profesionalmente.
Nota: ponencia presentada en la mesa “El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión” el día 12 de noviembre, en las jornadas de filosofía que organizó la licenciatura en filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit en el marco de los festejos del Día Internacional de la Filosofía.
cesar_luque40@hotmail.com
Noviembre de 2009
domingo, 8 de noviembre de 2009
El obstáculo epistemológico en el aprendizaje
El obstáculo epistemológico en el aprendizaje
César Ricardo Luque Santana
En el libro Dialéctica de lo Concreto, el filósofo checoslovaco Karel Kosik sostiene que el acceso al conocimiento científico o filosófico no es gradual sino que implica un “salto” cualitativo, mientras que el filósofo francés Gastón Bachelard en la Formación del espíritu científico, nos dice que es necesaria una “ruptura” epistemológica contra el sentido común al cual identifica como “obstáculo” epistemológico. Ambas posturas causan desconcierto a algunas personas porque tienen la idea de que el conocimiento o aprendizaje parte de lo que nos es familiar a lo desconocido, que nunca se hace tabula rasa del pasado sino que siempre se parte de algo, lo cual es relativamente cierto. ¿Cómo conciliar entonces ambas posturas, esto es, la necesidad de “ruptura” o “salto” con la necesidad de ir de lo conocido a lo desconocido?
Platón y Aristóteles sostenían que la admiración o extrañamiento era lo que posibilitaba el filosofar, de manera que lo que nos es familiar o conocido se vuelve aquí un manto u obstáculo que cubre las cosas impidiendonos ver la verdad, del mismo modo como nuestro idioma español nos impide en principio aprender otro idioma extranjero, el cual está oculto por nuestro lenguaje. La admiración es entonces un estado de perplejidad que consiste en percatarse de que algo no embona y de que nuestros conocimientos habituales no son suficientes para obtener una explicación satisfactoria, por lo que estamos obligados a buscar otro modo de pensar o de relacionarnos con el objeto que queremos comprender o determinar en su verdad.
Así entonces, la filosofía desde sus orígenes ha considerado que la verdad está oculta en las cosas mismas y que sólo es inteligible al pensamiento, pues sólo éste puede penetrar a la esencia de las cosas que es donde radica su verdad. Por cierto, esto último ha devenido a su vez en otro obstáculo epistemológico a decir de Bachelard, porque se cae en un “esencialismo” o “sustancialismo”, lo que significa una forma de pensamiento metafísico que tiende a fijar como inmutable el modo de ser de las cosas. Luego volveré someramente a esclarecer lo que significa el esencialismo, pero por ahora es importante recalcar la diferenciación entre esencia y fenómeno que estableció la filosofía antigua, primero con Parménides y luego con Platón, quienes definían el saber vulgar u ordinario como doxa u opinión, mientras que el saber racional o por principios era llamado episteme o conocimiento por causas.
Platón decía que todo conocimiento es creencia, pero las creencias basadas en la doxa eran opiniones originadas por los sentidos, y más ampliamente, las consideraba creencias irreflexivas, ingenuas o dogmáticas aprendidas por tradición o costumbre; las cuales sólo captaban los aspectos fenoménicos de las cosas, es decir, sus aspectos externos que son heterogéneos e inestables. De hecho, el vocablo “fenómeno” significa “lo que aparece”, por lo que un saber fenoménico es un saber de apariencias y éstas suelen ser engañosas, lo que impide conocer la verdad de las cosas puesto que ésta sólo es accesible a la razón porque sólo ella puede captar el elemento que no cambia (la esencia). En este sentido, el conocimiento por esencias es el único viable aunque también sean creencias, sólo que están fundadas racionalmente. En nuestros días, Karl Popper decía que el conocimiento científico se basa en conjeturas porque siempre tienen un carácter provisional, ya que pueden en un momento dado ser refutadas o disminuir su poder explicativo.
Aprender a pensar por tanto, implica realizar una ruptura epistemológica como decía Bachelard, porque es necesario moverse sólo en el plano del pensamiento abstracto. Se trata en consecuencia de romper con las formas cotidianas de relacionarse con los objetos del conocimiento pues al quedarse en el plano de lo fenoménico o de la inmediatez, se cierra la posibilidad de obtener un conocimiento racional o fundamentado.
Para comprender mejor esta necesidad de ruptura epistemológica, podemos ilustrarla con un ejemplo: sabemos gracias a la ciencia que el mundo gira en un doble movimiento de rotación y traslación, pero nosotros no lo sentimos ni nos percatamos de ello. El mismo descubrimiento de que la tierra es redonda se produjo gracias al pensamiento abstracto, a la capacidad deductiva, lo cual se verificado en virtud de una serie de inventos o tecnologías que actúan como extensiones de nuestros sentidos permitiéndonos no sólo verificar lo alcanzado mediante la razón, sino incluso medirlo con precisión, formalizarlo matemáticamente y hacerlo predecible.
Por lo tanto, el aprendizaje de las ciencias y la filosofía implica despojarse del lenguaje y forma de pensar propios de las actividades de la vida cotidiana para apropiarse de modelos teóricos y de un lenguaje conceptual o técnico, los cuales sólo se pueden aprender de manera significativa mediante un proceso que va de lo general a lo particular, lo que quiere decir que el conocimiento gradual sólo es posible dentro del pensamiento abstracto mismo, mas no del conocimiento vulgar al científico porque sería incurrir en contradicciones lógicas, pues es como si alguien pretendiera ser astrónomo y conservar al mismo tiempo algunos “conocimientos” de astrología.
El esencialismo por su parte, es como ya se dijo, una manera de petrificar los conocimientos, cuando sabemos que el conocimiento científico es inacabado porque está en constante perfeccionamiento. ¿Por qué se da el esencialismo? Porque el pensamiento metafísico (que es precientífico), confunde el plano de lo epistemológico (del conocimiento) con el plano de lo ontológico (de la realidad). Dicho de otra manera, si se quiere saber lo qué es algo, su verdad, es necesario encontrar su factor común el cual se expresa en un concepto universal. El concepto fruta por ejemplo se refiere a un conjunto de plantas cultivadas o silvestres que son comestibles pero se diferencian de otros productos como los vegetales porque poseen un sabor y aroma más intenso, además de tener otras propiedades nutritivas, de manera que la pera, la manzana, el plátano, etc., son frutas. Pero esta esencia o factor común es convertida por los metafísicos en una causa o primer principio, de manera que lo que es un procedimiento cognitivo para hacer una definición conceptual, se trastoca en un procedimiento metafísico puesto que se interpreta que la esencia o el elemento común -el cual permanece siempre igual a sí mismo- es el “ser” de las frutas singulares. En otras palabras, lo que es resultado (efecto) de un proceso de abstracción de la mente humana, es considerado como algo preexistente (causal) a las frutas singulares, de modo que por este quid pro quo (tomar una cosa por la otra) como dijera Marx en La sagrada familia que es donde se hace este análisis, que lo que es un producto del pensamiento (el concepto) es transformado metafísicamente en una “realidad” supramaterial, en una verdad absoluta, en una causa, de tal suerte que el concepto “fruta” obtenido por un proceso lógico-epistemológico, es asumido ontológicamente. En este sentido, lo que original y realmente es un efecto es trasformado en una causa invirtiendo el proceso.
Finalmente, pienso firmemente que los educadores debemos analizar la obra de Bachelard arriba mencionada para repensar nuestras estrategias didácticas, pues a veces en un afán de “facilitar” el aprendizaje se refuerzan formas de “pensar” superficiales que precisamente se deben combatir. Los usos del lenguaje oral en las intervenciones en el aula o mediante trabajos escritos, así como el ejercicio de la duda o la actitud acrítica que realizan los estudiantes, son indicativos para determinar si están dando ese salto o no. La filosofía nació precisamente como una transición del mito al logos, es decir, pasó -mediante una ruptura epistemológica- de una forma de saber que trataba de dar cuenta del mundo, de encontrarle sentido, basada en la fantasía o pensamiento mágico, a una saber racional que intenta explicar la naturaleza a partir de sus propios elementos sin aducir ingredientes extraños. Claro que sería necesario que los profesores no carecieran ellos mismos de un pensamiento crítico.
César Ricardo Luque Santana
En el libro Dialéctica de lo Concreto, el filósofo checoslovaco Karel Kosik sostiene que el acceso al conocimiento científico o filosófico no es gradual sino que implica un “salto” cualitativo, mientras que el filósofo francés Gastón Bachelard en la Formación del espíritu científico, nos dice que es necesaria una “ruptura” epistemológica contra el sentido común al cual identifica como “obstáculo” epistemológico. Ambas posturas causan desconcierto a algunas personas porque tienen la idea de que el conocimiento o aprendizaje parte de lo que nos es familiar a lo desconocido, que nunca se hace tabula rasa del pasado sino que siempre se parte de algo, lo cual es relativamente cierto. ¿Cómo conciliar entonces ambas posturas, esto es, la necesidad de “ruptura” o “salto” con la necesidad de ir de lo conocido a lo desconocido?
Platón y Aristóteles sostenían que la admiración o extrañamiento era lo que posibilitaba el filosofar, de manera que lo que nos es familiar o conocido se vuelve aquí un manto u obstáculo que cubre las cosas impidiendonos ver la verdad, del mismo modo como nuestro idioma español nos impide en principio aprender otro idioma extranjero, el cual está oculto por nuestro lenguaje. La admiración es entonces un estado de perplejidad que consiste en percatarse de que algo no embona y de que nuestros conocimientos habituales no son suficientes para obtener una explicación satisfactoria, por lo que estamos obligados a buscar otro modo de pensar o de relacionarnos con el objeto que queremos comprender o determinar en su verdad.
Así entonces, la filosofía desde sus orígenes ha considerado que la verdad está oculta en las cosas mismas y que sólo es inteligible al pensamiento, pues sólo éste puede penetrar a la esencia de las cosas que es donde radica su verdad. Por cierto, esto último ha devenido a su vez en otro obstáculo epistemológico a decir de Bachelard, porque se cae en un “esencialismo” o “sustancialismo”, lo que significa una forma de pensamiento metafísico que tiende a fijar como inmutable el modo de ser de las cosas. Luego volveré someramente a esclarecer lo que significa el esencialismo, pero por ahora es importante recalcar la diferenciación entre esencia y fenómeno que estableció la filosofía antigua, primero con Parménides y luego con Platón, quienes definían el saber vulgar u ordinario como doxa u opinión, mientras que el saber racional o por principios era llamado episteme o conocimiento por causas.
Platón decía que todo conocimiento es creencia, pero las creencias basadas en la doxa eran opiniones originadas por los sentidos, y más ampliamente, las consideraba creencias irreflexivas, ingenuas o dogmáticas aprendidas por tradición o costumbre; las cuales sólo captaban los aspectos fenoménicos de las cosas, es decir, sus aspectos externos que son heterogéneos e inestables. De hecho, el vocablo “fenómeno” significa “lo que aparece”, por lo que un saber fenoménico es un saber de apariencias y éstas suelen ser engañosas, lo que impide conocer la verdad de las cosas puesto que ésta sólo es accesible a la razón porque sólo ella puede captar el elemento que no cambia (la esencia). En este sentido, el conocimiento por esencias es el único viable aunque también sean creencias, sólo que están fundadas racionalmente. En nuestros días, Karl Popper decía que el conocimiento científico se basa en conjeturas porque siempre tienen un carácter provisional, ya que pueden en un momento dado ser refutadas o disminuir su poder explicativo.
Aprender a pensar por tanto, implica realizar una ruptura epistemológica como decía Bachelard, porque es necesario moverse sólo en el plano del pensamiento abstracto. Se trata en consecuencia de romper con las formas cotidianas de relacionarse con los objetos del conocimiento pues al quedarse en el plano de lo fenoménico o de la inmediatez, se cierra la posibilidad de obtener un conocimiento racional o fundamentado.
Para comprender mejor esta necesidad de ruptura epistemológica, podemos ilustrarla con un ejemplo: sabemos gracias a la ciencia que el mundo gira en un doble movimiento de rotación y traslación, pero nosotros no lo sentimos ni nos percatamos de ello. El mismo descubrimiento de que la tierra es redonda se produjo gracias al pensamiento abstracto, a la capacidad deductiva, lo cual se verificado en virtud de una serie de inventos o tecnologías que actúan como extensiones de nuestros sentidos permitiéndonos no sólo verificar lo alcanzado mediante la razón, sino incluso medirlo con precisión, formalizarlo matemáticamente y hacerlo predecible.
Por lo tanto, el aprendizaje de las ciencias y la filosofía implica despojarse del lenguaje y forma de pensar propios de las actividades de la vida cotidiana para apropiarse de modelos teóricos y de un lenguaje conceptual o técnico, los cuales sólo se pueden aprender de manera significativa mediante un proceso que va de lo general a lo particular, lo que quiere decir que el conocimiento gradual sólo es posible dentro del pensamiento abstracto mismo, mas no del conocimiento vulgar al científico porque sería incurrir en contradicciones lógicas, pues es como si alguien pretendiera ser astrónomo y conservar al mismo tiempo algunos “conocimientos” de astrología.
El esencialismo por su parte, es como ya se dijo, una manera de petrificar los conocimientos, cuando sabemos que el conocimiento científico es inacabado porque está en constante perfeccionamiento. ¿Por qué se da el esencialismo? Porque el pensamiento metafísico (que es precientífico), confunde el plano de lo epistemológico (del conocimiento) con el plano de lo ontológico (de la realidad). Dicho de otra manera, si se quiere saber lo qué es algo, su verdad, es necesario encontrar su factor común el cual se expresa en un concepto universal. El concepto fruta por ejemplo se refiere a un conjunto de plantas cultivadas o silvestres que son comestibles pero se diferencian de otros productos como los vegetales porque poseen un sabor y aroma más intenso, además de tener otras propiedades nutritivas, de manera que la pera, la manzana, el plátano, etc., son frutas. Pero esta esencia o factor común es convertida por los metafísicos en una causa o primer principio, de manera que lo que es un procedimiento cognitivo para hacer una definición conceptual, se trastoca en un procedimiento metafísico puesto que se interpreta que la esencia o el elemento común -el cual permanece siempre igual a sí mismo- es el “ser” de las frutas singulares. En otras palabras, lo que es resultado (efecto) de un proceso de abstracción de la mente humana, es considerado como algo preexistente (causal) a las frutas singulares, de modo que por este quid pro quo (tomar una cosa por la otra) como dijera Marx en La sagrada familia que es donde se hace este análisis, que lo que es un producto del pensamiento (el concepto) es transformado metafísicamente en una “realidad” supramaterial, en una verdad absoluta, en una causa, de tal suerte que el concepto “fruta” obtenido por un proceso lógico-epistemológico, es asumido ontológicamente. En este sentido, lo que original y realmente es un efecto es trasformado en una causa invirtiendo el proceso.
Finalmente, pienso firmemente que los educadores debemos analizar la obra de Bachelard arriba mencionada para repensar nuestras estrategias didácticas, pues a veces en un afán de “facilitar” el aprendizaje se refuerzan formas de “pensar” superficiales que precisamente se deben combatir. Los usos del lenguaje oral en las intervenciones en el aula o mediante trabajos escritos, así como el ejercicio de la duda o la actitud acrítica que realizan los estudiantes, son indicativos para determinar si están dando ese salto o no. La filosofía nació precisamente como una transición del mito al logos, es decir, pasó -mediante una ruptura epistemológica- de una forma de saber que trataba de dar cuenta del mundo, de encontrarle sentido, basada en la fantasía o pensamiento mágico, a una saber racional que intenta explicar la naturaleza a partir de sus propios elementos sin aducir ingredientes extraños. Claro que sería necesario que los profesores no carecieran ellos mismos de un pensamiento crítico.
domingo, 1 de noviembre de 2009
Filosofía y Ciencias Sociales
Filosofía y Ciencias Sociales
César Ricardo Luque Santana
Con el rubro de “Filosofía y Ciencias Sociales”, la comunidad de filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) realizará por tercera ocasión en su corta historia, una serie de actividades académicas para conmemorar el Día Internacional de la Filosofía el cual se festeja el 21 de noviembre en honor a Sócrates, considerado por la comunidad filosófica del mundo como el filósofo emblemático por excelencia. Sin embargo en nuestro caso, las actividades académicas se efectuarán durante los días jueves 12 y viernes 13 de noviembre con un programa muy atractivo para todos los interesados en la filosofía y en la cultura. Todas las actividades excepto la última conferencia, se llevarán al cabo en el aula magna del edificio del Área de Ciencias Sociales y Humanidades dentro del campo universitario de la Ciudad de la Cultura Amado Nervo.
Nuestro programa empezará desde las 10 de la mañana en el aula magna del mencionado edificio con una mesa de discusión titulada “El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión social” donde se debatirán los siguientes tópicos: la justificación social de la filosofía, su percepción social y el campo de trabajo del egresado en filosofía. Dicho debate se realizará principalmente con ponencias de estudiantes, egresados y profesores de la licenciatura en filosofía de la UAN y luego se abrirá a la participación del público presente. Esa misma mañana, inmediatamente después, habrá un “Coloquio de trabajos de investigación de tesis” donde los egresados y alumnos de niveles avanzados podrán dar a conocer de manera sumaria sus resultados, avances o propuestas al respecto. Del mismo modo, podrá haber opiniones sobre los trabajos presentados por parte de los asistentes. Esta última actividad se realizará en el aula 3 en el mismo sitio. Previamente desde luego, habrá un breve acto protocolario de inauguración.
Por la tarde del mismo día jueves 12 de noviembre, habrá un panel con el tema de “Filosofía y Ciencia Sociales” donde un profesor por cada una de las licenciaturas del área de Ciencias Sociales y Humanidades que comparten las instalaciones del mencionado edificio, hablarán desde el ámbito de sus respectivas disciplinas acerca de las relaciones entre cada una de éstas con la filosofía y asimismo de la filosofía con todas ellas. Las carreras involucradas en este encuentro son: comunicación, educación, política, psicología y desde luego filosofía. Se seguirá básicamente la misma mecánica de las anteriores actividades para permitir la intervención del público asistente inmediatamente después de presentadas las ponencias.
Para el viernes 13 habrá un par de conferencias magistrales. Por la mañana desde las 9:30 horas, comenzará en el aula magna del multimencionado edificio, la conferencia de la Lic. Ana Bedolla Giles (de la Federación Mexicana de Filosofía para Niños), con el tema: “Filosofía para Niños: una oportunidad para repensar la educación”. Es importante señalar que la Dra. Bedolla está impartiendo un Diplomado de Filosofía para Niños (FpN) promovido por el CECAN (que es la instancia de cultura del gobierno de Nayarit). Por la tarde a partir de las 16:00 horas, nos acompañara el profesor e investigador Dr. Miguel Agustín Romero Morett, con el tema: “Filosofía, diálogo y sociedad”, cuya conferencia se realizará en el auditorio de la Biblioteca Magna, mismo sitio donde se hará posteriormente una breve ceremonia de clausura. Actualmente, el Dr. Romero es el jefe del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Guadalajara.
Al terminar está última actividad, se hará una convivencia en el Café Cultural Dalí, ubicado en la avenida Allende (entre México y Zacatecas) quien patrocinará estas jornadas de filosofía con la publicidad y café gratis en cada actividad. La invitación a este evento está abierta a todos los universitarios y público en general.
César Ricardo Luque Santana
Con el rubro de “Filosofía y Ciencias Sociales”, la comunidad de filosofía de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) realizará por tercera ocasión en su corta historia, una serie de actividades académicas para conmemorar el Día Internacional de la Filosofía el cual se festeja el 21 de noviembre en honor a Sócrates, considerado por la comunidad filosófica del mundo como el filósofo emblemático por excelencia. Sin embargo en nuestro caso, las actividades académicas se efectuarán durante los días jueves 12 y viernes 13 de noviembre con un programa muy atractivo para todos los interesados en la filosofía y en la cultura. Todas las actividades excepto la última conferencia, se llevarán al cabo en el aula magna del edificio del Área de Ciencias Sociales y Humanidades dentro del campo universitario de la Ciudad de la Cultura Amado Nervo.
Nuestro programa empezará desde las 10 de la mañana en el aula magna del mencionado edificio con una mesa de discusión titulada “El ser y quehacer de la filosofía en su dimensión social” donde se debatirán los siguientes tópicos: la justificación social de la filosofía, su percepción social y el campo de trabajo del egresado en filosofía. Dicho debate se realizará principalmente con ponencias de estudiantes, egresados y profesores de la licenciatura en filosofía de la UAN y luego se abrirá a la participación del público presente. Esa misma mañana, inmediatamente después, habrá un “Coloquio de trabajos de investigación de tesis” donde los egresados y alumnos de niveles avanzados podrán dar a conocer de manera sumaria sus resultados, avances o propuestas al respecto. Del mismo modo, podrá haber opiniones sobre los trabajos presentados por parte de los asistentes. Esta última actividad se realizará en el aula 3 en el mismo sitio. Previamente desde luego, habrá un breve acto protocolario de inauguración.
Por la tarde del mismo día jueves 12 de noviembre, habrá un panel con el tema de “Filosofía y Ciencia Sociales” donde un profesor por cada una de las licenciaturas del área de Ciencias Sociales y Humanidades que comparten las instalaciones del mencionado edificio, hablarán desde el ámbito de sus respectivas disciplinas acerca de las relaciones entre cada una de éstas con la filosofía y asimismo de la filosofía con todas ellas. Las carreras involucradas en este encuentro son: comunicación, educación, política, psicología y desde luego filosofía. Se seguirá básicamente la misma mecánica de las anteriores actividades para permitir la intervención del público asistente inmediatamente después de presentadas las ponencias.
Para el viernes 13 habrá un par de conferencias magistrales. Por la mañana desde las 9:30 horas, comenzará en el aula magna del multimencionado edificio, la conferencia de la Lic. Ana Bedolla Giles (de la Federación Mexicana de Filosofía para Niños), con el tema: “Filosofía para Niños: una oportunidad para repensar la educación”. Es importante señalar que la Dra. Bedolla está impartiendo un Diplomado de Filosofía para Niños (FpN) promovido por el CECAN (que es la instancia de cultura del gobierno de Nayarit). Por la tarde a partir de las 16:00 horas, nos acompañara el profesor e investigador Dr. Miguel Agustín Romero Morett, con el tema: “Filosofía, diálogo y sociedad”, cuya conferencia se realizará en el auditorio de la Biblioteca Magna, mismo sitio donde se hará posteriormente una breve ceremonia de clausura. Actualmente, el Dr. Romero es el jefe del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Guadalajara.
Al terminar está última actividad, se hará una convivencia en el Café Cultural Dalí, ubicado en la avenida Allende (entre México y Zacatecas) quien patrocinará estas jornadas de filosofía con la publicidad y café gratis en cada actividad. La invitación a este evento está abierta a todos los universitarios y público en general.
domingo, 25 de octubre de 2009
Indignación
Indignación
César Ricardo Luque Santana
A través de diversos medios de información locales y nacionales se dio cuenta de la vejación, tortura y humillación a que fueron sometidos cinco jóvenes que aparentemente entraron a robar a una casa habitación en alguna colonia de la ciudad de Tepic por parte de supuestos policías municipales que actuaron de manera ilegal o extrajudicialmente; o por parte de alguien más, tal vez ciudadanos, que igualmente tomaron la “justicia” por sus propias manos. En este último caso debería tratarse por lógica del dueño de esa vivienda que actuó en complicidad con otras personas.
Los perturbadores videos de ese atropello que aparecieron en Internet, representan una violación a la legalidad y un acto de brutalidad e incivilidad inaceptables, que afectan no sólo a sus víctimas directas, a saber, un grupo de adolescentes que al margen de haber cometido o intentando cometer un ilícito, no merecían el trato cruel al que fuero sometidos, sino que tenían derecho a un juicio legal como cualquier persona, sino a la sociedad misma que debe regirse por normas de convivencia civilizadas y al mismo Estado de Derecho que se vio vulnerado. Lo que podemos atestiguar en dichos videos significa sin duda un acto de barbarie mediante un juicio sumario y extrajudicial expresamente prohibido por la Constitución para nuestras autoridades judiciales y vedado asimismo para los particulares y que constituye además una flagrante violación a los derechos humanos. Estos sucesos en sí mismos debería horrorizarnos si es que nos queda algo de sensibilidad pues parece que como sociedad nos estamos acostumbrando a toda clase de estropicios y debería asimismo avergonzar a nuestras autoridades por su actitud parsimoniosa que invita a la sospechosa.
En dichos videos que aparecieron originalmente en el portal Nayarit en Línea del periodista Antonio Tello, se puede apreciar el terror que sienten las víctimas y la ignominia de sus victimarios. Se escuchan voces en off de estos últimos amedrentando a los jóvenes, de las cuales, una de ellas tiene acento sinaloense. En la versión que nos proporciona esta fuente se ofrece en la nota de este periodista una serie de datos importantes, por ejemplo, que los videos fueron subidos a You Tube originalmente por los propios victimarios y luego retirado por ellos mismos, pero que otra persona pudo bajarlos y luego difundirlos como denuncia de un abuso supuestamente de policías. Otra información adicional es la versión de que la casa donde ocurrieron estos lamentables hechos está ubicada en la colonia Lindavista y que incluso, luego de haberlos sometido a toda clase de vejaciones y tortura física y psicológica a esos muchachos, se les abandonó completamente desnudos en algún lugar del flamante boulevard Tepic-Xalisco para rematar así su humillación.
Resulta patético escuchar la liviandad de las autoridades policíacas del ayuntamiento de Tepic y del poder judicial del estado tratando de eximir a elementos de la policía de su posible participación en estos reprobables hechos, y limitarse sólo a ello aduciendo que no pueden actuar mientras no haya las denuncias de los afectados, olvidándose -por ignorancia o complicidad (pues si no protegen a policías entonces protegen a algún poderoso)- que hay una afrenta clara al Estado de Derecho pues es evidente que además de haber armas en ese suceso lo cual en sí mismo debería obligarlos a actuar para averiguar, pues si se trata de civiles como ellos presuponen, se podría colegir que dichos sujetos podrían formar parte de alguna organización criminal, hay también una usurpación de funciones al tomar la “justicia” en mano propia. Huelga decir que el entrecomillado a la palabra justicia se explica porque este hecho evidentemente no es un acto de justicia sino de venganza, lo cual añade otros delitos imputables a los victimarios como secuestro y tortura que deberían seguirse de oficio.
La actitud displicente de nuestras autoridades y su coartada de no investigar hasta que no haya demandas de las víctimas de esa brutal agresión, sólo indica la opacidad de la dizque procuración de justicia, al mismo tiempo que pone en entredicho la recurrente frase del ciudadano gobernador de que cada quién debe hacer lo que le corresponde. Sin duda todas las autoridades de alto nivel ya saben la identidad de los agresores y les debe quedar claro también las violaciones a las leyes que éstos cometieron, para actuar en consecuencia conforme a sus facultades legales, porque de otra manera están mandando un mensaje a los ciudadanos de solapamiento e impunidad al encubrir a alguien que seguramente o son elementos de las fuerzas públicas o se trata de algún personaje que goza de influencias. ¿A qué horas van a hacer las autoridades lo que le corresponde legal y moralmente?
Posdata: Este escrito fue realizado el sábado 24 de octubre y publicado al día siguiente en mi blog Hetairos mientras que el día domingo por la noche, el gobernador nayarita Ney González puso un ultimátum al Procurador de Justicia para que resolviera este caso sin chivos expiatorios. El lunes se presentó a un grupo de albañiles como los supuestos culpables quienes admitieron ante las cámaras de televisión su responsabilidad, pero es inevitable entrar en suspicacias porque parece haber una serie de inconsistencias, entre ellas, que respecto al sujeto de acento sinaloense nos dice ahora que es de Puerto Vallarta y la historia que éstos cuentan parece un tanto inverosímil, pero la verdad sólo podría saberse si los muchachos afectados se atreven a hablar y constatan lo que las autoridades han hecho público. Sin embargo, a reserva de que se aclaren las cosas, me parece loable la reacción de indignación del gobernador y de otros líderes sociales como el presidente de la FEUAN y muchos ciudadanos más que reprobaron sin titubeos esos lamentables hechos.
Nota: decidí volver a publicar esta nota porque encontré varios errores de sintaxis y puntuación y por lo que señalo en la posdata.
César Ricardo Luque Santana
A través de diversos medios de información locales y nacionales se dio cuenta de la vejación, tortura y humillación a que fueron sometidos cinco jóvenes que aparentemente entraron a robar a una casa habitación en alguna colonia de la ciudad de Tepic por parte de supuestos policías municipales que actuaron de manera ilegal o extrajudicialmente; o por parte de alguien más, tal vez ciudadanos, que igualmente tomaron la “justicia” por sus propias manos. En este último caso debería tratarse por lógica del dueño de esa vivienda que actuó en complicidad con otras personas.
Los perturbadores videos de ese atropello que aparecieron en Internet, representan una violación a la legalidad y un acto de brutalidad e incivilidad inaceptables, que afectan no sólo a sus víctimas directas, a saber, un grupo de adolescentes que al margen de haber cometido o intentando cometer un ilícito, no merecían el trato cruel al que fuero sometidos, sino que tenían derecho a un juicio legal como cualquier persona, sino a la sociedad misma que debe regirse por normas de convivencia civilizadas y al mismo Estado de Derecho que se vio vulnerado. Lo que podemos atestiguar en dichos videos significa sin duda un acto de barbarie mediante un juicio sumario y extrajudicial expresamente prohibido por la Constitución para nuestras autoridades judiciales y vedado asimismo para los particulares y que constituye además una flagrante violación a los derechos humanos. Estos sucesos en sí mismos debería horrorizarnos si es que nos queda algo de sensibilidad pues parece que como sociedad nos estamos acostumbrando a toda clase de estropicios y debería asimismo avergonzar a nuestras autoridades por su actitud parsimoniosa que invita a la sospechosa.
En dichos videos que aparecieron originalmente en el portal Nayarit en Línea del periodista Antonio Tello, se puede apreciar el terror que sienten las víctimas y la ignominia de sus victimarios. Se escuchan voces en off de estos últimos amedrentando a los jóvenes, de las cuales, una de ellas tiene acento sinaloense. En la versión que nos proporciona esta fuente se ofrece en la nota de este periodista una serie de datos importantes, por ejemplo, que los videos fueron subidos a You Tube originalmente por los propios victimarios y luego retirado por ellos mismos, pero que otra persona pudo bajarlos y luego difundirlos como denuncia de un abuso supuestamente de policías. Otra información adicional es la versión de que la casa donde ocurrieron estos lamentables hechos está ubicada en la colonia Lindavista y que incluso, luego de haberlos sometido a toda clase de vejaciones y tortura física y psicológica a esos muchachos, se les abandonó completamente desnudos en algún lugar del flamante boulevard Tepic-Xalisco para rematar así su humillación.
Resulta patético escuchar la liviandad de las autoridades policíacas del ayuntamiento de Tepic y del poder judicial del estado tratando de eximir a elementos de la policía de su posible participación en estos reprobables hechos, y limitarse sólo a ello aduciendo que no pueden actuar mientras no haya las denuncias de los afectados, olvidándose -por ignorancia o complicidad (pues si no protegen a policías entonces protegen a algún poderoso)- que hay una afrenta clara al Estado de Derecho pues es evidente que además de haber armas en ese suceso lo cual en sí mismo debería obligarlos a actuar para averiguar, pues si se trata de civiles como ellos presuponen, se podría colegir que dichos sujetos podrían formar parte de alguna organización criminal, hay también una usurpación de funciones al tomar la “justicia” en mano propia. Huelga decir que el entrecomillado a la palabra justicia se explica porque este hecho evidentemente no es un acto de justicia sino de venganza, lo cual añade otros delitos imputables a los victimarios como secuestro y tortura que deberían seguirse de oficio.
La actitud displicente de nuestras autoridades y su coartada de no investigar hasta que no haya demandas de las víctimas de esa brutal agresión, sólo indica la opacidad de la dizque procuración de justicia, al mismo tiempo que pone en entredicho la recurrente frase del ciudadano gobernador de que cada quién debe hacer lo que le corresponde. Sin duda todas las autoridades de alto nivel ya saben la identidad de los agresores y les debe quedar claro también las violaciones a las leyes que éstos cometieron, para actuar en consecuencia conforme a sus facultades legales, porque de otra manera están mandando un mensaje a los ciudadanos de solapamiento e impunidad al encubrir a alguien que seguramente o son elementos de las fuerzas públicas o se trata de algún personaje que goza de influencias. ¿A qué horas van a hacer las autoridades lo que le corresponde legal y moralmente?
Posdata: Este escrito fue realizado el sábado 24 de octubre y publicado al día siguiente en mi blog Hetairos mientras que el día domingo por la noche, el gobernador nayarita Ney González puso un ultimátum al Procurador de Justicia para que resolviera este caso sin chivos expiatorios. El lunes se presentó a un grupo de albañiles como los supuestos culpables quienes admitieron ante las cámaras de televisión su responsabilidad, pero es inevitable entrar en suspicacias porque parece haber una serie de inconsistencias, entre ellas, que respecto al sujeto de acento sinaloense nos dice ahora que es de Puerto Vallarta y la historia que éstos cuentan parece un tanto inverosímil, pero la verdad sólo podría saberse si los muchachos afectados se atreven a hablar y constatan lo que las autoridades han hecho público. Sin embargo, a reserva de que se aclaren las cosas, me parece loable la reacción de indignación del gobernador y de otros líderes sociales como el presidente de la FEUAN y muchos ciudadanos más que reprobaron sin titubeos esos lamentables hechos.
Nota: decidí volver a publicar esta nota porque encontré varios errores de sintaxis y puntuación y por lo que señalo en la posdata.
domingo, 18 de octubre de 2009
Efectividad mediática
Efectividad mediática
César Ricardo Luque Santana
Los recientes acontecimientos relativos a la liquidación de la empresa pública Luz y Fuerza del Centro (LyFC) y la desaparición por consiguiente de su sindicato, el SME, han acaparado las primeras planas de los diarios y han sido tema central de noticieros de televisión. Asimismo, han volcado a todas las plumas que escriben sobre análisis político tanto las oficiosas como las independientes. En esta ocasión no voy a hacer un análisis a fondo de este problema porque no tengo los elementos necesarios para ello, simplemente quiero resaltar una serie de aspectos que tienen que ver con lo que señalaba en mi colaboración anterior sobre la desinformación deliberada de los medios electrónicos comerciales que tienen una gran influencia en las masas, y la enajenación a la que someten a las conciencias a través de los diversos programas de entretenimiento que van más allá de ofrecer un sano y merecido esparcimiento, sino que están diseñados no sólo para ser distractores de los temas trascendentes de la vida pública, sino que tienen una intencionalidad política de fomentar la pereza mental y la estulticia.
En efecto, la estrategia de desinformación o manipulación informativa tienen como sustrato la labor de alienación que los programas de entretenimiento frívolo desarrollan, pues la intensidad y extensidad de éstos, así como la falta de alternativas de otro tipo o de otros medios no comerciales, moldean una manera de ser y de pensar de la mayoría de la población, lo que les impide ver críticamente los problemas sociales y políticos, pues ello supone por un lado, tener una cultura política básica para poder tratar la información que se recibe, y por el otro lado, disponer de tiempo para buscar información y posicionamientos contrarios a los prevalecientes o dominantes, que son las versiones de las autoridades que en ocasiones se presentan disfrazadas de noticias “objetivas” o análisis “imparciales”.
En otras palabras, ante el cúmulo de datos y pronunciamientos que nos avasallan constantemente, resulta difícil aún para quien tiene mayores elementos de análisis y suele estar más alerta ante estos embates, indagar más a fondo sobre una determinada problemática en la idea de que la verdad no suele estar en la superficie de la cosas sino oculta en ellas. La situación se vuelve todavía más complicada cuando las fuentes de información alterna son escasas y tiene uno que saber buscarlas. En otras palabras, para alguien que quiera formarse un juicio ponderando los pros y contras de un problema, necesita aparte de tener cierta cultura política o un interés por saber la verdad real, disponer de tiempo para hacerse allegar otra información para contrastarla con la que ocupa una lugar dominante por estar al alcance de todos, pues la cobertura de los medios electrónicos comerciales es tan amplia, que nadie escapa prácticamente a su radio de influencia, al menos en términos de recibir los mensajes que éstos promueven independientemente de que sean ciertos o falsos o se crea o no en ellos o se les ponga duda.
De este modo resulta previsible y patético escuchar a trabajadores ordinarios darle la razón al gobierno de liquidar a LyFC porque se trataba de una empresa ineficiente cuyos boquetes financieros los pagamos todos con nuestros impuestos, pero además, por si fuera poco, se trataba de asalariados privilegiados -se entiende inmerecidamente- que vivían parásitariamente a expensas de erario público. Así las cosas, ¿cómo no enojarse como contribuyente de que haya trabajadores públicos ineficientes que además son premiados? El punto sin embargo sería preguntarse: ¿qué nos consta de todos estos argumentos?, ¿cómo saber si son verdaderos?, o ¿por qué se tuvieron que tomar medidas tan drásticas sin explorar otras soluciones?, etc.
En principio hay una actitud desclasada de muchos trabajadores evidente y lamentable, pues que los ricos y los derechistas festinen una agresión a los trabajadores y a la empresa pública no es novedad. Es decir, hay una ausencia de conciencia de clase en una amplia capa de los trabajadores muy marcada que es fruto no sólo de la mediatización sistemática que realizan los mencionados medios que actúan como actores políticos, sino de la educación formal que produce personas pasivas, que no cuestionan, que no participan, que actúan como súbditos y no como ciudadanos, etc. Asimismo, la falta de alternativas de organización social y política confiables, entre otros factores, redundan en este fenómeno –por lo demás recurrente- donde las víctimas del capitalismo se identifican con sus victimarlos, donde mucha gente apoya a quien los ha perjudicado y lo siguen haciendo, sin que esto tenga nada que ver con el síndrome de Estocolmo pues es otro tipo de patología que corresponde a un proceso de dominación de la subjetividad trabajado a largo plazo y desde muchos frentes por la clase dominante.
Volviendo a las acusaciones que “justifican” la postura del gobierno, sabemos por fuentes alternas que los salarios de los “privilegiados” trabajadores del SME eran en promedio de $ 250 pesos diario, salario apenas decente o decoroso pero que de ninguna manera se puede considerar como significativo o de privilegio si lo comparamos con lo que suelen ganar los regidores, diputados y funcionarios públicos de toda laya, salarios éstos que son verdaderamente insultantes, no sólo por ser altísimos, sino porque muchos de de estos “servidores” públicos son una manada de ineptos y corruptos, incluso muchos de ellos carecen de una preparación académica relevante para ocupar los cargos que detentan, los cuales han logrado por sus relaciones personales y su actitud servil e incondicional con los poderosos. Es decir, se parte de que quienes producen la riqueza no deben de gozar de buenos salarios pero si los que se apropian de ella mediante la plusvalía o la administran como burócratas. ¿Quiénes son aquí los verdaderos parásitos?, ¿no deberíamos escandalizarnos porque existen trabajadores y empleados que perciben sueldos miserables que los condenan a vivir como esclavos toda su vida o de quienes no tienen empleo y por tanto carecen de una forma digna de vivir con sus familias?, ¿tan grande es la falta de conciencia que nos lleva a una insensibilidad ante las injusticias no sólo de los demás sino de las que padecemos nosotros mismos?
Que la empresa de LyFC era ineficiente y tenía que ser apoyada mediante el presupuesto público es verdad, pero también lo es lo que se omite: que a esa empresa pública -como se ha hecho y siguen haciendo con otras parecidas- se les abandona deliberadamente desde el gobierno provocando su deterioro precisamente para poder “justificar” su quiebra y poder convencer a los contribuyentes que son una carga de la que hay que deshacerse, sin decirles que si se privatizan van a pagar más caro por los servicios, ocultando que se propició su ineficiencia por los mismos que ahora se rasgan las vestiduras, que se pretende hacer grandes negocios personales y de camarillas con sus despojos, que en otras ocasiones se ha rescatado con dinero público a empresas privadas que quebraron incluso fraudulentamente (el tristemente famoso Fobaproa que chupa enormes cantidades del presupuesto sacrificando los gastos de educación, salud, etc.). Qué curioso que los legisladores priístas avalen la agresión a un sindicato como el SME, caracterizado por ser democrático e independiente. ¿Qué pasaría si se hiciera lo mismo con el SNTE, el sindicato de PEMEX, y otros como los de la CTM (ligados orgánicamente al PRI) que toda su existencia se han caracterizado por su desfrenada corrupción?
Por último resulta interesante volver sobre la cobertura informática previa al golpe a LyFC y el SME, al interés inusitado de las empresas televisivas de cubrir el conflicto sindical interno y la acusación de un supuesto fraude en sus elecciones internas. Evidentemente, todo ello era el preludio de una decisión ya tomada mediante la cual se preparó a la opinión pública para lo que vino después, un guión que las televisoras en complicidad con el gobierno en turno han repetido durante décadas. A propósito de todo esto me vienen a la memoria unos versos del cantante venezolano Alí Primera que dicen: “La inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva/Lo salvará su conciencia y en eso me ha puesto el alma”
César Ricardo Luque Santana
Los recientes acontecimientos relativos a la liquidación de la empresa pública Luz y Fuerza del Centro (LyFC) y la desaparición por consiguiente de su sindicato, el SME, han acaparado las primeras planas de los diarios y han sido tema central de noticieros de televisión. Asimismo, han volcado a todas las plumas que escriben sobre análisis político tanto las oficiosas como las independientes. En esta ocasión no voy a hacer un análisis a fondo de este problema porque no tengo los elementos necesarios para ello, simplemente quiero resaltar una serie de aspectos que tienen que ver con lo que señalaba en mi colaboración anterior sobre la desinformación deliberada de los medios electrónicos comerciales que tienen una gran influencia en las masas, y la enajenación a la que someten a las conciencias a través de los diversos programas de entretenimiento que van más allá de ofrecer un sano y merecido esparcimiento, sino que están diseñados no sólo para ser distractores de los temas trascendentes de la vida pública, sino que tienen una intencionalidad política de fomentar la pereza mental y la estulticia.
En efecto, la estrategia de desinformación o manipulación informativa tienen como sustrato la labor de alienación que los programas de entretenimiento frívolo desarrollan, pues la intensidad y extensidad de éstos, así como la falta de alternativas de otro tipo o de otros medios no comerciales, moldean una manera de ser y de pensar de la mayoría de la población, lo que les impide ver críticamente los problemas sociales y políticos, pues ello supone por un lado, tener una cultura política básica para poder tratar la información que se recibe, y por el otro lado, disponer de tiempo para buscar información y posicionamientos contrarios a los prevalecientes o dominantes, que son las versiones de las autoridades que en ocasiones se presentan disfrazadas de noticias “objetivas” o análisis “imparciales”.
En otras palabras, ante el cúmulo de datos y pronunciamientos que nos avasallan constantemente, resulta difícil aún para quien tiene mayores elementos de análisis y suele estar más alerta ante estos embates, indagar más a fondo sobre una determinada problemática en la idea de que la verdad no suele estar en la superficie de la cosas sino oculta en ellas. La situación se vuelve todavía más complicada cuando las fuentes de información alterna son escasas y tiene uno que saber buscarlas. En otras palabras, para alguien que quiera formarse un juicio ponderando los pros y contras de un problema, necesita aparte de tener cierta cultura política o un interés por saber la verdad real, disponer de tiempo para hacerse allegar otra información para contrastarla con la que ocupa una lugar dominante por estar al alcance de todos, pues la cobertura de los medios electrónicos comerciales es tan amplia, que nadie escapa prácticamente a su radio de influencia, al menos en términos de recibir los mensajes que éstos promueven independientemente de que sean ciertos o falsos o se crea o no en ellos o se les ponga duda.
De este modo resulta previsible y patético escuchar a trabajadores ordinarios darle la razón al gobierno de liquidar a LyFC porque se trataba de una empresa ineficiente cuyos boquetes financieros los pagamos todos con nuestros impuestos, pero además, por si fuera poco, se trataba de asalariados privilegiados -se entiende inmerecidamente- que vivían parásitariamente a expensas de erario público. Así las cosas, ¿cómo no enojarse como contribuyente de que haya trabajadores públicos ineficientes que además son premiados? El punto sin embargo sería preguntarse: ¿qué nos consta de todos estos argumentos?, ¿cómo saber si son verdaderos?, o ¿por qué se tuvieron que tomar medidas tan drásticas sin explorar otras soluciones?, etc.
En principio hay una actitud desclasada de muchos trabajadores evidente y lamentable, pues que los ricos y los derechistas festinen una agresión a los trabajadores y a la empresa pública no es novedad. Es decir, hay una ausencia de conciencia de clase en una amplia capa de los trabajadores muy marcada que es fruto no sólo de la mediatización sistemática que realizan los mencionados medios que actúan como actores políticos, sino de la educación formal que produce personas pasivas, que no cuestionan, que no participan, que actúan como súbditos y no como ciudadanos, etc. Asimismo, la falta de alternativas de organización social y política confiables, entre otros factores, redundan en este fenómeno –por lo demás recurrente- donde las víctimas del capitalismo se identifican con sus victimarlos, donde mucha gente apoya a quien los ha perjudicado y lo siguen haciendo, sin que esto tenga nada que ver con el síndrome de Estocolmo pues es otro tipo de patología que corresponde a un proceso de dominación de la subjetividad trabajado a largo plazo y desde muchos frentes por la clase dominante.
Volviendo a las acusaciones que “justifican” la postura del gobierno, sabemos por fuentes alternas que los salarios de los “privilegiados” trabajadores del SME eran en promedio de $ 250 pesos diario, salario apenas decente o decoroso pero que de ninguna manera se puede considerar como significativo o de privilegio si lo comparamos con lo que suelen ganar los regidores, diputados y funcionarios públicos de toda laya, salarios éstos que son verdaderamente insultantes, no sólo por ser altísimos, sino porque muchos de de estos “servidores” públicos son una manada de ineptos y corruptos, incluso muchos de ellos carecen de una preparación académica relevante para ocupar los cargos que detentan, los cuales han logrado por sus relaciones personales y su actitud servil e incondicional con los poderosos. Es decir, se parte de que quienes producen la riqueza no deben de gozar de buenos salarios pero si los que se apropian de ella mediante la plusvalía o la administran como burócratas. ¿Quiénes son aquí los verdaderos parásitos?, ¿no deberíamos escandalizarnos porque existen trabajadores y empleados que perciben sueldos miserables que los condenan a vivir como esclavos toda su vida o de quienes no tienen empleo y por tanto carecen de una forma digna de vivir con sus familias?, ¿tan grande es la falta de conciencia que nos lleva a una insensibilidad ante las injusticias no sólo de los demás sino de las que padecemos nosotros mismos?
Que la empresa de LyFC era ineficiente y tenía que ser apoyada mediante el presupuesto público es verdad, pero también lo es lo que se omite: que a esa empresa pública -como se ha hecho y siguen haciendo con otras parecidas- se les abandona deliberadamente desde el gobierno provocando su deterioro precisamente para poder “justificar” su quiebra y poder convencer a los contribuyentes que son una carga de la que hay que deshacerse, sin decirles que si se privatizan van a pagar más caro por los servicios, ocultando que se propició su ineficiencia por los mismos que ahora se rasgan las vestiduras, que se pretende hacer grandes negocios personales y de camarillas con sus despojos, que en otras ocasiones se ha rescatado con dinero público a empresas privadas que quebraron incluso fraudulentamente (el tristemente famoso Fobaproa que chupa enormes cantidades del presupuesto sacrificando los gastos de educación, salud, etc.). Qué curioso que los legisladores priístas avalen la agresión a un sindicato como el SME, caracterizado por ser democrático e independiente. ¿Qué pasaría si se hiciera lo mismo con el SNTE, el sindicato de PEMEX, y otros como los de la CTM (ligados orgánicamente al PRI) que toda su existencia se han caracterizado por su desfrenada corrupción?
Por último resulta interesante volver sobre la cobertura informática previa al golpe a LyFC y el SME, al interés inusitado de las empresas televisivas de cubrir el conflicto sindical interno y la acusación de un supuesto fraude en sus elecciones internas. Evidentemente, todo ello era el preludio de una decisión ya tomada mediante la cual se preparó a la opinión pública para lo que vino después, un guión que las televisoras en complicidad con el gobierno en turno han repetido durante décadas. A propósito de todo esto me vienen a la memoria unos versos del cantante venezolano Alí Primera que dicen: “La inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva/Lo salvará su conciencia y en eso me ha puesto el alma”
lunes, 12 de octubre de 2009
Desinformación y frivolidad
Desinformación y frivolidad
César Ricardo Luque Santana
Una forma de manipular a la opinión pública o la sociedad para distraerla de los problemas fundamentales de la vida pública, consiste en controlar la información, decidir que sale a la luz pública y en qué dosis, así como usar formas de entretenimiento pueriles que instalen en las masas en una agenda de interés sobre temas triviales e intrascendentes. Ambos esquemas mediáticos se cierran como pinzas para atrapar la subjetividad de los ciudadanos enajenándolos con el propósito de mantenerlos pasivos y temerosos por un lado, mientras que por el otro se busca obtener su asentimiento para las políticas públicas que toma el Estado las cuales incluso pueden ser lesivos al interés popular.
Los medios masivos de comunicación y el Estado convergen bajo un esquema de complicidades que pretenden ser encubiertas pero que son demasiado evidentes para no verlas con claridad. Históricamente en México, los medios de comunicación (principalmente los electrónicos), han estado supeditados al Estado. En efecto, durante el régimen de partido de Estado, los medios estaban subordinados al Estado porque éste los condicionaba mediante la prerrogativa legal del otorgamiento de concesiones; ahora parece que el Estado es rehén de los medios aunque ambos comparten un interés por mantener el establishment. En esta última relación, los medios emergen como poderes fácticos, no obstante que el país transitó supuestamente de un monopolio político a un pluripartidismo, lo que supondría en abstracto que los medios deberían de acompañar el proceso de democratización en curso.
Precisamente la contrariedad que mueve a esta reflexión es que por un lado la clase política se ufana de que vivimos en una democracia, pero en la práctica vemos un ejercicio autoritario del poder y una corrupción galopante que la pone en tela de juicio, sin dejar de reconocer que se han dado cambios significativos pero insuficientes porque persiste mucha opacidad en aspectos medulares donde debería reinar la claridad, porque se impone el criterio de la fuerza sobre las razones y la justicia, y porque las libertades democráticas –entre ellas la libertad de expresión- se ve amenaza por los fuertes intereses corporativos. En el primer caso, no existen mecanismos eficaces de contrapesos por diversas razones, entre ellos porque no hay la suficiente participación ciudadana y porque muchas veces los partidos de oposición no hacen bien su tarea por ineptitud, corrupción o debilidad en los espacios de poder como las cámaras legislativas; en el segundo caso se privilegia la fuerza policíaca o el avasallamiento mediante el uso de las mayorías en las instancias legislativas para imponer decisiones impopulares; y en el tercer caso, porque los medios constituidos en grandes empresas entran en evidente conflicto de interés porque no hay un marco legislativo democrático adecuado para ponerles límites y evitar que se conviertan en actores políticos de facto, además de que no tienen contrapesos de medios alternativos desde el sector público y social. Esta última situación también forma parte de la mencionada opacidad y discrecionalidad que envuelve el ejercicio del poder porque ante la falta de una prensa crítica e independiente, la sociedad queda en una situación de grave indefensión.
En cuanto a la desinformación, se entiende por tal la omisión o el sesgo deliberado, la selección perversa de ciertas notas, la justificación apologética de determinadas decisiones abusivas del poder mediante noticias supuestamente objetivas o reflexiones que presumen de serias e imparciales, así como la limitación de puntos de vista contrarios a la versión oficial, todo lo cual impide que los ciudadanos tomen conciencia de los problemas sobre la base de una información veraz donde se muestren de manera respetuosa y equitativa las opiniones divergentes y se den a conocer los hechos sin maquillarlos y sin editorializarlos.
Esta situación se puede ilustrar con muchos ejemplos pero me parece interesante el relacionado con el problema de la influenza donde a través del Internet podemos conocer versiones contrarias a la postura oficial como la que ofrece la monja benedictina y doctora en medicina Teresa Forcades, o la también doctora Jane Burgermesteir quienes nos hacen dudar sobre la cuestión de las vacunas. Es decir, parece que estos temas que deberían de ventilarse en espacios públicos más amplios a través de debates formales, son conocidos en espacios más marginales donde a veces no es posible determinar la seriedad de los temas tratados.
El tema de la frivolidad por su parte está muy extendido en los medios, particularmente en la televisión, donde los escándalos del mundo de la farándula dominan el paisaje generando un interés morboso en esos asuntos que en sí mismo pertenecen a la esfera de la vida de las artistas pero que ante el manejo incisivo y el excesivo tiempo que se le destina a ello, va instalando en muchas personas estos temas como los centrales en sus vidas, actuando como sucedáneos de los grandes temas políticos que deberían estar en la agenda de todos los ciudadanos como su preocupación fundamental, como la propuesta del paquete económico del gobierno federal, la reforma electoral, o los recientes sucesos en torno al reciente decreto presidencial de extinción de la Compañía de Luz y Fuerza, etc. Las telenovelas, los programas de concursos bobos y morbosos y el fútbol, entre otros, vienen a redondear esta industria del entretenimiento cuyo fin es despolitizar los temas de interés público, desviando a la gente de los auténticos problemas a la vez que les genera un gran negocio.
César Ricardo Luque Santana
Una forma de manipular a la opinión pública o la sociedad para distraerla de los problemas fundamentales de la vida pública, consiste en controlar la información, decidir que sale a la luz pública y en qué dosis, así como usar formas de entretenimiento pueriles que instalen en las masas en una agenda de interés sobre temas triviales e intrascendentes. Ambos esquemas mediáticos se cierran como pinzas para atrapar la subjetividad de los ciudadanos enajenándolos con el propósito de mantenerlos pasivos y temerosos por un lado, mientras que por el otro se busca obtener su asentimiento para las políticas públicas que toma el Estado las cuales incluso pueden ser lesivos al interés popular.
Los medios masivos de comunicación y el Estado convergen bajo un esquema de complicidades que pretenden ser encubiertas pero que son demasiado evidentes para no verlas con claridad. Históricamente en México, los medios de comunicación (principalmente los electrónicos), han estado supeditados al Estado. En efecto, durante el régimen de partido de Estado, los medios estaban subordinados al Estado porque éste los condicionaba mediante la prerrogativa legal del otorgamiento de concesiones; ahora parece que el Estado es rehén de los medios aunque ambos comparten un interés por mantener el establishment. En esta última relación, los medios emergen como poderes fácticos, no obstante que el país transitó supuestamente de un monopolio político a un pluripartidismo, lo que supondría en abstracto que los medios deberían de acompañar el proceso de democratización en curso.
Precisamente la contrariedad que mueve a esta reflexión es que por un lado la clase política se ufana de que vivimos en una democracia, pero en la práctica vemos un ejercicio autoritario del poder y una corrupción galopante que la pone en tela de juicio, sin dejar de reconocer que se han dado cambios significativos pero insuficientes porque persiste mucha opacidad en aspectos medulares donde debería reinar la claridad, porque se impone el criterio de la fuerza sobre las razones y la justicia, y porque las libertades democráticas –entre ellas la libertad de expresión- se ve amenaza por los fuertes intereses corporativos. En el primer caso, no existen mecanismos eficaces de contrapesos por diversas razones, entre ellos porque no hay la suficiente participación ciudadana y porque muchas veces los partidos de oposición no hacen bien su tarea por ineptitud, corrupción o debilidad en los espacios de poder como las cámaras legislativas; en el segundo caso se privilegia la fuerza policíaca o el avasallamiento mediante el uso de las mayorías en las instancias legislativas para imponer decisiones impopulares; y en el tercer caso, porque los medios constituidos en grandes empresas entran en evidente conflicto de interés porque no hay un marco legislativo democrático adecuado para ponerles límites y evitar que se conviertan en actores políticos de facto, además de que no tienen contrapesos de medios alternativos desde el sector público y social. Esta última situación también forma parte de la mencionada opacidad y discrecionalidad que envuelve el ejercicio del poder porque ante la falta de una prensa crítica e independiente, la sociedad queda en una situación de grave indefensión.
En cuanto a la desinformación, se entiende por tal la omisión o el sesgo deliberado, la selección perversa de ciertas notas, la justificación apologética de determinadas decisiones abusivas del poder mediante noticias supuestamente objetivas o reflexiones que presumen de serias e imparciales, así como la limitación de puntos de vista contrarios a la versión oficial, todo lo cual impide que los ciudadanos tomen conciencia de los problemas sobre la base de una información veraz donde se muestren de manera respetuosa y equitativa las opiniones divergentes y se den a conocer los hechos sin maquillarlos y sin editorializarlos.
Esta situación se puede ilustrar con muchos ejemplos pero me parece interesante el relacionado con el problema de la influenza donde a través del Internet podemos conocer versiones contrarias a la postura oficial como la que ofrece la monja benedictina y doctora en medicina Teresa Forcades, o la también doctora Jane Burgermesteir quienes nos hacen dudar sobre la cuestión de las vacunas. Es decir, parece que estos temas que deberían de ventilarse en espacios públicos más amplios a través de debates formales, son conocidos en espacios más marginales donde a veces no es posible determinar la seriedad de los temas tratados.
El tema de la frivolidad por su parte está muy extendido en los medios, particularmente en la televisión, donde los escándalos del mundo de la farándula dominan el paisaje generando un interés morboso en esos asuntos que en sí mismo pertenecen a la esfera de la vida de las artistas pero que ante el manejo incisivo y el excesivo tiempo que se le destina a ello, va instalando en muchas personas estos temas como los centrales en sus vidas, actuando como sucedáneos de los grandes temas políticos que deberían estar en la agenda de todos los ciudadanos como su preocupación fundamental, como la propuesta del paquete económico del gobierno federal, la reforma electoral, o los recientes sucesos en torno al reciente decreto presidencial de extinción de la Compañía de Luz y Fuerza, etc. Las telenovelas, los programas de concursos bobos y morbosos y el fútbol, entre otros, vienen a redondear esta industria del entretenimiento cuyo fin es despolitizar los temas de interés público, desviando a la gente de los auténticos problemas a la vez que les genera un gran negocio.
domingo, 4 de octubre de 2009
Memoria histórica e impunidad
Memoria histórica e impunidad
César Ricardo Luque Santana
El 2 de octubre pasado, un segmento de la comunidad de filosofía de la UAN integrada por profesores y estudiantes organizaron un Café Filosófico en el céntrico café cultural “El Barullo” para reflexionar sobre los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas de la ciudad de México, donde el Estado mexicano masacró de manera cobarde e impune a cientos o miles de personas entre hombres, mujeres, ancianos y niños, la mayoría de ellos jóvenes estudiantes universitarios de la UNAM y el IPN, principalmente.
La idea de impulsar un espacio de reflexión sobre el movimiento estudiantil del 68 haciendo converger a personas maduras que de algún modo u otro vivieron esos sucesos, con los jóvenes estudiantes, nació con la inquietud de que éstos últimos traten de informarse de cómo surgió dicho movimiento, cuál era el contexto histórico de México y del mundo en esa época, qué se demandaba y por qué el Estado mexicano en el cual el presidente de la república ejercía el poder omnímodo, decidió acabarlo mediante una brutal represión. Qué significó este suceso para la vida política de la nación y qué lectura se puede hacer ahora comparativamente hablando a 41 años de distancia con el momento que estamos viviendo, entre otras interrogantes que fueron surgiendo en el diálogo colectivo.
Para empezar el encuentro, se leyó a varias voces un poema alusivo a la matanza del 68 y se hizo asimismo una crónica breve de esta lucha desde su comienzo a partir de una trifulca entre jóvenes estudiantes de bachillerato en san Cosme donde los granaderos intervinieron utilizando exceso de fuerza, lo que a la postre desataría una serie de protestas contra los abusos de esta fuerza policíaca represiva y, posteriormente, se demandaría su desaparición y castigos a los jefes de la misma, hasta los eventos posteriores de marchas y mítines y su culminación mediante un genocidio. Todo ello contextualizando las circunstancias políticas locales e internacionales y, desde luego, el marco de la olimpiada misma. También se hizo una reseña histórica sucinta del mayo francés para exponer el carácter internacional de la rebeldía juvenil de aquellos años.
La interesante de la reflexión realizada fue que se considera imprescindible mantener la memoria histórica de lo que pasó para que no vuelva a repetirse, pero se reconoció que si bien en magnitudes menores, estas masacres han seguido ocurriendo como sucedió después a los pocos años con el Jueves de Corpus en 1971 y otras matanzas más cercanas a nuestra época como Aguas Blancas o Acteal, todas ellas con el mismo resultado de impunidad de los poderosos que perpetraron esos crímenes contra una población indefensa. En cuanto al 2 de octubre del 68, éste continua sin castigo y sin saberse la verdad histórica, al menos de manera oficial porque evidentemente todos sabemos que el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y el secretario de gobernación Luis Echeverría Álvarez, son los principales responsables, con el beneplácito o complicidad de los poderes legislativo y judicial y los medios masivos de comunicación escritos y electrónicos de entonces que -salvo pocas excepciones- silenciaron o distorsionaron los hechos rindiéndole pleitesía al poder presidencial en turno. Asimismo, la Fiscalía para crímenes del pasado creada en el sexenio de Fox resultó un fisco porque terminó exonerando al principal responsable vivo del 68 y del 71 (Luis Echeverría), con la mañosada de que no hubo genocidio porque según los jueces éste concepto sólo aplica a una etnia determinada y la población asesinada no lo era.
Desde luego que se discutieron muchos temas derivados de las preguntas iniciales que serían largo comentar en este espacio, pero lo importante es que los jóvenes que ahora se encuentran en una situación de vulnerabilidad social ante la rapacidad del neoliberalismo, entendieron que en primer lugar esta fecha es de conmemoración y lucha y no de fiesta como lo vienen haciendo otros jóvenes que salen a las calles sin tener plena conciencia de lo que vino a significar el sacrificio de tantas vidas y, en segundo lugar, que el autoritarismo que en ese entonces criminalizaba la disidencia con el delito de “disolución social” que era uno de los puntos que se impugnaban el pliego petitorio del movimiento, ahora lo vemos reflejado en lo que llaman “secuestro comparado” y “terrorismo”, cuya laxidad semántica permite al Estado reprimir personas y movimientos que a veces actúan con ciertos excesos exasperados ante la ineptitud, cinismo y frivolidad de un sistema político, social y económico que no resuelve sus problemas y los condena a la exclusión social.
El movimiento del 68 fue sin dudas un parteaguas aunque los cambios logrados han sido lentos porque se ha caído en una partidocracia donde parecería que el PRI se clonó en varios partidos. Sin embargo se reconoció que algo se ha avanzado y que la vida política del país ya no es igual. Se lamentó que tengamos una sociedad poca participativa en torno a los grandes problemas nacionales y que no defendamos los intereses populares en la lucha social como ocurre en otros países donde sus ciudadanos se movilizan constantemente. No obstante, se aceptó que hemos sido capaces de generar grandes movimientos sociales y políticos que han podido superar no sólo las inercias y el valemadrismo de algunos, sino que han sabido superar las formas de control corporativas y la desinformación de los medios, pero que el hecho de que se hayan frenado mediante la represión descarada, ha desarticulado esos movimientos y ha inhibido la participación. Los fraudes electorales también han contribuido al desánimo, pero indudablemente México tiene una gran historia de lucha popular, con los reflujos inevitables.
Después de la discusión entre los asistentes, hubo una tocada con canciones de protesta de los años 70 y 80, como las canciones de José de Molina y de otros cantantes que solían acompañar los movimientos populares en esas décadas. Luego, continuó la convivencia entre los contertulios que se dieron cita con este propósito.
César Ricardo Luque Santana
El 2 de octubre pasado, un segmento de la comunidad de filosofía de la UAN integrada por profesores y estudiantes organizaron un Café Filosófico en el céntrico café cultural “El Barullo” para reflexionar sobre los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas de la ciudad de México, donde el Estado mexicano masacró de manera cobarde e impune a cientos o miles de personas entre hombres, mujeres, ancianos y niños, la mayoría de ellos jóvenes estudiantes universitarios de la UNAM y el IPN, principalmente.
La idea de impulsar un espacio de reflexión sobre el movimiento estudiantil del 68 haciendo converger a personas maduras que de algún modo u otro vivieron esos sucesos, con los jóvenes estudiantes, nació con la inquietud de que éstos últimos traten de informarse de cómo surgió dicho movimiento, cuál era el contexto histórico de México y del mundo en esa época, qué se demandaba y por qué el Estado mexicano en el cual el presidente de la república ejercía el poder omnímodo, decidió acabarlo mediante una brutal represión. Qué significó este suceso para la vida política de la nación y qué lectura se puede hacer ahora comparativamente hablando a 41 años de distancia con el momento que estamos viviendo, entre otras interrogantes que fueron surgiendo en el diálogo colectivo.
Para empezar el encuentro, se leyó a varias voces un poema alusivo a la matanza del 68 y se hizo asimismo una crónica breve de esta lucha desde su comienzo a partir de una trifulca entre jóvenes estudiantes de bachillerato en san Cosme donde los granaderos intervinieron utilizando exceso de fuerza, lo que a la postre desataría una serie de protestas contra los abusos de esta fuerza policíaca represiva y, posteriormente, se demandaría su desaparición y castigos a los jefes de la misma, hasta los eventos posteriores de marchas y mítines y su culminación mediante un genocidio. Todo ello contextualizando las circunstancias políticas locales e internacionales y, desde luego, el marco de la olimpiada misma. También se hizo una reseña histórica sucinta del mayo francés para exponer el carácter internacional de la rebeldía juvenil de aquellos años.
La interesante de la reflexión realizada fue que se considera imprescindible mantener la memoria histórica de lo que pasó para que no vuelva a repetirse, pero se reconoció que si bien en magnitudes menores, estas masacres han seguido ocurriendo como sucedió después a los pocos años con el Jueves de Corpus en 1971 y otras matanzas más cercanas a nuestra época como Aguas Blancas o Acteal, todas ellas con el mismo resultado de impunidad de los poderosos que perpetraron esos crímenes contra una población indefensa. En cuanto al 2 de octubre del 68, éste continua sin castigo y sin saberse la verdad histórica, al menos de manera oficial porque evidentemente todos sabemos que el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y el secretario de gobernación Luis Echeverría Álvarez, son los principales responsables, con el beneplácito o complicidad de los poderes legislativo y judicial y los medios masivos de comunicación escritos y electrónicos de entonces que -salvo pocas excepciones- silenciaron o distorsionaron los hechos rindiéndole pleitesía al poder presidencial en turno. Asimismo, la Fiscalía para crímenes del pasado creada en el sexenio de Fox resultó un fisco porque terminó exonerando al principal responsable vivo del 68 y del 71 (Luis Echeverría), con la mañosada de que no hubo genocidio porque según los jueces éste concepto sólo aplica a una etnia determinada y la población asesinada no lo era.
Desde luego que se discutieron muchos temas derivados de las preguntas iniciales que serían largo comentar en este espacio, pero lo importante es que los jóvenes que ahora se encuentran en una situación de vulnerabilidad social ante la rapacidad del neoliberalismo, entendieron que en primer lugar esta fecha es de conmemoración y lucha y no de fiesta como lo vienen haciendo otros jóvenes que salen a las calles sin tener plena conciencia de lo que vino a significar el sacrificio de tantas vidas y, en segundo lugar, que el autoritarismo que en ese entonces criminalizaba la disidencia con el delito de “disolución social” que era uno de los puntos que se impugnaban el pliego petitorio del movimiento, ahora lo vemos reflejado en lo que llaman “secuestro comparado” y “terrorismo”, cuya laxidad semántica permite al Estado reprimir personas y movimientos que a veces actúan con ciertos excesos exasperados ante la ineptitud, cinismo y frivolidad de un sistema político, social y económico que no resuelve sus problemas y los condena a la exclusión social.
El movimiento del 68 fue sin dudas un parteaguas aunque los cambios logrados han sido lentos porque se ha caído en una partidocracia donde parecería que el PRI se clonó en varios partidos. Sin embargo se reconoció que algo se ha avanzado y que la vida política del país ya no es igual. Se lamentó que tengamos una sociedad poca participativa en torno a los grandes problemas nacionales y que no defendamos los intereses populares en la lucha social como ocurre en otros países donde sus ciudadanos se movilizan constantemente. No obstante, se aceptó que hemos sido capaces de generar grandes movimientos sociales y políticos que han podido superar no sólo las inercias y el valemadrismo de algunos, sino que han sabido superar las formas de control corporativas y la desinformación de los medios, pero que el hecho de que se hayan frenado mediante la represión descarada, ha desarticulado esos movimientos y ha inhibido la participación. Los fraudes electorales también han contribuido al desánimo, pero indudablemente México tiene una gran historia de lucha popular, con los reflujos inevitables.
Después de la discusión entre los asistentes, hubo una tocada con canciones de protesta de los años 70 y 80, como las canciones de José de Molina y de otros cantantes que solían acompañar los movimientos populares en esas décadas. Luego, continuó la convivencia entre los contertulios que se dieron cita con este propósito.
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