jueves, 18 de febrero de 2010

Nuevas formas de hacer política

Nuevas formas de hacer política

César Ricardo Luque Santana

A raíz de la creación de la Fundación GANA Nayarit, A. C., creada por el diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo, y a pesar de que apenas ha comenzado sus actividades, hemos atestiguado la aparición de organizaciones civiles similares de otros políticos locales que, al igual que el diputado Naranjo, aspiran a gobernar el estado de Nayarit. Tal es el caso del senador Gerardo Montenegro Ibarra y otros que tratan de imitar su estrategia.

¿En qué consiste la Fundación GANA, qué objetivos persigue y qué importancia política y social tiene para la sociedad? Antes de contestar a este racimo de preguntas, es importante decir que en las últimas décadas los gobiernos priístas y panistas han desmantelado las empresas públicas y han reducido los programas sociales a su mínima expresión, provocando un constante empobrecimiento de la mayoría de la población; mientras que la izquierda, principalmente el PRD, ha sido quien ha estado recuperando los programas sociales para apoyar a los grupos sociales más vulnerables como los ancianos, las madres solteras, los jóvenes, etc., a atenuar su mala situación económica. Dichos programas los empezó a impulsar el gobierno perredista encabezado por Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México, el cual fue tachado en su momento por sus enemigos como populista, pero luego todos los gobiernos de otros partidos los copiaron sin ningún rubor.

En efecto, las políticas neoliberales impulsadas tercamente por priístas y panistas en complicidad mutua, han consistido, por decirlo en pocas palabras, en socializar las pérdidas cobrándole a los pobres la factura de las crisis provocadas por la corrupción de la minoría que detenta el poder económico y político en México, privatizando al mismo tiempo sus ganancias, de manera que la mayor parte de la riqueza creada por los trabajadores mexicanos ha quedado en unas cuantas manos.

La Fundación GANA, A. C., hace referencia al acróstico del nombre del diputado Guadalupe Acosta Naranjo y al mismo tiempo simboliza su mentalidad y actitud triunfadora (que no triunfalista), así como su aspiración de hacer ganar a las víctimas del sistema neoliberal permitiéndoles recuperar -aunque sea un poco- sus condiciones materiales de vida, así como su dignidad como personas, ciudadanos y contribuyentes, que no merecen ser tratados con la irresponsabilidad e insensibilidad con que lo han hecho los gobiernos neoliberales.

La Fundación GANA presenta un proyecto muy ambicioso que no se reduce al típico asistencialismo social de dádivas que buscan lucran con la pobreza de la gente, sino que tiene la intención de fomentar la solidaridad entre sus integrantes y, desde luego, tejer redes sociales para crear una base social de apoyo a una eventual candidatura del diputado Naranjo y para organizar a los ciudadanos para conquistar el gobierno e impulsar un cambio verdadero.

El programa abarca prácticamente toda una serie de acciones como las siguientes: un programa de abasto popular con la venta de productos como tortillas, verduras, etc., a bajo costo, casi directamente de los productores, quienes también se ven beneficiados con la comercialización de sus productos mediante puntos de venta que privilegian el afán de servicio sobre las ganancias personales; ofrece también distintos servicios de salud como consultas médicas, de apoyo psicológico y de dotación de lentes; capacitación para el trabajo y bolsa de trabajo, servicios de educación y cultura con un programa de alfabetización e Internet gratuito para estudiantes de bajos recursos económicos; asesoría legal y gestorías para trámites administrativos; e incluso ofrece un espacio para que la gente, de manera individual o colectiva, haga propuestas para ir construyendo un plan de gobierno que sirva a toda la sociedad y no solamente a unos cuantos, entre otras actividades interesantes.

Curiosamente, a partir del proyecto del diputado Naranjo, nos enteramos que recientemente el senador priísta Gerardo Montenegro Ibarra anunció un programa (llamado "Tu Sumas"), más o menos parecido al de GANA, aunque al parecer más limitado y, sobre todo, más publicitario que real, como si su idea por lo pronto fuera mandar un mensaje a la sociedad de que no sólo la Fundación GANA está trabajando en ese sentido.

Por su parte, el alcalde municipal de Tepic, Roberto Sandoval, ha impulsado el programa para madres solteras llamado "ROSA" que alude a las iniciales de su nombre, y ahora el programa de "Mandado para todos", pero no queda claro si son programas de gobierno o iniciativas particulares de alguna agrupación civil, de manera que esta confusión puede prestarse a pensar en un posible peculado (delito) porque resulta extraño -por decir lo menos- que una organización de particulares tenga un programa social que es instrumentado por el gobierno municipal, vale decir, utilizando recursos públicos para los fines personales del propio alcalde.

Así entonces, se puede decir que estas estrategias relativamente innovadoras de hacer política son importantes porque se reconoce que la democracia con pobreza no es viable, que la gente necesita apoyos reales y no sólo promesas, discursos y buenos deseos, pero, además, es una forma legal y legítima de hacer precampaña porque obliga a los aspirantes a gobernar, a demostrar que pueden resolver las demandas más sentidas de la gente. Los riesgos es que se limiten a un mero clientelismo político en vez de aprovechar estos esquemas e instrumentos para recuperar la solidaridad o el apoyo mutuo entre las personas más golpeadas por la crisis, que es un aspecto que si incluye el proyecto de la Fundación GANA.

En este sentido, las verdaderas intenciones de apoyar al pueblo más allá de las legítimas aspiraciones políticas personales mediante este tipo de proyectos, se demostrará si estas organizaciones no resultan efímeras, sino que perduran más allá de las intenciones electorales de sus impulsores, al margen de que logren o no la candidatura que desean, e independientemente de que lleguen o no al gobierno. Así las cosas, me parece que todo lo que sirva para beneficiar a la gente en sus condiciones generales de vida -venga de donde venga- debe ser bienvenido.

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