viernes, 16 de abril de 2010

Enrique Ubieta Gómez - Crónica personal en 59 segundos

Crónica personal en 59 segundos

Enrique Ubieta Gómez
Rebelión/http://la-isla-desconocida.blogspot.com

La viejita estaba sentada en el saloncito de protocolo cuando llegamos al estudio. Un amigo solidario me había llevado y en la puerta encontramos a Willy Toledo. Todos la saludamos. Se notaba satisfecha de la atención que recibía. El viejito de la Fundación Hispano Cubana, en cambio, salió enseguida del local, sin saludar, y estuvo de pie en la entrada, expectante, hosco. Unos minutos después llegó Pedro Zerolo, del PSOE, y Willy Meyer, eurodiputado de Izquierda Unida. Calentamos motores: Zerolo adelantó su visión de que resultaba difícil para su Partido la defensa de una posición de diálogo, cuando Cuba actuaba de la manera en que lo hacía. Meyer y yo respondimos sin mostrar todas las cartas. Zerolo es un político correcto, pelea mentalmente para seleccionar las palabras que resulten menos ofensivas, se muestra casi conciliador cuando se adhiere a conceptos diseñados por la derecha. Moragas no apareció hasta el minuto final en el plató y saludó a los representantes de los partidos contrincantes. Parecía ser la estrella, aunque el tema era Cuba. ¿Sería acaso porque el PP representa en España a la mafia de Miami, y viceversa?

La moderadora, indudablemente bella, nos dedica a todos un minuto de amabilidad. Y enseguida nos señala dónde debemos sentarnos. Ella al centro, Moragas a su derecha (eso está bien, pensé), Zerolo a su izquierda, (¿será posible?), Meyer, en la fila del primero, un poco más separado. La viejita, entre Meyer y Toledo, qué mala suerte. A mí me ubican entre el viejo hosco que no me mira y una espléndida actriz. Podría ser una estrategia para crearme un foco de distracción visual. No caeré en la trampa. Nos piden que levantemos la mano cada vez que queramos hablar. En el moderno plató hay asientos para un público extraño, que parece no importarle a qué programa asiste: felices de estar dentro de la caja del televisor, le han dicho que habrá, como en el antiguo Coliseo, una pelea de gladiadores. A última hora, una asistente vuelve a retocar nuestros maquillajes y sacude con una escobilla los sacos.

Cuenta regresiva, se inicia el programa: la linda moderadora empieza como si acabáramos de ver los vídeos con breves declaraciones de Álvaro Vargas Llosa (hijo del escritor, y socio de Montaner), y de Rosa Montero, que delira al suponer que la Revolución cubana se encuentra en su fase final; también, en una manipulada presentación del otro “bando”, Raúl reafirma lo inaceptable de cualquier chantaje y Silvio dice en palabras puestas fuera de contexto, que no solo nos afectan las agresiones externas, sino los errores propios, lo cual suscriben todos los cubanos, Fidel y Raúl los primeros. Se suceden imágenes de Zapata Tamayo, de Fariñas y de las Damas de Blanco. No sé cómo se las arreglan para que nunca aparezcan en ellas los diplomáticos norteamericanos y occidentales que las siguen de cerca. Pero los vídeos los vemos después, en casa, cuando el programa sale al aire.

Moragas es el primero en hablar, y le siguen en orden “jerárquico” Zerolo y Meyer. La discusión empieza a calentarse, al principio en un marco casi partidista: Zerolo que sí, que es una dictadura, pero que hay que derogar la Posición Común de la Unión Europea porque no da resultados. Moragas, que no hay que dialogar con la dictadura, sino con la “oposición”. Meyer y Toledo empiezan a golpear en el estómago, con efectivos jabs. Sus intervenciones son brillantes y precisas. Doy mis golpes, aunque los 59 segundos de intervención como límite máximo cada vez, me impiden exponer todas las razones. Siempre he tenido dificultades para chatear, porque las cosas, pienso, necesitan explicarse. A Moragas se le concede la palabra cada dos intervenciones del resto de los ocho panelistas. La moderadora dice que es el derecho a réplica. Al inicio se ve arrogante, seguro en su medio (que normalmente solo aparenta pluralidad), pero pronto pierde el control y se desmorona. Los viejitos a ambos lados de la mesa no contribuyen mucho a ayudarlo. Y la actriz, que también habla de dictadura, hace lo que puede para distanciarse de Moragas y reconoce que el “problema” cubano debe ser resuelto por los cubanos. Al final, despistada y conciliadora, dice: “aquí todos somos demócratas, ¿no?”, y me mira implorante de soslayo. Ella ha firmado la condena a Cuba. La coordinadora del programa nos había comentado lo difícil que resultó encontrar a un firmante que estuviese dispuesto a defender su posición.

El muro de argumentos de la derecha se agrieta, Moragas a la defensiva miente una y otra vez sobre la posición de su Partido ante temas como la dictadura de Franco, o el golpe de estado contra Chávez, o el de Honduras y el espurio presidente electo bajo estado de sitio, o el bloqueo a Cuba. Hace caritas, sopla, entorna los ojos, mueve los brazos. “Tu escribes en Granma”, me espeta como si esa fuese una estocada fatal. En más de treinta años de vida profesional he publicado cuatro, quizás cinco artículos en Granma, y me siento satisfecho de ellos. Toledo le pregunta en cuáles medios publica él: en La Razón, El Mundo, ABC, El País, dice como si hablara de periódicos con líneas editoriales muy diferentes. ¿Por qué no publicas en Granma a Vladimiro Roca?, me dice Moragas, ¿por qué debo publicar a las personas que ustedes seleccionan y pagan? Sugiere que usufructúo en España a mi favor las posibilidades que me concede la “libertad de expresión”. La Cadena Ser, ciertamente, me entrevistó durante una hora. Trasmitió tres brevísimos cortes de mis palabras que no llegan a completar el minuto. E inmediatamente, una mesa de tres comentaristas opuso durante media hora sus consideraciones. CNN plus me ofreció quince minutos bajo hostigamiento. Después que salí del estudio, apareció un contrarrevolucionario que tuvo la posibilidad de discursear por el doble de tiempo. Mis quince minutos –una gota de agua en el océano de la desinformación sobre Cuba--, no alcanzan a ser contraparte de una posición editorial que repite los tópicos contrarrevolucionarios sin descanso, pero tienen que ser respondidos. Después de salir al aire el programa 59 Segundos, otros medios nacionales cancelaron la entrevista que habían concertado conmigo. En los periódicos en los que escribe Moragas, no pueden publicar los cubanos que defienden a la Revolución. Todos están editorialmente obligados a escribir “régimen” por “gobierno”, si de Cuba se trata. ¿Libertad de expresión? Moragas estaba desconcertado en el plató porque a pesar de todas las trampas –el tiempo, los vídeos, la composición que siempre otorga mayoría a la derecha, y la presencia de un árbitro que modere a su favor--, el debate no era de “mentirita”.

Viene entonces la entrevista “en vivo” a Fariñas. Concebida para contrarrestar nuestras palabras, paradójicamente las reafirma: Fariñas habla con voz fuerte, clara –después de 45 días en huelga de hambre ¡y de sed!-, y menciona la labor de su equipo médico. La linda moderadora pregunta por qué está encarcelado. El huelguista responde que no está preso. Me mira desconcertada, y yo le confirmo sonriente que no. Reacciona rápido: quise decir, que por qué ha estado preso. El intercambio de miradas y señales en el plató no aparece desde luego en la edición posterior. La entrevista en vivo introduce un argumento más: Fariñas es abordado con total libertad por la prensa extranjera. Ante el recordatorio de las sanciones que en todos los países (incluida España) reciben quienes se asocian a personas o entidades extranjeras para subvertir el orden, Zerolo ofrece un criterio lamentable –su sinceridad lo lleva al punto neurálgico de la discusión-: no puede aceptarse la evocación del Código Penal de España porque Cuba no es, dice, un estado de derecho. Si así fuese, Cuba podría ser invadida, sería válida la injerencia de estados extranjeros en la subversión interna. La Constitución cubana sin embargo, fue aprobada en referendo nacional, con voto secreto y directo. La declaración de Zerolo lo ubica finalmente junto a Moragas, junto al PP y al gobierno norteamericano. A pesar de ello, Moragas exclama frente a las cámaras que el PP está solo en el programa, y la cosa resulta peor: la viejita –con la que seguramente no quería ser asociado-, grita entusiasmada desde su esquina: “yo estoy con el PP”.

Termina el debate. Se apagan las luces. El público aplaude como si hubiese presenciado una obra de teatro: eso, habitualmente, es la política en el mundo “libre”. Pero Moragas está furioso. Ha sido apaleado. Increpa a la moderadora: ¿no se suponía que también estaría Rosa Montero? “En uno de los vídeos mostrados”, responde nerviosa. La experiencia para mí es abrumadora: me quedan muchas cosas por decir, muchos argumentos truncos, pero también la satisfacción de haber abierto con la ayuda de dos amigos una brecha en la campaña informativa contra la Revolución. Los dos Willy, mi amigo Juan Ma y yo, nos vamos hasta el barrio de Lavapiés en el centro de Madrid, donde nos esperan más de cien personas en un acto de solidaridad con Cuba. El programa es trasmitido esa misma noche, a la una de la madrugada, después de una larga discusión sobre el caso más reciente y escandaloso de corrupción en el PP.

Fuente: blog del autor: http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2010/04/cronica-personal-en-59-segundos.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Tomado de: www.rebelion.org

jueves, 15 de abril de 2010

Rafael Hernández - Diálogo imaginario sobre política cubana

Diálogo imaginario sobre política cubana

RAFAEL HERNÁNDEZ *

Imaginemos por un momento que tenemos delante a Raúl Castro y entablamos una conversación franca y ecuánime sobre la política cubana y sus problemas.

Déjeme ser abogado del diablo, y empezar por el pluralismo. ¿Por qué Cuba no adopta un esquema multipartidista, como Europa del este, España, el propio México? ¿No está el Partido Comunista seguro de que pueda retener el voto de la mayoría si compitiera con otras organizaciones?

En ese plano conversacional, quizá Raúl respondería: “Supongamos que el PCC se dividiera en tres, digamos, un Partido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), un Partido Revolucionario Cubano (PRC) y el PCC, todos anticapitalistas, pero diferentes, ¿sería este sistema bastante pluralista?” En mi papel de abogado, volvería a la carga: Y la oposición histórica genuina, el exilio, ¿no podría participar en campañas electorales, con sus propios recursos? ¿Y otras fuerzas internacionales (socialdemócratas, liberales, demócrata-cristianos) no podrían apoyar esta oposición, con la meta admisible de restaurar el capitalismo? De otra manera, esos tres partidos serían vistos como puros cambios cosméticos. Raúl comentaría: “Precisamente. ¿Entonces deberíamos ser más pluralistas que Estados Unidos, Francia, España? ¿Qué partidos tienen un chance real de instaurar un socialismo de verdad en esos sistemas? Además, ¿por qué no pedirles lo mismo a los chinos y a los vietnamitas; será que ellos son potentes tigres asiáticos, no islitas en el golfo?”

Segundo round: Se dice que los disidentes están presos por criticar al gobierno, representar la sociedad civil, defender la paz, la reconciliación, los derechos humanos.

“Pacíficas y reconciliadoras, las iglesias –quizá contestaría Raúl–, que sí representan sectores de la sociedad civil, hacen sus reclamos al Estado, pero sin aliarse con ningún gobierno extranjero; y fíjese lo bien que nos llevamos, pronto nos reuniremos para escuchar y discutir sus necesidades. ¿A qué sector de esa sociedad civil representan los disidentes? No reclaman mejoras económicas o sociales; su agenda política es antisistema socialista; no portan armas de fuego, pero son muy beligerantes.”

–Pero ¿por qué llegar al extremo de encarcelarlos?¿Realmente son una amenaza tan grande para la estabilidad política del socialismo?

“Ellos no, pero sus patrocinadores sí, en especial Estados Unidos. No podemos correr el riesgo de dejarles creer que vamos a tolerar su injerencia en nuestros asuntos, pues son la verdadera amenaza a nuestra independencia nacional.”

–¿Entonces no habrá cambios en la política hacia esa oposición?

Raúl se queda pensando. “Vamos a suponer que indultamos al puñado que está preso, les permitimos que sigan hablando y reuniéndose entre ellos, como la mayoría hace hasta ahora. ¿Cesaría la operación política internacional que los promueve? ¿Dejarían de ser el plato fuerte de la “prensa internacional”? ¿Actuarían dentro de la legalidad del sistema, en vez de asociarse con fuerzas políticas extranjeras para subvertirlo?”

Si fuera así, ¿habría espacio interno para esa oposición? ¿Podrían postularse y tener representación en la Asamblea Nacional?

“La ley no les impide proponerse como candidatos a delegados en su circunscripción, ni ser elegidos a los distintos niveles del Poder Popular. El Partido no les dice a sus miembros ni a nadie cómo deben votar ante ningún candidato. Numerosos diputados en la Asamblea Nacional no son militantes del PCC. Ahora mismo estamos en medio de ese proceso electoral, aunque fuera casi nadie se entera”.

Tercer round: En Cuba todo el mundo se queja de que la situación no ha mejorado; los salarios no alcanzan para los precios del mercado; hay demasiados controles burocráticos y prohibiciones; las viviendas están cada vez en peor estado; los medios no reflejan la opinión pública. ¿Cuándo se verán los cambios estructurales del sistema anunciados hace tiempo?

“Estamos ante un conjunto de deficiencias acumuladas, algunas tan viejas como la Revolución, y de las que el PCC es el máximo responsable. Los ciudadanos se han acostumbrado a un Estado paternalista, que no estimula el trabajo; salarios sin resultados productivos, con más dinero circulante y subida de precios. Sobran más de un millón de trabajadores, pero carecemos de constructores, obreros, maestros, policías. Nos habituamos a vivir por encima de nuestros ingresos, a comernos el futuro. Hay que romper dogmas, y actualizar nuestro modelo socialista.”
¿Cuáles son los ejes de esa actualización?

“Reordenar la economía, descentralizar, desburocratizar, elevar la participación y el control, recuperar el desarrollo social y el nivel de vida”.

¿Dónde está el principal obstáculo para que las políticas ya decididas se apliquen realmente?

“La desorganización y la resistencia pasiva de la burocracia intermedia a implementar los cambios.”

¿Está la actual dirigencia en capacidad de liderar esos cambios? ¿Hay un relevo político en marcha?

“Los jóvenes se parecen más a su tiempo que a nosotros, como debe ser. Hacen falta líderes reales, que convenzan y movilicen con capacidad y prestigio. No pueden creerse dueños de la verdad, sino habituarse a la discrepancia, que es fuente de soluciones; a razonar con argumentos, no con consignas; a desconfiar de una unanimidad ficticia y dañina; a erradicar la simulación y el oportunismo, y fomentar una discusión franca con el pueblo, el encargado de juzgarlos.”

Quedan otros problemas de los que no hemos tenido tiempo de hablar: la política social, la vivienda, la libreta de abastecimiento, los medios de difusión, el nuevo código de familia, las regulaciones migratorias, las relaciones con Estados Unidos y Europa, una lista mayor que las soluciones visibles. El más difícil quizá sea, sin embargo, gobernar a esos ciudadanos inconformes y críticos, creados por el propio socialismo, y que son hoy, paradójicamente, su consenso real.

* Politólogo cubano, director de la revista Temas

Fuente: La Jornada (14 de Abril de 2010)

domingo, 11 de abril de 2010

Ricardo Luque - Alianza electoral y gobierno de coalición

Alianza electoral y gobierno de coalición

César Ricardo Luque Santana

Ni servilista ni panfletario”. Silvio Rodríguez

En 1999 Nayarit fue pionero de las alianzas electorales -particularmente la que se dio entre el PRD y el PAN- la cual fue muy cuestionada en su momento por las discrepancias ideológicas entre ambos partidos, pero ésta situación se superó en parte por la candidatura de un personaje ajeno a ambos institutos políticos, el empresario Antonio Echevarría, que meses atrás había renunciado al PRI. La historia subsecuente es ampliamente conocida teniendo luces y sombras que sin duda arrojó lecciones dignas de considerar, pues por ejemplo, se falló en no asumir la alianza electoral como un gobierno de coalición, lo que a la postre permitió el retorno del PRI al gobierno.

Hoy nuevamente se teje la posibilidad de una nueva alianza entre los mismos actores que en aquella ocasión vencieron al PRI y nuevamente se alzan críticas parecidas, particularemente de algunas voces de la izquierda, las cuales no deben ser descalificadas de antemano, pues en sí mismas forzan a los actores políticos -particularmente al PRD- a justificar sus pretensiones más allá de un mero pragmatismo, el cual es una realidad de la política pero que se vuelve delezneable cuando en vez de ser un medio se convierte en un fin en sí mismo.

Una de las objeciones más fuertes a la alianza entre el PAN y el PRD tiene que ver con el resultado electoral del 2006, donde se presupone con buenos elementos la existencia un fraude electoral al candidato presidencial del PRD Andrés Manuel López Obrador y la imposición del candidato panista Felipe Calderón, así como la postura de los perredistas de no reconocer a este último como presidente legítimo, sin contar con que habitualmente ambos partidos mantienen casi siempre posturas contrarias en espacios como el poder legislativo, amén de la rivalidad histórica entre ambas fuerzas.

La posibilidad de una alianza amplia para el 2011 en Nayarit, se inscribe además en el marco de una serie de alianzas entre el PAN y el PRD en diversos estados, aunque se descarta una alianza entre ambos para la presidencia de la república para el 2012. En este sentido, lo que se buscaría entre otras cosas sería debilitar al PRI derrotándolo en la mayor parte de los estados de la república, pues la amenaza de su retorno a la presidencia de México no es descabellada.

A lo largo de la historia han existido alianzas políticas entre adversarios o enemigos polìticos irreconciliables que tomadas fuera de contexto parecerían inverosímiles, lo que significa que en ocasiones especiales las circunstancias permiten u obligan a actores polìticos rivales a realizar alianzas coyunturales mutuamente ventajosas. En sentido, la posible reedición de la alianza electoral entre panistas y perredistas en Nayarit, así como con otros actores políticos, deberá de justificarse más allá de los intereses particulares de ambos partidos, construyendo un horizonte se sentido atractivo para el grueso de la población, y esto sólo podrá darse mediante una agenda pública abierta a la participación ciudadana para construir un programa de gobierno de coalición.

En este orden de ideas, considero que las convicciones o ideología y el prágmatismo son conciliables dialécticamente si se evita tanto la actitud puritanista como el pragmatismo ramplón, es decir, si se asume el pragmatismo como un medio y no un fin en sí mismo, esto es, como una necesidad obligada por las circunstancias, pero si al mismo tiempo se dibuja la posibilidad de un programa de gobierno que permita mejorar realmente las condiciones de vida de los ciudadanos y la concreción de una democracia participativa.