domingo, 22 de agosto de 2010

Ricardo Luque - Filosofía y Política

Filosofía y Política

César Ricardo Luque Santana

El presente documento forma parte del programa de la unidad de aprendizaje de “Filosofía Política” que habré de “impartir” durante este cuatrimestre en la universidad. Concretamente se trata la justificación académica de esta asignatura la cual he planteado en estos términos:

«La política es inevitable y la filosofía no puede por consiguiente obviarla. En este sentido, si la filosofía como actividad racional es por naturaleza pensamiento crítico, no puede eludirla sino hacerla su objeto de estudio; pero ante todo, no podemos como ciudadanos escapar a su condicionamiento.

La política como tal puede ser favorable al pensamiento libre como sucedió en la antigua Grecia donde la democracia esclavista propició en gran medida el nacimiento del pensamiento racional; o puede ser desfavorable bajo los sistemas políticos autoritarios y represivos abiertos o velados (como sucede actualmente bajo el neoliberalismo y su intento de establecer un pensamiento único)

Los filósofos en particular, siempre –de un modo u otro- han estado relacionados con la política, y más concretamente, con el poder, ya sea vinculados a él como consejeros o como críticos del mismo. Los ejemplos ilustrativos de la relación entre los filósofos y el poder son tan abrumadores que en todo caso sería más fácil nombrar a los filósofos que se han abstenido o mantenido al margen del poder(como apoyadores o críticos), pero me atrevo a decir que nadie ha podido ignorar o escapar a la política, simplemente porque somos seres sociales y políticos por definición. Otra cosa diferente sería señalar puntualmente a quienes han tenido a la política como objeto privilegiado de análisis o como parte importante de su agenda o programa filosófico. De éstos se pueden señalar a Platón, Aristóteles, santo Tomás de Aquino, Maquiavelo, Hobbes, Marx, Habermas, etc. Es curioso que Platón, el fundador del idealismo -que suele ser visto como un gran metafísico- tuviera una honda preocupación por la política sin aspirar él mismo a hacer carrera en ella. De hecho, una de sus obras de madurez como La República es uno de sus Diálogos más extensos. Todavía al final de su vida escribió Las Leyes donde matiza sus posturas anteriores y se muestra más escéptico.

En consecuencia, cualquiera que niegue esta realidad estaría falseando las cosas y estaría mostrando una actitud personal medrosa, pero esa actitud es tan bizarra que no vale la pena ocuparse de ella. Desde luego, es necesario insistir en que una cosa es tener a la política como una preocupación filosófica personal -lo cual es tan legítimo como orientarse por la epistemología, la filosofía de la ciencia, de la cultura o la metafísica- que tratar de ignorarla pretendiendo vanamente vivir en una burbuja filosófica donde la política no existe, pues suponer la no existencia de la política implica creer ingenuamente que no existe el conflicto, y si no existiera el conflicto, tampoco existiría el pensamiento, porque éste se genera y se construye precisamente a partir del conflicto, de la contradicción. En otras palabras, un filósofo puede no tener inquietudes intelectuales personales en torno a la política, pero mal haría no atenderla en su calidad de persona y ciudadano. Si lo hiciere, estaría simulando no tener una posición personal respecto a ella siendo que no puede evitarlo en virtud de su condición humana y social.

La política es entonces en relación con la filosofía, una de sus condiciones de posibilidad para su propia existencia como tal, mientras que la preocupación en general por la política, es la preocupación por una convivencia social basada en la justicia. Es decir, la filosofía se ocupa de la política en gran medida mediante la ética, pero no exclusivamente mediante ella. Dicho de otro modo, una de las preocupaciones fundamentales del filósofo, aunque se ocupe filosóficamente de manera marginal de la política, es subrayar la importancia que tiene ésta desde una perspectiva prescriptiva, sin que se agote como ya se dijo en esta dimensión.

Por su parte, desde un punto de vista académico, se pretende tener un acercamiento a la filosofía política vista como una rama o disciplina filosófica específica, partiendo de un enfoque histórico para continuar con un tratamiento temático. Es decir, por un lado, se haría un repaso cronológico breve del pensamiento político, para desembocar -por el otro- en el tratamiento individual o colegiado de algunos problemas fundamentales de filosofía política. »

El propósito expreso de este curso es por consiguiente:

«Obtener una caracterización del pensamiento político desde una perspectiva histórica y crítica para desembocar en el análisis de algunos problemas fundamentales de la teoría y la práctica política de la actualidad: la tolerancia y la libertad. En ambos caso resultará importante repensar -de manera no moralizante ni ideológica (doctrinal)-, la relación entre la política y la ética para entender la época que vivimos de una globalización de corte neoliberal, la cual no sólo ha sido un dique contra las teorías y prácticas alternativas al capitalismo salvaje, sino que ha traicionado el propio pensamiento político liberal ilustrado de la modernidad. En este sentido se podrán contrastar las dos perspectivas que actualmente están en pugna: la tendencia prevaleciente de separar la política de la ética para hundirse en un pragmatismo ramplón que no sólo ha desdibujado las ideologías sino que ha envilecido la política y la anulado; versus la tendencia alternativa que busca vincular la política con la ética sin caer en fundamentalismos o dogmatismos para que la política sea una verdadera herramienta de convivencia social pacífica y de emancipación humana .»