domingo, 7 de diciembre de 2008

Honor a quien honor merece







Honor a quien honor merece

César Ricardo Luque Santana

El día viernes 5 de diciembre de 2008 se entregó merecidamente el Doctorado Honoris Causa al historiador francés-mexicano Jean Meyer Barth, en un emotivo acto solemne en el recinto de la Biblioteca Magna de la Universidad Autónoma de Nayarit, con excelentes participaciones del historiador universitario maestro Pedro Luna Jiménez, el Dr. Manuel Olimón Nolasco y el Dr. Pedro Antonio Enríquez Soto quien habló a nombre del claustro de doctores del área de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAN, aunque a la vez –me pareció oír-, estaba también en representación del gobernador Ney González Sánchez, además por supuesto de la intervención del homenajeado que resultó una verdadera delicia, narrando en forma anecdótica cómo llegó a México y por qué se interesó por investigar sobre la cristiada y sobre Manuel Lozada.

Pero si usted no asistió a este evento y quiere conocer los textos que se leyeron o los discursos que se vertieron de viva voz en este importante acto académico, seguramente que se quedará con las ganas de ello, pues al igual que en las otras ceremonias de este tipo o la Cátedra Amado Nervo, nunca se ha publicado una memoria al respecto, sino que en el mejor de los casos, se trasmite por TV UAN una edición de ello, de manera que si tiene suerte y servicio de televisión por cable, podrá verlo algún día.

¿Por qué razón la Universidad Autónoma de Nayarit no ha publicado una memoria de cada acto académico solemne? No lo sé. Realmente uno no se explica por qué eventos académicos tan relevantes no son testimoniados y socializados por escrito. Creo sin embargo que es necesario publicar la memoria de dichos actos académicos, particularmente de los reconocimientos de Doctorado Honoris Causa y los de la Cátedra Magistral Amado Nervo. En el primer caso, se ha entregado reconocimientos al poeta acaponetense Alí Chumacero, al creador de nuestra máxima casa de estudios el ex gobernador Dr. Julián Gazcón Mercado, al investigador científico el biólogo Juan Luis Cifuentes Lemus, y ahora le tocó el turno al historiador Jean Meyer; mientras que de la Cátedra Amado Nervo hemos tenido al escritor Carlos Monsiváis, al también escritor José Emilio Pacheco y a la escritora Elena Poniatowska.

Quienes hemos tenido el privilegio de estar en estos actos (cuando menos así lo siento en mi caso), hemos disfrutado de la inteligencia de todos estos personajes y hemos sentido (de nuevo perdón por usar la tercera persona) un acierto de la UAN reconocer su contribución cultural con nuestro estado y en general con México.

Me parece que se podría impulsar una serie de publicaciones para ir documentando cada uno de dichos eventos recopilando los discursos escritos que se leyeron para la ocasión (incluidos los protocolos del mismo) y recuperar en versión estenográfica aquellas intervenciones importantes que se hicieron en forma verbal, cuidando de conciliar la fidelidad de lo que se dijo con la estructuración de un discurso escrito, porque a veces este tipo de mensajes verbales, si bien uno supone que están previamente meditados, pueden sin embargo al pasarlo por escrito tener defectos que incomoden al autor. Recuerdo al respecto lo que José Emilio Pacheco dijo relativo a esta situación en el marco de la Cátedra Magistral Amado Nervo. Sucedió que él olvidó el escrito que tenía preparado para la ocasión en el hotel donde se hospedaba y tuvo que improvisar su discurso. A mi me gustó su espontaneidad, pero hubo otros que les desagradó ese hecho, considerando una ligereza del escritor, pero el punto que me interesa resaltar es que él comentó que si llegaban a poner por escrito su intervención, tenía que revisarla para su publicación, y seguramente lo que haría sería recuperar la parte anecdótica para reescribir un nuevo relato que recogiera el suceso sin las deficiencias de una mera trascripción literal (además de incorporar el supuesto discurso que tenía preparado y no se leyó). Comentó que una vez le sucedió algo parecido, que hubo de improvisar y que posteriormente le trascribieron la plática que dio, la cual, a la hora de leerse, el documento escrito se veía muy estropeado, de modo que si alguien leyera ese texto atribuido a él sin conocer el contexto del mismo, pensaría que el escritor aludido había hecho un galimatías vergonzoso por tratarse de un escritor consagrado.

Dicho lo anterior, propongo que se publiquen estos actos académicos solemnes en dos series, un sobre los Doctorados Honoris Causa, y otro, sobre la Cátedra Magistral Amado Nervo, que incluyan los discursos escritos y verbales con las salvedades mencionadas, además de fotografías y tal vez hasta una crónica de alguien que haya estado involucrado en la atención de estos personajes, entre otros aspectos y criterios que se considere pertinentes en cada caso. En fin, creo que la oportunidad y la obligación de publicar unas memorias de este tipo es una labor ineludible de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Por último, te invito a que me mandes tus opiniones a cesar_luque40@hotmail.com o luque2009@gmail.com o directamente al final de cada artículo dentro de mi blog realiza tu comentario crítico para desatar un diálogo. Recuerda que la verdad se construye intersubjetivamente.