martes, 1 de marzo de 2011

Ricardo Luque - Atentado contra las humanidades

Atentado contra las humanidades

César Ricardo Luque Santana

Luego de casi dos años (abril de 2009) de haberse concretado el Acuerdo 488 donde la SEP se comprometía a restaurar las asignaturas filosóficas de Introducción a la Filosofía, Lógica, Ética y Estética, en los distintos subsistemas del nivel medio superior, mismas que se habían suprimido a finales del año 2008 pero que gracias a la presión de la comunidad filosófica agrupada en torno al Observatorio Filosófico de México (OFM) se consiguió que se rectificara, se persiste en ignorar dicho Acuerdo dejando este compromiso a la decisión discrecional de los institutos privados y públicos de los distintos bachilleratos, muchos de los cuales han optado por excluir estas asignaturas de sus currículos. Mientras tanto, la comunidad filosófica encabezada por el OFM, sigue reclamando a las autoridades educativas que están obligadas a cumplir su palabra plasmada en un documento legal, razón por lo cual se plantea pasar a una nueva fase de lucha en la cual se convoca a los defensores de las humanidades a estar atentos para participar activamente en ella.

Antes de señalar las medidas de presión que el OFM se propone en este momento, es necesario insistir en los motivos por los cuales la derecha panista en el poder se obstina en deshumanizar la enseñanza media superior, mismos que se enmarcan en los intereses del neoliberalismo que de manera sistemática ha trazado con base en los Acuerdos de Bolonia, las directrices para configurar toda la educación desde los niveles básico hasta el superior pasando por el bachillerato, en un sentido marcadamente mercantilista, donde obviamente, de acuerdo a esta perspectiva, no sólo pretende acorralar a la educación pública a favor de la educación privada, es decir, convertir la educación en todos sus niveles, modalidades y características en una mercancía y no en lo que venía siendo y debería de ser, un derecho fundamental de los seres humanos; sino que además del negocio propiamente dicho, intentan concretar una victoria “cultural” (en este caso ideológica) de tal forma que la gente con estudios, no sólo no cuente con elementos de crítica al pernicioso sistema capitalista, sino que además, sean de un modo u otro sus defensores, de tal manera que hasta los excluidos mismos, vean su exclusión social como normal, esto es, hagan una lectura naturalista de la sociedad de tal manera que eximan al sistema capitalista de los males que provoca y por ende se culpen a sí mismos por su incompetencia o mala suerte.

Ciertamente, la ignorancia en las verdaderas causas de los problemas sociales como la pobreza, la delincuencia, el desempleo y muchos otros provocados por un capitalismo salvaje, impide a los ciudadanos una toma de conciencia política a favor de sus intereses como sociedad, no sólo en términos de sus derechos sociales como tales, sino también en lo que respecta a la viabilidad misma de la convivencia social, pero la postura fanática de dejar todo a las fuerzas del mercado creyendo que hay una mano invisible que la auto regula, resulta desmentida por los hechos patentizados en las crisis económicas estructurales recurrentes cuyas consecuencias son una mayor pobreza para la mayoría de las personas en contraste con una mayor riqueza de una minoría, con todo lo que esta profunda desigualdad conlleva. Lo más grave es que el Estado, que se supone debiera proteger los intereses de la mayoría mediante regulaciones y controles legales, se ha transformado en una gerencia al servicio de una minoría económicamente poderosa, echando por la borda el contrato social con lo cual deslegitima en la práctica la vía democrática para el ejercicio del poder público, al mismo tiempo que dañan severamente el tejido social haciendo inviable a la sociedad como una comunidad de convivencia pacífica.

La transformación de la educación en función de los intereses del mercado y la distorsión de los valores democráticos secuestrados por la perspectiva neoliberal, no entienden que al atentar contra las humanidades excluyéndolas del sistema educativo, impiden que las personas se formen un pensamiento crítico que haga frente a los intentos de pensamiento único que tiene como consecuencias fermentar proyectos de regímenes totalitarios, al mismo tiempo que cancela el desarrollo de una auténtica educación en valores, minando con ello la reserva de moralidad depositada en el pueblo, con lo cual se erosiona los mecanismos de contrapeso contra los excesos del poder como el cretinismo, la corrupción, la simulación y otros males que el envilecimiento de las relaciones sociales prohíja.

En cuanto a las acciones a emprender por la comunidad filosófica para hacer que se respete el acuerdo 488, Guillermo Hurtado, Director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, mencionó (ver La Jornada 28 de febrero de 2011) que éstas podrían ir desde la demanda jurídica hasta posicionamientos políticos de cara al proceso electoral del próximo año y movilizaciones sociales. Guillermo Hurtado y Gabriel Vargas Lozano coinciden en que Alfonso Lujambio, titular de la SEP, se niega sistemáticamente a recibirlos para tratar cara a cara el problema, lo cual interpretan como una burla a la comunidad filosófica nacional. Vargas Lozano añade: «El gobierno se contradice […] “Dicen que son humanistas y eliminan las humanidades; dicen que son democráticos y hacen una reforma autoritaria; dicen que están en contra del narcotráfico y no hacen un esfuerzo por ofrecer a los estudiantes fuerzas morales a través de la educación.”»
En resumen, muchos subsistemas de educación media superior han ido eliminando total o parcialmente la enseñanza filosófica despojando a los jóvenes de una formación humanística, y en otros casos le han cambiado los nombres a las asignaturas filosóficas pretendiendo que son las mismas pero con nombres diferentes. Aunado a esta situación, donde aún subsisten las mencionadas asignaturas filosóficas, la mayoría de su personal carece de la formación filosófica indispensable, es decir, no tienen el perfil de licenciados en filosofía, provocando que la enseñanza no cumpla sus objetivos.