domingo, 19 de abril de 2009

La educación filosófica en los tiempos del neoliberalismo

La educación filosófica en los tiempos del neoliberalismo

César Ricardo Luque Santana

No podéis suprimir la filosofía sin realizarla
Karl Marx

El Observatorio Filosófico Mexicano (OFM) ha denunciado la pretensión de la SEP -a través de la llamada Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS)- de suprimir de los planes y programas de estudio del bachillerato, las asignaturas filosóficas que se imparten en forma obligatoria en este nivel educativo, sustituyéndolas por otras “parecidas” como “Pensamiento Crítico” o “Construcción de Ciudadanía”, con el argumento de que las asignaturas filosóficas como Lógica, Filosofía y Ética entre otras, son de “carácter transversal” (que ha de significar tal vez que son de carácter general)[1], pero que “podrán incluirse si se consideran pertinentes”[2] (sic), según da cuenta el Acuerdo 442 de la SEP publicado el pasado 26 de septiembre de 2008. Asimismo, el OFM convoca a las distintas organizaciones e instituciones de filosofía del país a luchar en defensa de mantener el carácter obligatorio de la enseñanza de la filosofía en la educación media superior.

La RIEMS intenta unificar, o mejor dicho, uniformar todos los planes y programas de estudio de nivel medio superior de acuerdo a un modelo de competencias el cual considera que la educación debe ser confeccionada para satisfacer los intereses del mercado. Este criterio mercantilista, viene de las exigencias de la OCDE, los Acuerdos de Bolonia, etc., que han provocado un rechazo de la comunidad filosófica europea tal como lo ilustraré más adelante extractando la postura pública de un grupo de profesores-investigadores de filosofía de la comunidad europea, que a mi juicio recogen de manera clara y precisa las motivaciones reales que estas entidades extrauniversitarias persiguen. Asimismo, remitiré a mi blog el sitio del OFM, para quien quiera conocer los detalles de esta problemática.

Lo importante en este tipo de propuestas es analizar los supuestos ideológicos subyacentes que suelen ser empañados por la jeringonza técnica con que son presentados, pues como bien se expresa en la denuncia del OFM, la postura de la SEP a través de esta reforma, va en sentido contrario del reconocimiento que la UNESCO hace de que la educación filosófica contribuye de manera significativa a la formación de un pensamiento crítico, fomenta una vocación democrática e inculca a los individuos una autonomía para hacer y pensar desde una perspectiva apegada a los más altos valores de la humanidad. La propuesta de la RIEMS no se preocupa evidentemente por esta formación humanista que ofrece la educación filosófica sino que se propone por el contrario erradicarla, sustituyéndola por un adiestramiento práctico-utilitario (técnico) donde las personas se convierten en meros autómatas sin conciencia de la injusticia social o del deterioro al medio ambiente. Los fines de la educación son de este modo pervertidos para servir sólo a los intereses del capital y no de la humanidad.

Para entender el fondo ideológico de este tipo de reformas basadas en un sistema por competencias, es necesario retomar algunos de los señalamientos que se hacen en el manifiesto “Qué educación superior queremos” (Madrid, marzo de 2005), cuyo enlace electrónico desapareció recientemente del Internet, pero que anexaré a media semana en mi blog http://hetairosfilosofia.blogspot.com/ para su consulta. ¿Qué plantea el manifiesto por la educación superior europea? Exponen su preocupación por el sentido mercantilista de la reforma educativa que organismos extrauniversitarios al servicio del gran capital intentan imponer en las universidades europeas. Entre estas preocupaciones señalan los siguientes puntos: que dicha reforma se intente imponer sin un debate público de por medio, de que organismo extrauniversitarios con intereses extra-académicos sean los determinantes de la orientación que debe seguir la educación universitaria, que con base en las necesidades de estos grupos de presión se oriente a la universidad exclusivamente al servicio de los empresarios, que por tanto se enfatice el carácter mercantil de la educación al grado de que las universidades públicas funcionen en su gestión como empresas mercantiles con criterios rentistas, que impongan una estandarización de lo que debe ser la enseñanza-aprendizaje y la evaluación que coarta la libertad de pensamiento, que atenten contra los contenidos de las asignaturas con el pretexto de acentuar el polo del aprendizaje sobre la enseñanza, que la misma pedagogía se reduzca a un solo modelo corrosivo a la crítica o a las propuestas alternativas, que lleva a los profesores a desgastarse en un trabajo burocrático que merma sus capacidades como docente, que el profesorado sea desvalorizado y que se tienda a desdeñar a los académicos de alto nivel para tratar de abaratar costos, que se limiten las inversiones en infraestructura, en contratación de personal y se exija no obstante calidad, que el financiamiento público se condicione y se supedite a las apoyos externos (del capital), que se relegue la investigación y el posgrado para transformarlos éstos en negocios, y que se fomente la exclusión social, entre otros puntos negativos que esta reforma promueve.

La educación nunca puede desligarse del contexto histórico sino que responde a él, por lo que los regímenes autoritarios tienden a suprimir o reducir el pensamiento crítico, a la vez que tratan de reforzar el sistema prevaleciente estableciendo las pautas para su reproducción. En las dictaduras, las instancias educativas que promueven el libre pensamiento son acosadas y cerradas, mientras que los críticos o pensadores independientes son asesinados o encarcelados, en tanto que los libros son quemados en las calles. Sin embargo, las agresiones a la filosofía no son nuevas, ya en la época de Epicteto, un filósofo estoico de origen esclavo (de hecho Epicteto significa esclavo), el emperador romano Vespasiano (año 71 d. C.) decidió expulsar de Roma a los filósofos (principalmente a los estoicos y cínicos), situación que continuó el déspota Domiciano (81-96 d. C.), hasta que en el 529 d. C. el emperador bizantino Justiniano -el “defensa” del cristianismo como religión del imperio- mandó cerrar las escuelas de filosofía de Atenas, en particular la Academia que fundará Platón ocho siglos atrás, dando comienzo a una era de mil años de oscuridad,.

El neoliberalismo es una dictadura embozada que no obstante su evidente fracaso a nivel mundial, no quita el dedo del renglón de prolongar la existencia del capitalismo el mayor tiempo que le sea posible, por lo cual necesitan ganar la mente de las personas de manera que éstas eximan al sistema capitalista de sus desgracias y hagan del “sálvese quien pueda” su principio rector. Controlar el papel de las universidades y el sentido de la educación en los términos que al capitalismo salvaje le convienen es la consigna. Los resultados de esta perversión están a la vista, e incluso resulta grotesco que se eduque para el mercado cuando éste realmente no existe, pues casi nadie obtiene empleo y quienes lo obtienen no tiene que ver con su formación profesional. Sin embargo, el capitalismo no se propone dar empleo a todos, ni de acuerdo a sus perfiles, sino sólo en la medida de sus propias necesidades excluyendo al resto. La estabilidad laboral también es inexistente de manera que casi todos nos convertimos en rehenes de un sistema oprobioso que ha restaurado sin dudarlo una nueva forma de esclavismo.
[1] El carácter transversal de la filosofía significa que estarían “en espíritu” en las competencias genéricas, es decir, sólo como principios, pero desaparecen como materias en sí mismas.
[2] En el Acuerdo 444 desparece toda referencia a la filosofía, pero además, se dejan al azar y la discrecionalidad como materias optaivas.
Nota: documento levemente corregido el día 19 de mayo de 2009.

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