domingo, 10 de octubre de 2010

Ricardo Luque - La metodología filosófica de Kant


LA METODOLOGÍA FILOSÓFICA DE KANT

César Ricardo Luque Santana

El siguiente escrito acerca del método filosófico según Kant -filósofo alemán del siglo XVIII-, está extraído de su libro “Tratado de Lógica”.

Para Kant, el entendimiento es la facultad de pensar y de concebir reglas en general. Hay reglas generales y contingentes. Las primeras son a priori o independientes de toda experiencia, es decir, necesarias; las segundas se refieren a objetos específicos (matemáticas, metafísica, moral, etc.). Las reglas generales son formales o lógicas y las contingentes son materiales o de contenido.

La lógica es para él la propedéutica de toda función intelectual. No es asumida a la manera de Aristóteles como instrumento (“organum”), excepto cuando sirve para rectificar o criticar el conocimiento. En este sentido, la lógica es una ciencia racional del entendimiento y la razón en cuanto a la forma y también en cuanto al fondo.

Distingue entre pensamiento analítico que descompone el todo en sus partes y la dialéctica que identifica como retórica o como lógica de la apariencia.

Dice Kant que se puede aprender filosofía sin saber filosofar, pero si se quiere ser filósofo es necesario atreverse a pensar (“sapere aude”), a usar la razón libremente para filosofar (pensar) en vez de simplemente imitar o repetir mecánicamente las cosas.

La filosofía es un conocimiento racional por medio de simples ideas (conocimiento a priori o teórico)

La filosofía realiza cuatro preguntas fundamentales: 1 ¿qué puedo saber?, 2 ¿qué debo hacer?, 3 ¿qué se necesita esperar? y 4 ¿qué es el hombre? La metafísica, la moral, la religión y la antropología responden respectivamente a esas preguntas. Esto significa que la filosofía debe determinar: “1º Las fuentes del saber humano, 2º Los límites del uso posible y útil de toda ciencia y 3º los límites de la razón.” (19)

Dice Kant que para ser filósofo se deben tener dos cualidades esenciales: primero tener talento y capacidad unidos, y segundo, la habilidad en el empleo de los medios para alcanzar ciertos fines. Añade que la obtención de conocimientos debe estar “iluminada por los fines supremos de la razón humana” (19)

Para ser filósofo hay que filosofar, y para ello hay que ejercitar en el uso de la propia razón. “Todo pensador filósofo funda su obra sobre las ruinas de otro; nunca ha habido una obra de tal solidez que no pueda ser atacada en algunas de sus partes.” (20) la filosofía no es algo acabado por lo que no se debe aprender filosofía sino a filosofar. Cualquier conocimiento de un sistema filosófico es necesariamente un conocimiento histórico. “Quien quiera aprender a filosofar no debe considerar los sistemas filosóficos más que como historias del ejercicio de la razón, y como objetos propios para adornar un talento filosófico.” (20)

“El verdadero filósofo, como libre pensador, debe usar propia e independientemente su razón y no emplearla de manera servil.” (20)

Dice Kant que “en general, los matemáticos han precedido a la filosofía” (23). Del mismo modo que la poesía es anterior a la prosa. Curiosamente, “Ferécides, un pitagórico, pasa por haber sido el primero que escribió en prosa.” (23)

Dice Kant que la filosofía ha salido ganando con los avances de las ciencias naturales y las matemáticas, sin embargo, no deriva este reconocimiento en un rechazo a la metafísica sino que dice contra aquellos que desprecian “las investigaciones metafísicas como vanas sutilezas” (29) que la metafísica es la auténtica filosofía. Añade que nuestro siglo (XVIII) es el siglo de la crítica.

Resulta interesante también la crítica que Kant hace de la aseveración wolffiana de que toda representación oscura es confusa, pues parece pretender curarse en salud por lo denso de su pensamiento filosófico. Para él, lo opuesto a la confusión no es la claridad sino el orden. Si la claridad es un efecto del orden y la oscuridad del desorden, todo conocimiento confuso es oscuro pero no a la inversa. En los conocimientos simples no hay orden ni desorden, ni confusión real o posible. Las representaciones simples no son claras no porque sean confusas sino porque no contienen variedad de elementos. De este modo, cuando no son claras son oscuras pero no confusas. En las representaciones compuestas que contienen una diversidad de elementos, la oscuridad no viene de la confusión sino de la fragilidad de la conciencia (32) Una cosa puede ser clara en cuanto a la forma (conciencia de su diversidad) pero oscura en su contenido o materia en cuanto que el grado de conciencia disminuye. Tal es el caso de las representaciones abstractas.

Para Kant, los conocimientos intuitivos son relativos a la estética, mientras los discursivos son de orden lógico. De esto deriva dos facultades: de la sensibilidad y del entendimiento. Los juicios a priori sólo son posibles respecto a las nociones. Sin embargo, más adelante habla de la “perfección formal estética” (36) que nos permitiría hablar de “leyes de la intuición” o de la “esencia o universalidad de lo bello” (36).

Enseguida habla de los limites del conocimiento humano en un doble aspecto: uno en cuanto la humanidad que como tal tiene que circunscribir sus conocimientos a su propia naturaleza humana; dos en cuanto a los individuos tomados en sí mismos cuya esfera del conocimiento está determinada por sus propias facultades.

En este sentido, dice que no se debe pretender abarcar demasiado ni tampoco caer en el otro extremo de acotarse demasiado. Tampoco hay que desdeñar conocimientos que falsamente se juzgan de no pertinentes. Tal es el caso de los filósofos que desprecian la historia. Menciona también la necesidad de estar concientes de nuestra ignorancia a la manera de Sócrates.

Considera necesario mejorar los conocimientos ampliándolos y profundizándolos (extensidad e intensidad). Agrega que no debemos confundir los conocimientos importantes con los difíciles. Un conocimiento puede ser difícil de adquirir y no ser importante y a la inversa. Agrega que “un conocimiento sin consecuencias importantes es una ciencia vacía (brübulei).” Tal era el caso de la filosofía escolástica.

Finalmente, hay que señalar que la dificultad de entender el pensamiento de Kant estriba en gran medida en lo complejo y denso de su lenguaje filosófico. Esto se debe a que Kant incorpora muchos neologismos filosóficos y resignifica conceptos que cambia en el sentido de las cosas. Como ejemplo de esto último están los conceptos de “metafísica” y de “estética”. En el primero rechaza la noción tradicional elaborada por la escolástica dándole un nuevo significado; en el segundo se aparta de la noción de Baumgarten quien entiende la estética como teoría de la sensibilidad ligada al goce de los sentidos respecto de una obra artística, mientras que Kant la lleva al plano de la teoría del conocimiento.

Nota: Kant, Manuel, 1981, Tratado de Lógica. Curso elemental para servir de Introducción al estudio de la Filosofía, México, Editora Nacional.

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